Esta es la forma de corresponderle. Con una herencia distinta a la que un día tanto criticaron
Estimado expresidente:
Qué poco hablan de usted ahora los medios, su partido, y aquellos que le criticaban. Ahora que lleva meses en Venezuela, intentando como usted sabe, de forma silenciosa, llevar la paz a aquel país.
Es vergonzoso, inmoral, e injusto, escuchar a aquellos que pronuncian la palabra Venezuela desde España, entorpeciendo su labor, que no tengan o dediquen una sola, una mínima, referencia a su esfuerzo y a su trabajo en aquellas tierras. Otros, por el contrario, han aprovechado su viaje de dos días, para hacerse unas fotos en época preelectoral, y para rentabilizar su imagen y sus resultados. Y otros, que deberían estar haciendo las funciones que usted representa (y que son los mismos que antes le criminalizaron), como son las de mejorar las delicadas relaciones bilaterales entre España y Venezuela, le ignoran. Como si usted no existiese.
Es de entender por tanto su más que posible, discreta y serenísima estupefacción. Pero usted, a diferencia de los demás, sigue ahí, callado; al pie del cañón. Dándolo todo por la libertad, la democracia, y los derechos humanos. Ideales tan altos y propios, que al parecer, nadie como usted representa.
Permítame, si no le importa, que me otorgue la licencia de dirigirme a usted de una forma más coloquial, y cercana. Porque hoy más que nunca, son muchos los españoles, que desearían reconocerle esta labor suya. Por eso, aprovecho esta ocasión para transmitirle en mi nombre, y en el de muchos españoles, su admirable labor.
¡Ánimo!, ¡mucho ánimo!, Presidente. Le escribo desde España, su país. Qué le voy a contar que usted no sepa. Esta es la forma de corresponderle. Con una herencia distinta a la que un día tanto criticaron.
José Luis Meléndez. Madrid, 17 de noviembre del 2016
Fuente de la imagen: flickr.com
Estimado expresidente:
Qué poco hablan de usted ahora los medios, su partido, y aquellos que le criticaban. Ahora que lleva meses en Venezuela, intentando como usted sabe, de forma silenciosa, llevar la paz a aquel país.
Es vergonzoso, inmoral, e injusto, escuchar a aquellos que pronuncian la palabra Venezuela desde España, entorpeciendo su labor, que no tengan o dediquen una sola, una mínima, referencia a su esfuerzo y a su trabajo en aquellas tierras. Otros, por el contrario, han aprovechado su viaje de dos días, para hacerse unas fotos en época preelectoral, y para rentabilizar su imagen y sus resultados. Y otros, que deberían estar haciendo las funciones que usted representa (y que son los mismos que antes le criminalizaron), como son las de mejorar las delicadas relaciones bilaterales entre España y Venezuela, le ignoran. Como si usted no existiese.
Es de entender por tanto su más que posible, discreta y serenísima estupefacción. Pero usted, a diferencia de los demás, sigue ahí, callado; al pie del cañón. Dándolo todo por la libertad, la democracia, y los derechos humanos. Ideales tan altos y propios, que al parecer, nadie como usted representa.
Permítame, si no le importa, que me otorgue la licencia de dirigirme a usted de una forma más coloquial, y cercana. Porque hoy más que nunca, son muchos los españoles, que desearían reconocerle esta labor suya. Por eso, aprovecho esta ocasión para transmitirle en mi nombre, y en el de muchos españoles, su admirable labor.
¡Ánimo!, ¡mucho ánimo!, Presidente. Le escribo desde España, su país. Qué le voy a contar que usted no sepa. Esta es la forma de corresponderle. Con una herencia distinta a la que un día tanto criticaron.
José Luis Meléndez. Madrid, 17 de noviembre del 2016
Fuente de la imagen: flickr.com
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