Su Ilustrísima:
A Dios pongo por testigo, de los anhelos que antaño despertásteis en mi alma, merced a vuestra misiva de tan cultivada letra, que no aspiro más que tornéis presto, sino con vuestra presencia, al menos con mensajero, y así aplacar este destierro que es el no veros ni escucharos, tanto a vos como a los vuestros.
Espero que deis mi esperada aprobación, a este intercambio de mensajes, pues ya sabéis que el clero, no tiene a bien, que un plebeyo de tan baja alcurnia, se corresponda con una eminencia como es la vuestra.
¡Ay, como alcanzar vuestra facilidad de verbo, sino es tratando con un letrado como vos, cual si de maestro a neófito se tratase, y se esta forma, salvaguardar esta doctrina a la postre.
Y si no ha de ser así, sirva la presente como solicitud para bufón personal, y enriquecer así mi vocabulario tan tosco, y mi conversación tan parca. Y a vuestro hijo, Don Álvaro, futuro sucesor de la corona, os rogaría le hicieseis llegar mi más sentido agradecimiento, para con la tertulia que mantuvimos telefónicamente.
Es menester, previo consentimiento vuestro, enviar a vuestra esposa Reina Mari Luz, y vuestro sucesor venidero, el saludo más solemne, por el inminente acontecimiento que ambos nos deparan.
Dios guarde a vuestras mercedes muchos años.
Firmado: Fray Luis de Melsol- Asesor espiritual de su Majestad-
Nota: Carta dirigida a mi tío, José Ignacio Meléndez García
José Luis Meléndez. Madrid, dos de Abril de 1996.
Fuente de la imagen: Flickr.com
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