“La herencia recibida”, sin fin de la cita y con doble “r” de erre que erre. Este es el mantra que repite una y otra vez el Pepé, y en el cual se escuda cada vez que anuncia o se toca el tema de “los recortes”. Frase milagrosa y todopoderosa perfumada con esencia de incienso. Jaculatoria por falta de oratoria. “Recorte”, sí. Término pueril a la vez que peyorativo dotado de poderes mágicos para retrotraernos a nuestros tiempos de la infancia, con golpe de efecto anestésico a la hora de imaginar la tijera con sus recortables y olor a pegamento. Dolor dormido para algunos, y lacerante para muchos...
Pero: ¿tiene en cuenta el PP a la hora de rezar estas tres palabras las herencias anteriores? No, porque como en los cuentos o historias prefabricadas sólo puede haber un “hombre malo”. Llamemos a la víctima Zapatero, empecemos a calzarle por los pies, dicho sea de paso, para a continuación vestirle y presentarle ante la ciudadanía como “el hombre del saco”, que al parecer se llevó más dinero del que había e incluso del que tenía, pero sin mencionar autonomías como las de Madrid o Valencia, y sin sacar a colación el tema de la corrupción, no sea que se den cuenta, ¿vale? Pues ¡Ya está! Dicho y hecho. Y ahora... ¿por dónde lo paseamos?
Esta podría ser más o menos la génesis de la creación de un “hombre malo” una vez que ya se tiene el banco malo – ¿los malos son los bancos, o los banqueros? - Pero como el término suena impropio, o más bien sospechoso e inmoral, llamémosle mejor SAREB, y de esta forma pasará más desapercibido. Hablar de “la herencia”, y omitir no ya una semblanza, sino una mínima referencia digna a la figura del difunto, es actuar cuanto menos de una forma interesada, torticera, así como con una evidente falta de “código ético” e indiferencia espiritual hacia los valores humanos del protagonista, por pequeños que estos sean - tan representativos de algunos sectores de la Sociedad española - y más tratándose de persona pública, con gran “familia”. Y para hacerlo con propiedad – pública, no privada –y no perder la objetividad, tan denostada en estos tiempos, conviene sacar a colación todas las figuras jurídicas que le acompañan, a saber: notario, tipo de testamento, honorarios, gastos.
¿Por qué cuando el PP habla de “la herencia”, solo hace referencia a la cartera de Economía – sin incluir inmovilizado – y no de la cartera social, sanitaria y en términos macro de Igualdad, Libertad y Solidaridad? ¿Y qué decir del reparto? Como en todas herencias es preceptivo hablar del mismo. Porque cuando uno escucha al notario, Sr. Rajoy, y a su partido, parece ser que “la herencia” solo la ha recibido y soportado él, su gobierno, y no el Pueblo español a través de sus clases sociales como la burguesía y la clase trabajadora. De momento ya se puede ver, como se ha aplicado el reparto del testamento: tercio de mejora para las clases altas a través de Sicav, amnistía fiscal para defraudadores, tercio de libre disposición para los bancos, e incumplimiento de la Legítima a sucesores propios y ajenos. Imprudente, atrevido y muy peligroso es sacar el tema de “la herencia”, a sabiendas que el legado que va a dejar este gobierno, no va a ser en exclusiva a la siguiente legislatura, sino a las generaciones sucesivas.
“L’enfant terrible”, D. José Luís, como así le presentan sus detractores, fue un político tan malo, que llegó a negar hasta tres veces a Merkel, no solo el rescate, sino la soberanía nacional al no ceder parte de las competencias del Estado como son las económicas y sociales. Hasta que llegó D. Mariano, “el hombre bueno” meses después, metió los dedos en la llaga del Estado Español, y con manos de cirujano novel operó la sangrante herida, con tijeras y sin bisturí, mientras el pueblo se arrancaba a bailar por pesadillas, sevillanas a la Virgen de los Dolores: ¡Ay, que dolor España…! Coma profundo, pronóstico reservado, UVI, y subida a planta.
Otra de las fechorías de este ser tan maléfico y diabólico fue la de ser leal a sus principios ideológicos, a su programa, a su partido y a sus electores. ¿Se equivocó? Cuando se trabaja es lo normal. Y si además se está rodeado de personas que no reman, y cuando lo hacen salpican, mejor es “no mojarse”. Ahí está el Sr. Trichet, Presidente del Banco Central Europeo. ¿Recuerdan su lentitud, desorientación, y sus caras de preocupación? ¡Bienvenido Mr. Dragui!, ¡ ya era hora!
Es cierto: Zetapé no pinchó la burbuja inmobiliaria que “le regaló” Aznar como “herencia”. Ya lo reconoció de forma pública, pero a pesar de todo supo hacer de su capa un sayo. Marcó tendencia con su “talante”. Como ejemplos de su estilo conviene mencionar: el no sacar a Aznar por la pasarela del pasado, ni reprocharle como se ha hecho y hace con él, su “burbuja inmobiliaria”. Ni empezó “equivocando” a sus electores, ni a su partido, con su programa electoral, y lo que es más peligroso, a traicionarse a sí mismo.
¿Qué hacer cuando los regalos de la tómbola no se corresponden con las papeletas de la rifa? ¿Culpar a la feria anterior? Zapatero empezó como un caballero cumpliendo su promesa, y sacando a las tropas de Aznar de Irak. Algo de Paz y de menos gasto en el erario público, ya se le adeuda. Lejos de presentarse ante la ciudadanía bajo formato de Presidente virtual, sus comparecencias fueron numerosas, en directo y sin plasma. Vamos que dio la cara y consensuó a la hora de tomar decisiones con las demás fuerzas democráticas de su País.
Si las medidas que se han tomado han sido y son acertadas, ¿Se equivocó entonces el PP a la hora de elaborar, redactar y firmar su programa electoral…? Ya veremos. Pero en vista de lo que antecede, todo parece indicar que existen al menos en apariencia “hombres malos” con más y mejores valores que los buenos. ¿Será también por “la herencia”…? Herencia genética e ideológica, ¡claro está! Cuando se habla de la herencia, sin enterrar al muerto, uno en cierta manera, no deja de definirse a sí mismo...
José Luis Meléndez Solórzano. Madrid, 07 de Diciembre del 2013
*Fuente de la imagen: flickr.com
Pero: ¿tiene en cuenta el PP a la hora de rezar estas tres palabras las herencias anteriores? No, porque como en los cuentos o historias prefabricadas sólo puede haber un “hombre malo”. Llamemos a la víctima Zapatero, empecemos a calzarle por los pies, dicho sea de paso, para a continuación vestirle y presentarle ante la ciudadanía como “el hombre del saco”, que al parecer se llevó más dinero del que había e incluso del que tenía, pero sin mencionar autonomías como las de Madrid o Valencia, y sin sacar a colación el tema de la corrupción, no sea que se den cuenta, ¿vale? Pues ¡Ya está! Dicho y hecho. Y ahora... ¿por dónde lo paseamos?
Esta podría ser más o menos la génesis de la creación de un “hombre malo” una vez que ya se tiene el banco malo – ¿los malos son los bancos, o los banqueros? - Pero como el término suena impropio, o más bien sospechoso e inmoral, llamémosle mejor SAREB, y de esta forma pasará más desapercibido. Hablar de “la herencia”, y omitir no ya una semblanza, sino una mínima referencia digna a la figura del difunto, es actuar cuanto menos de una forma interesada, torticera, así como con una evidente falta de “código ético” e indiferencia espiritual hacia los valores humanos del protagonista, por pequeños que estos sean - tan representativos de algunos sectores de la Sociedad española - y más tratándose de persona pública, con gran “familia”. Y para hacerlo con propiedad – pública, no privada –y no perder la objetividad, tan denostada en estos tiempos, conviene sacar a colación todas las figuras jurídicas que le acompañan, a saber: notario, tipo de testamento, honorarios, gastos.
¿Por qué cuando el PP habla de “la herencia”, solo hace referencia a la cartera de Economía – sin incluir inmovilizado – y no de la cartera social, sanitaria y en términos macro de Igualdad, Libertad y Solidaridad? ¿Y qué decir del reparto? Como en todas herencias es preceptivo hablar del mismo. Porque cuando uno escucha al notario, Sr. Rajoy, y a su partido, parece ser que “la herencia” solo la ha recibido y soportado él, su gobierno, y no el Pueblo español a través de sus clases sociales como la burguesía y la clase trabajadora. De momento ya se puede ver, como se ha aplicado el reparto del testamento: tercio de mejora para las clases altas a través de Sicav, amnistía fiscal para defraudadores, tercio de libre disposición para los bancos, e incumplimiento de la Legítima a sucesores propios y ajenos. Imprudente, atrevido y muy peligroso es sacar el tema de “la herencia”, a sabiendas que el legado que va a dejar este gobierno, no va a ser en exclusiva a la siguiente legislatura, sino a las generaciones sucesivas.
“L’enfant terrible”, D. José Luís, como así le presentan sus detractores, fue un político tan malo, que llegó a negar hasta tres veces a Merkel, no solo el rescate, sino la soberanía nacional al no ceder parte de las competencias del Estado como son las económicas y sociales. Hasta que llegó D. Mariano, “el hombre bueno” meses después, metió los dedos en la llaga del Estado Español, y con manos de cirujano novel operó la sangrante herida, con tijeras y sin bisturí, mientras el pueblo se arrancaba a bailar por pesadillas, sevillanas a la Virgen de los Dolores: ¡Ay, que dolor España…! Coma profundo, pronóstico reservado, UVI, y subida a planta.
Otra de las fechorías de este ser tan maléfico y diabólico fue la de ser leal a sus principios ideológicos, a su programa, a su partido y a sus electores. ¿Se equivocó? Cuando se trabaja es lo normal. Y si además se está rodeado de personas que no reman, y cuando lo hacen salpican, mejor es “no mojarse”. Ahí está el Sr. Trichet, Presidente del Banco Central Europeo. ¿Recuerdan su lentitud, desorientación, y sus caras de preocupación? ¡Bienvenido Mr. Dragui!, ¡ ya era hora!
Es cierto: Zetapé no pinchó la burbuja inmobiliaria que “le regaló” Aznar como “herencia”. Ya lo reconoció de forma pública, pero a pesar de todo supo hacer de su capa un sayo. Marcó tendencia con su “talante”. Como ejemplos de su estilo conviene mencionar: el no sacar a Aznar por la pasarela del pasado, ni reprocharle como se ha hecho y hace con él, su “burbuja inmobiliaria”. Ni empezó “equivocando” a sus electores, ni a su partido, con su programa electoral, y lo que es más peligroso, a traicionarse a sí mismo.
¿Qué hacer cuando los regalos de la tómbola no se corresponden con las papeletas de la rifa? ¿Culpar a la feria anterior? Zapatero empezó como un caballero cumpliendo su promesa, y sacando a las tropas de Aznar de Irak. Algo de Paz y de menos gasto en el erario público, ya se le adeuda. Lejos de presentarse ante la ciudadanía bajo formato de Presidente virtual, sus comparecencias fueron numerosas, en directo y sin plasma. Vamos que dio la cara y consensuó a la hora de tomar decisiones con las demás fuerzas democráticas de su País.
Si las medidas que se han tomado han sido y son acertadas, ¿Se equivocó entonces el PP a la hora de elaborar, redactar y firmar su programa electoral…? Ya veremos. Pero en vista de lo que antecede, todo parece indicar que existen al menos en apariencia “hombres malos” con más y mejores valores que los buenos. ¿Será también por “la herencia”…? Herencia genética e ideológica, ¡claro está! Cuando se habla de la herencia, sin enterrar al muerto, uno en cierta manera, no deja de definirse a sí mismo...
José Luis Meléndez Solórzano. Madrid, 07 de Diciembre del 2013
*Fuente de la imagen: flickr.com