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20 de enero de 2023

Mi voto, mi salud

En mi voto está mi salud

Me he quedado sin doctora. Ha sido una facultativa formidable. Además de poseer un alto grado de implicación y de solidaridad con sus compañeros y la profesión, siempre ha guardado su sonrisa y su discreción en los momentos difíciles que hemos pasado los dos.

Desde hace dos días algunos médicos de Atención Primaria y Pediatras han procedido a un encierro en la Asociación de Vecinos de mi barrio. Mi ex doctora ha acudido en un acto de solidaridad a la Asociación a entregar su bata y su pancarta reivindicativa con la que ha defendido hasta que se ha roto, sus derechos, los de sus compañeros y sus pacientes, en un acto simbólico.

Hace unos meses no pudo más y tuvo que darse de baja por motivos de salud. Nueve meses de baja médica. Me acabo de enterar por la prensa que ha encontrado plaza en Segovia, donde podrá atender a menos pacientes cobrando menos, pero atendiéndolos como se merecen. Es lo que se llama calidad de servicio, dignificación de la profesión y cariño por su labor y sus pacientes. Me alegro por ella. Y lo siento por mí y los demás pacientes que deja.

No me quejo porque pienso que ha sido una suerte y un honor ser paciente durante casi una década de una profesional de semejante talla. Ahora creo que es justo que el karma le devuelva todo lo que ha hecho y que otras personas puedan beneficiarse de su gran labor.

La doctora Canellas nos ha dado una lección a todos. A sus compañeros, a todos los pacientes y a la clase política de este gran país. Ha llegado a desfallecer y a poner en peligro lo más valioso que tiene una persona como es su salud, por defender la de los demás. Y ha conseguido al final dignificar en su lucha la profesión que representa, sin ningún tipo de ayuda por parte de las Administraciones Públicas, teniendo además que soportar algunas palabras y condiciones de trabajo indignas, tanto ella como sus compañeros, por parte de la Administración para la cual trabajaba.

El colapso de las urgencias en Madrid, es consecuencia de la falta de apoyo y de recursos de la Comunidad autónoma a la Atención Primaria. Una medicina preventiva, educativa, cercana y más barata que la atención especializada con la cual se pueden tratar a los crónicos, personas mayores o poca movilidad, así como evitar desplazamientos a los hospitales y tiempos de espera y de trabajo a los ciudadanos y médicos, respectivamente. La Consejería de Sanidad Madrileña, sin embargo, ha preferido transferir 24 millones de euros públicos a tres hospitales para la gestión privada de los mismos, en plena negociación, antes que ampliar las plantillas de sanitarios en toda la Región.

Un absoluto escándalo y una imperdonable provocación, si se tiene en cuenta, como ha quedado demostrada, la pésima gestión, la cual ha aumentado las listas de espera de pruebas diagnósticas de 157.258 pacientes en el año 2021 a 165.988 en el año 2022, es decir un 5,5% más, según las fuentes oficiales de dicha Comunidad. O que la demora media de espera para prueba haya aumentado una ratio de 50,17 a 60,51, es decir un 20% más y que algunos hospitales como La Paz, entre otros, hayan colapsado una vez más, razón por la cual han propuesto derivar de nuevo enfermos y familiares al almacén de pacientes y centro migratorio madrileño de sanitarios, más conocido como Zendal. ¿Les suena de algo...? Un bonito homenaje a la prestigiosa enfermera y sanitaria.

En definitiva, las siete olas de la pandemia no han sido suficientes para reforzar las plantillas y tomar las medidas necesarias, en una época como la invernal en la cual los picos suelen aumentar considerablemente, después de cerrar las urgencias ambulatorias durante dos años y medio. Esto es lo que les importa nuestra salud a los que ahora van a pedir nuestra confianza para otros cuatro años.

Este año, para más inri, los políticos nos solicitarán por tres veces su confianza para que les votemos. Ya vemos lo que pasa cuando uno se cree las imágenes, las palabras cruzadas, cuando no ingeniosas, que desvían la atención de lo realmente sustancial y no se leen los programas electorales, ni se recuerda la gestión integral de toda la legislatura.

Sus señorías han tenido cuatro años para dignificar la política como Yolanda lo ha hecho con su profesión, gracias a su único esfuerzo y con la Administración en contra. Pero siendo muchos más y teniendo más medios ni se lo han propuesto. Así que este año me he propuesto ir a votar a las tres convocatorias con mi propio lema, que dice algo así como: en mi voto está mi salud.

José Luis Meléndez. Madrid, 20 de enero del 2023. Fuente de la imagen: LaSexta.com

12 de enero de 2023

La bolsa o la vida

La bolsa, por supuesto, siempre antes que la vida

Esta mañana he presenciado la siguiente escena: multitud de personas caminando por los subterráneos del metro sin mascarilla. ¿Motivo? Parece que solo es obligatoria en los vagones.

La gente apura tanto que esperan a que entre el tren en la estación para ponerse la mascarilla. Así que uno puede bajar tranquilo las escaleras mecánicas pegadito a la multitud sin mascarilla. Pero eso si, en el bus hay que ponérsela, aunque cada pasajero vaya en una esquina.

Lo normal, vamos. Como hay tan pocos catarros, bronquiolitis, virus y demás infecciones respiratorias, pues es muy difícil que alguien te estornude, te tosa o te bostece en todo el pescuezo (digo pescuezo en lugar de cogote, porque en el transporte público todos hemos tenido en alguna ocasión, la sensación de ser transportados como ganado, oportunidad que nos brindan las autoridades municipales y autonómicas para empatizar con las condiciones en las que transportan a muchos animales que van camino del matadero). Y mucho más difícil que te contagie por ir sin mascarilla. Lo irónica que es la vida: el "Metro" sin advertir sobre las distancias de seguridad en las escaleras, andenes y demás espacios interiores, mientras la EMT, cumple a rajatabla sus debidas precauciones.

Pero no todo van a ser noticias negativas. Porque Metro ha bajado alguna de sus tarifas, así que podemos viajar con total seguridad sin el riesgo de contagiarnos un treinta por ciento más que en el autobús, que es el porcentaje que ha bajado el Metrobús de diez viajes, por ejemplo. Todo ello mientras escuchamos de fondo en nuestro smartphone la famosa canción de la Orquesta Mondragón, Viaje con nosotros, ¿recuerdan?: "Viaje con nosotros, si quiere gozar, viaje con nosotros a mil y un lugar y disfrute, de todo al pasar y disfrute, quien compra nuestro billete, compra la felicidad".

Así que, después de todo esto, sigo sin entender por qué están los hospitales tan saturados. Debe ser culpa de la nueva variante, no porque hayamos bajado la guardia estas Navidades en las reuniones familiares con el uso de la mascarilla, ni porque las autoridades no hayan creído conveniente su utilización. Igual que ahora tampoco creen conveniente llegar a un pacto de Estado por la salud de todos los españoles. Antes hay otras prioridades mucho más importantes y acuciantes como son controlar las transfusiones de votos y preparar las campañas con bonitas frases, imágenes y promesas cautivadoras que lleguen a lo más hondo del elector enfermo o finado (lo importante no es tanto que vote el ciudadano, sino que escuche las promesas que verá cumplidas en la próxima vida de la siguiente legislatura).

Habrá que esperar, por tanto, a que los virólogos, bauticen esta nueva cepa de la indiferencia con un nombre raro, para que a continuación los políticos nos inviten a volver a tomarnos por octava vez en serio (esta vez seguro que sí), las afecciones respiratorias y la fragilidad del sistema público de la sanidad, el cual tampoco están dispuestos a tratar de una forma consensuada, definitiva y seria.

Eso si, antes de que quiebre un banco privado, todos acudirán de nuevo raudos y veloces a rescatarlo con nuestro dinero público. La bolsa, por supuesto, siempre antes que la vida. Y los sanitarios y los ciudadanos siempre detrás de los banqueros y los amiguetes de postín. Bueno, menos en los días electorales en los cuales somos los protagonistas.

José Luis Meléndez. Madrid, 12 de enero del 2023. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org