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19 de julio de 2023

Abascalización

El señor Feijóo se ha abascalizado, ¿quién lo desabascalizará? El voto que lo desabascalize, buen desabascalizador será

"No mentí ni miento. Si alguna vez digo algo que no es correcto (verdad), no es fruto de la mentira, sino de la inexactitud", ha sentenciado el candidato popular. Para exponer dicha aclaración el señor Feijóo no ha dudado para ello en emplear el término “inexactitud”, un concepto mucho más utilizado en el campo numérico, científico, matemático o estadístico. Y al hacerlo ha vuelto a ser inexacto en su exposición. Porque inexactos son los números, no las palabras.

La mentira por el contrario es más propia encontrarla en el lenguaje verbal. Es decir, se suele mentir más con las palabras que con los números. Por una sencilla razón: porque hablamos más que operamos. Excepto el señor Feijóo, que según parece, habla en lenguaje binario, motivo por el cual es mucho más “inexacto” en sus manifestaciones.

Nos encontramos por tanto ante un caso especial en el que el sujeto en cuestión es inexacto con las palabras y a la inversa de todos, es posible que no mienta con las palabras y sí con los números. ¿Son verídicos por tanto el número de su calzado, la talla de sus prendas, la altura y peso de su cuerpo, los tickets de sus compras y la hora que marca su reloj...?, cabría preguntarse.

No sería descabellado pensar que el programa electoral del PP lleve como mínimo el mismo número de inexactitudes que lleva el señor Feijóo en su campaña electoral. Solo nos faltaría saber cuántas inexactitudes considera que equivalen a una mentira, para determinar el grado de confianza que se le debe profesar.

Faltaría también que nos explicase el señor Feijóo si las medidas que piensa aplicar y que no figuran en su programa electoral son para él una inexactitud o una mentira. Pero todos nos imaginamos la respuesta: Eso no es una mentira, es un olvido.

"Yo os puedo asegurar que después de las cuatro campañas que hice en Galicia, nunca le dediqué un minuto a decirle a los gallegos que no soy un mentiroso. Porque los gallegos saben que yo no miento. No miento en el gobierno, ni en un mitin, ni en ningún sitio".

Si el señor Fakejóo miente cuando dice que no miente, es muy posible que cuando no diga la verdad esté en lo cierto. Por ejemplo Don Alberto dice que prefiere gobernar en solitario, pero ha pactado con Vox en ciudades donde no era necesario pactar con dicha formación. Es el caso de Ciudad Real. Por no citar las falsedades o “inexactitudes” que expuso en el debate emitido en Atres Media y detectadas por el diario El País. Un debate, por cierto, en el que el candidato, según manifestó a los medios, se divirtió mucho, no se sabe si vertiendo dichas inexactitudes.

Los gallegos que no conocían las inexactitudes de su expresidente es más que posible que se hayan arrepentido de su voto y los españoles que se hayan percatado de sus contradicciones, medio verdades o inexactitudes es posible que al votar en su lugar a otro candidato no le hayan mentido. Tan solo habrán sido inexactos a la hora de emitir su voto.

Pero a pesar de sus continuos problemas con la verdad, que no con la mentira, a la hora de interpretar la realidad, el señor Feijóo desea para los españoles un Presidente que no mienta (perdón, que sea exacto con la verdad). Cabe pensar, por tanto, que si el señor Feijóo afirma que nunca miente (ni siquiera a si mismo), sus inexactitudes le transporten automáticamente a una realidad paralela: a la de su propia verdad y su propio mundo.

La campaña de Feijóo ha sentado un precedente en las elecciones democráticas, porque da la casualidad que todas las inexactitudes en las que incurre el candidato popular benefician a su partido. Así que para ser más exactos, término que le gusta más a don Alberto, podríamos hablar más de posibles "inexactitudes interesadas". No es por tanto muy difícil distinguir al Feijóo exacto del Fakejóo "inexacto".

Las inexactitudes suelen ser puntuales, pero la lista de imprecisiones, medio verdades y contradicciones por parte de Fakejóo, antes de llegar al poder, a diferencia con su oponente más directo, empiezan a adquirir matices graves y muy preocupantes. Así que en medio de tanta inexactitud cabe otra posibilidad: que el señor Fakejóo no haya mentido pero que tampoco cuente la verdad.

El lunes 16 de julio, en una entrevista en el programa matutino “La Hora de la 1” que presentan Marc Sala y Silvia Intxaurrondo, el candidato popular le pidió a esta última una rectificación. El señor Feijóo mantenía que el PP siempre habían subido las pensiones por encima del IPC. Intxaurrondo, en lugar de decirle que eso era una mentira, le dijo: “No es correcto, señor Feijóo”. Para afianzar su negativa, Intxaurrondo sacó los datos a relucir, afirmando que “no lo hicieron ni en 2012, ni en 2013, ni en 2017”.

“Mis datos son correctos, y no lo hicieron en esos años”, se defendió Intxaurrondo, manteniendo su postura. El líder del PP sugirió a su entrevistadora que, “como hay hemeroteca, va a comprobar lo que le digo y, si estoy equivocado, le pido disculpas”, afirmó. “Si lo está usted, espero que lo digan. El único partido que no revalorizó las pensiones fue el PSOE”, sentenció tajante Feijóo.

El señor Feijóo no ha pedido disculpas al programa, a la periodista, a los telespectadores, a sus votantes y al resto de españoles por la cantidad de datos “inexactos” que lleva aportados. Los gallegos, los extremeños y los españoles ahora saben que el señor Feijóo y la señora Guardiola (“Yo no he mentido nunca, mis principios son los mismos”), no han mentido, tan solo han sido inexactos, ya que ninguno de los dos han pedido disculpas.

La realidad del señor Feijóo es mucho más precisa y exacta que la de los datos oficiales y que la del resto de los españoles. Así que visto lo visto, es más fácil que los perjudicados de dichas palabras comprueben por sí mismos cada una de ellas y cada dato, antes de que el causante de dichos perjuicios opte por enmendar los mismos o al menos pedir disculpas. Porque como decía Sabino Fernández Campo, antiguo Jefe de La Casa Real: "Ni está, ni se le espera" a la hora de ejercer dicho cometido.

El programa del señor Feijóo consiste en derogar el Sanchismo con el Abascalismo. Vamos, lo que en términos coloquiales se conoce como "dar el cambiazo". Porque al parecer el programa del PP contiene más derogaciones que propuestas.

El ajuar de Feijóo a Abascal ha sido el vestido de pactos que ambos han tejido a lo largo y ancho de la España única, triste y crispada que veremos si la boda de los novios tiene lugar. En otras palabras: Feijóo ya ha sido abascalizado. ¿Quién lo desabascalizará? El voto que lo desabascalize, buen desabascalizador será.

José Luis Meléndez. Madrid, 19 de julio del 2023. Fuente de la imagen: Jesús Olmedo. Elplural.com

1 de julio de 2023

De lado

El PP, siendo un partido con cierto arraigo cristiano, ha elegido desde sus orígenes situarse al lado de las clases medias y pudientes

Abascal no va a ser vicepresidente. Este es el mensaje que ha querido trasladar Feijóo de una manera subrepticia a los españoles. "Mi objetivo es tener una vicepresidenta del Gobierno y sé quien es", ha manifestado en el programa El Hormiguero el miércoles 28 de junio al conductor de dicho espacio, Pablo Motos.

El poder económico que estaba intranquilo ya no tiene motivos para estarlo. Los españoles que piensen que puede haber varios vicepresidentes, están confundidos. Y Abascal en el supuesto hipotético que gane Feijóo, va a conformarse sin ningún ministerio. Incluso cabe la posibilidad que también renuncie a él (¿el de Interior tal vez?). Y a todo esto, el líder de Vox callado. ¡Qué extraño!, ¿no? Todo el camino queda despejado. Que si hay algo que han aprendido durante estos días los votantes del PP es a leer entre líneas los mensajes de su partido y de su líder...

La falta de principios personales, espirituales e ideológicos en un partido demócrata cristiano es mucho más grave que si se da en una organización aconfesional. Llama poderosamente la atención, como el PP, siendo un partido con cierto arraigo cristiano, haya elegido desde sus orígenes situarse al lado de las clases medias y pudientes, en lugar de hacerlo al lado de las clases más humildes. Justo lo contrario que hace y traslada en sus mensajes no solo Jesús de Nazaret, sino la Santa Iglesia Apostólica y Romana.

“Yo no he mentido nunca, mis principios son los mismos”, ha manifestado María Guardiola después de dejar claro, apenas diez días antes, que en caso de que Vox entrase en las instituciones ella se echaría a un lado. Es posible que Guardiola no haya mentido nunca (hasta ahora). Pero la realidad es que ha mentido dos veces, una a los españoles y otra a sí misma. El tema ha sido tan evidente y palmario que es posible que la autora necesite algo más de tiempo para reconocerlo y tomar conciencia de su envergadura. Seamos, pues flexibles.

Feijóo por su parte continúa con sus malabarismos preelectorales. Con sus mensajes desconcertantes y con sus intentos de despistar, como en el caso del anuncio de su Vicepresidenta, pero nunca de engañar a los españoles. «Sin palabra no hay política». El líder del PP reivindica «la política de la palabra» mientras Guardiola intenta justificar su giro con Vox. Esto es lo que dura la palabra de una organización que aspira a gobernar España y la de su Presidente, justificando dicho engaño. Eso sí, el líder del PP se ha comprometido a no mentir a los españoles. Es más, hace unos meses se comprometió a decir "la verdad (su verdad) a los españoles cada trimestre (cada tres meses)". Los valores no son algo para practicarlos todos los días...

Según Feijóo decir el nombre de su Vicepresidenta (no se sabe si 1ª 2ª o 3ª), constituiría un acto de soberbia, pero verse él antes de las elecciones en La Moncloa, constituye por el contrario un ejemplo y un acto de cercanía y de humildad. Para el líder popular mentir no es sinónimo de ocultar la verdad a los ciudadanos. Por ejemplo Don Alberto, ha decidido no responder al Consejo de Transparencia y Buen Gobierno (CTBG) a la hora de publicar su sueldo y el de los máximos dirigentes de su formación. Aunque ha trascendido de forma extraoficial que el salario de Feijóo en 2022 fue 20.000 euros superior al del Presidente de Gobierno, cuyas funciones, entre otras, incluían bloquear, negar y no apoyar a los ciudadanos más desfavorecidos en tiempos de guerra, pandemias y volcanes.

A pesar de ello el señor Núñez espera que el PSOE, como muestra de agradecimiento a la oposición constructiva que ha llevado a cargo su partido, se abstenga y le facilite su buen gobierno junto a VOX en el gobierno de España. Una forma de considerar el primer mérito de Feijóo, antes de llegar a la Moncloa, como ha ido derogar el centrismo en la sociedad española y dentro su partido. Como decía José Luis Rodríguez Zapatero, es posible que después de derogar el mayor activo ideológico de su formación, Feijóo, termine derogándose a sí mismo.

Feijóo ya vislumbra en su soledad una legislatura complicada cuando manifiesta su temor a “no estar a la altura de las circunstancias de mi país”. Tal vez por eso eluda los debates. Sabe que de ganar tendrá que gestionar dos gobiernos uno de coalición con sus socios y otro de colisión con la oposición y sus afines. Su tendencia de proyección hacia el futuro le traiciona a la hora de recordar su pasado. Ha acusado a Sánchez de convocar elecciones en el mes de julio cuando él lo hizo en julio del 2007. En el año 2021 cuestionaba la subida del salario mínimo. En 2023, sin embargo proclamaba justamente lo contrario: “El gobierno debe ponerse al frente de la negociación de los salarios”. “Hemos de subir el salario mínimo interprofesional”.

Hace unos días, Fakejóo ha defendido la reforma laboral que el PP rechazó hace un año: “es sustancialmente buena”. De esta forma mantendrá el tronco de dicha reforma aprobada en febrero de 2022 por el Sanchismo o por los socialcomunistas de Sánchez y Unidas Podemos. Muy al contrario del Fakejoismo que piensa y trabaja para mejorar la vida de los más pudientes. Dejando de lado a los españoles más necesitados.

José Luis Meléndez. Madrid, 1 de julio del 2023. Fuente de la imagen: Rodrigo Jiménez (Cinco Días)