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28 de octubre de 2019

Lobotomías

La democracia española ha acabado por lobotomizar a la derecha más reaccionaria

El franquismo lo denominó “Valle de los Caídos”, pero las personas que trabajaron allí durante los 18 años, desde que en el año 1940 se iniciara su construcción, se referían a él con el nombre de “Cuelgamuros”. Un enclave ideado por el Antiguo Régimen para honrar con él a los muertos del lado sublevado. De ahí que la fecha de su inauguración elegida fuese el 1 de abril, Día de la Victoria.

Con la exhumación de los restos de Franco, dictador no caído en la guerra civil, el ejecutivo socialista de Sánchez ha puesto fin a una anomalía democrática, reconocida internacionalmente por relatores de la ONU, como es la de que un Estado democrático siga contribuyendo moral y económicamente al monumento erigido por un enemigo de las libertades, de las igualdades y de la reconciliación entre españoles.

Durante los cuarenta y cuatro años transcurridos desde la muerte del dictador, los españoles han contribuido a su sostenimiento con millones de euros, una anomalía que ha sido posible subsanar a pesar de la abstención de la derecha, representada por el Partido Popular y Ciudadanos, fuerzas que han optado por ponerse de perfil en un momento trascendental para la dignificación de la democracia española y la conciliación de todos los españoles.

Sorprende pues, por contradictoria, la participación de la derecha ayer en el acto organizado por Societat Civil en Barcelona, reclamando la concordia entre catalanes, cuando no han sido capaces de apoyar la reconciliación entre españoles a través de un centro de memoria, sin vencedores ni vencidos. Todo un agravio para las decenas de miles de demócratas que fueron enterrados en el mausoleo franquista sin el consentimiento de sus familias.

Los distintos líderes de la derecha han optado incluso por quitarle importancia a un acto que dignifica la democracia española, como lo han atestiguado los más de ciento cincuenta medios internacionales que han cubierto el acto. ¿Se hubieran abstenido dichos líderes si tuviesen, como tiene el Psoe y otras fuerzas progresistas, miembros de sus partidos que lucharon por la libertad que hoy disfrutan sus señorías y todos los españoles hacinados al lado de un dictador? Una buena pregunta y oportunidad para que esta vez se pongan sus señorías de frente, y aclaren dicha cuestión.

Lo malo de las lobotomías es que tienen sus efectos secundarios. El señor Rivera, ahora sí, después de permitir la desbandada y pérdida de fundadores de su partido, está dispuesto a desbloquear (a la quinta va la vencida), el panorama político y social después del 10 de noviembre. A pesar de sus desplantes al ejecutivo, de sus desapariciones en las catástrofes que han asolado a su España querida, como los incendios de Gran Canaria, la crisis sanitaria de la Listeriosis, la posesión del Gobierno en Madrid, o la Dana del levante. El señor Rivera se reserva los actos más conflictivos, y evita su presencia en los momentos en los que los ciudadanos más le necesitan; en los cuales están en juego su salud, sus casas y sus negocios. Un buen ejemplo para los autónomos a los cuales dice defender.

Sorprendente ha sido también la lobotomía moderada del señor Casado. Un hecho que ha sido constatado por el efecto añadido de la aparición de bello en su cara. De descalificar al Presidente en febrero de 2019: “El Presidente de Gobierno es el mayor traidor, el mayor felón de la historia democrática de España. Es un presidente ilegítimo, un irresponsable, un incapaz, un desleal, un mentiroso compulsivo, una catástrofe, un incompetente, un mediocre, un okupa…Esto no son descalificaciones, son descripciones”, ha pasado a sentirse ofendido: “Si nos insulta un poco más, igual hasta nos abtenemos”.

Con ello Casado ha perdido su habilidad innata: la de descalificar y sonreir al mismo tiempo. Una virtud que como han demostrado las encuestas, no era beneficiosa para la imagen del partido. Su contorsionismo moderado le ha llevado incluso a pedir su voto a los electores de izquierdas, tal vez, quien sabe, para que defienda los derechos sociales que no han sabido defender sus predecesores.

Los distintos líderes de la derecha que en las anteriores elecciones optaron por el bloqueo, ahora sí se ofrecen para desbloquear la formación de un gobierno. Pero un desbloqueo no implica una oposición constructiva y de Estado. La derecha muestra como una lagarterana su piel moderada en campaña, pero cuando llega al poder o a la oposición recupera su piel auténtica y muestra, como ha dejado patente, sus medidas más radicales.

La democracia española ha acabado por lobotomizar a la derecha más reaccionaria. Ahora solo falta que los españoles se crean que esta vaya a continuar más allá del 10 N...

José Luis Meléndez. Madrid, 28 de octubre del 2019
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

14 de octubre de 2019

Guerra climática

Los países más tóxicos están creando guerras climáticas entre la tierra y el hombre

La reciente Cumbre del clima celebrada en Nueva York ha servido una vez más para poner en evidencia el escaso compromiso de los países más contaminantes (llamémosles mejor tóxicos) del planeta. La ausencia de países como Estados Unidos y China, y los planes presentados por India, sin unos plazos predeterminados, no han sido síntomas de una cumbre exitosa. Basta recordar que la ONU, aun no tiene un sistema de monitoreo de emisiones.

La verdadera cumbre este año ha estado en las calles de 150 países, muy en contraposición a los menos de 70, que se han comprometido a reducir sus emisiones para el año 2030. Un claro contraste entre la preocupación existente en los ciudadanos del planeta y la irresponsabilidad de sus líderes políticos. La cumbre ha estado protagonizada por el realismo y la sinceridad de las palabras de dos personas de distintas generaciones como son Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, y Greta Thunberg, activista medioambiental y fundadora del movimiento Fridays For Future.

“Traigan planes, no discursos”, reclamó Guterres a los líderes de los distintos países, consciente de la importancia y del potencial de la implicación de los ciudadanos en la causa. Y añadió: “Quiero a toda la sociedad presionando a los gobiernos para que entiendan que deben ir más rápido, porque estamos perdiendo la carrera; las consecuencias de los desastres naturales son cada vez más devastadoras”. “La emergencia climática es una carrera que estamos  perdiendo,  pero es una carrera que podemos ganar”. “¿Cuál es el coste de los desastres naturales que están ocurriendo? El mayor coste es de no hacer nada”. “Si ponemos un impuesto al carbono y bajamos los impuestos a las rentas de las personas, todos ganan”. “Julio ha sido el más caluroso de la historia. Llevamos 5 años de récord de temperaturas, la concentración de dióxido de carbono más elevada”.

Las palabras de compromiso de los distintos líderes contrastan con las medidas puestas en prácticas hace tiempo por jóvenes vegetarianos, convencidos por el tema ecológico, que evitan comer carne por la cantidad de tierra y de agua que requiere su producción, y por las crecientes emisiones. Una generación más responsable que su antecesora que prescinde de adquirir productos envasados en plástico, que tiene muy en cuenta su etiquetado, y que suele utilizar ropa usada e incluso intercambiarla entre amigos. Una nueva ética pragmática y comprometida con el planeta que trata en la medida de sus posibilidades no malgastar recursos, ir en transporte público, cerrar el grifo, o subir las escaleras en lugar de utilizar el ascensor. Una generación preocupada y harta de mensajes estériles capaces de esgrimir declaraciones realistas ante la continua degradación del planeta: “Si el planeta fuera un banco ya lo habríais rescatado”.

Gestos que ha reconocido en una de sus declaraciones Guterres: "Mi generación ha fallado en su responsabilidad de proteger nuestro planeta". "La crisis climática está causada por nosotros y las soluciones suelen venir de nosotros. Tenemos las herramientas: la tecnología está de nuestro lado. Ya existen sustituciones tecnológicas disponibles para más del 70% de las emisiones actuales. Tenemos la hoja de ruta: la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible y el Acuerdo de París. Y tenemos el imperativo: la ciencia innegable e irrefutable".

Greta Thunberg por su parte, animada por sus terapeutas, ha conseguido convertir su enfermedad en un “superpoder”, superarse a sí misma, entregarse a una causa que afecta a todo el planeta, y poner en evidencia a los responsables de una generación que no sido capaz de pensar en la suya, ni en las venideras. La asistencia de Tunbherg a la Cumbre, no ha sido en vano, ya que además de su impactante intervención, aprovechó la oportunidad para presentar una demanda ante la mismísima ONU contra cinco países (Alemania, Francia, Brasil, Argentina y Turquía), por violar la Convención sobre Derechos de los Niños, en materia de cambio climático.

A falta de argumentos, los ataques por parte de los detractores a la aplicación de dichas medidas, se han centrado más de una manera ruin, miserable y desproporcionada sobre las formas propias de una niña menor de edad, diagnosticada con un trastorno (síndrome de Asperger), más que en el fondo del contenido, nada dañino si se compara con las grandes y graves catástrofes que provocan con su inacción el auditorio adulto y masculino allí congregado. “Me habéis robado mis sueños y mi infancia con vuestras palabras vacías”. Y prosiguió hasta el final con su discursos emotivo y apasionado: “Esta todo mal. Yo no debería estar aquí arriba. Debería estar en el colegio, al otro lado del océano. Pero os dirigís a los jóvenes en busca de esperanza; ¿cómo os atrevéis?”.

El cambio climático no es solo un tema medioambiental. Tiene consecuencias sobre las vidas de muchas personas, animales y plantas, y su impacto sobre la economía, la producción, el consumo, y el estilo de vida llevado hasta hoy por todos ellos, será algo irreversible si no se implican los gobiernos y los ciudadanos en la causa. Lo han advertido dos prestigiosos organismos vinculados a Naciones Unidas como son el Panel Internacional sobre Cambio Climático (IPPC), y el IPBES, organismo especializado en biodiversidad: apenas queda una década para revertir la situación. Según este último organismo un millón de los ocho millones de especies animales y vegetales existentes, están amenazadas de extinción y podrían desaparecer en solo 20 años.

Ante este relajamiento internacional se hace necesario comprometerse con medidas más ambiciosas y concretas como plantea Amara Santiesteban, portavoz de Fridays For Future, la cual plantea una reducción de emisiones del 50%, acorde con el IPCC,  en contra del 20% que plantea el gobierno. Lo mismo opina Omar Baddour, Jefe científico de la Organización Meteorológica Mundial (WMO), ante el aumento de un 20% de dióxido de carbono entre los años 2015 y 2019, “se necesitan acciones drásticas”.

Los países más tóxicos están creando guerras climáticas entre la tierra y el hombre. No son catástrofes naturales, son efectos creados por la mano del hombre. Ante este escenario habría que preguntarse qué sentido tiene tener socios así, que declaran con sus acciones la guerra climática a sus propios y otros Estados, que reclaman un aumento de gasto en defensa a sus socios, pero no contribuyen ni con sus medidas si con su economía a compensar dichos desastres. Un futuro papel que deberían considerar y ejercer la OTAN y otros organismos internacionales en su relación con estos países.
José Luis Meléndez. Madrid, 13 de octubre del 2019
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org