Querido padre, abuelo y esposo:
“Conscientes de tu presencia en estos momentos, y cumpliendo con tu expreso deseo, nos reunimos hoy tu familia, amigos, compañeros y demás allegados, con el propósito de festejar, si festejar con este acto tu acogida en otra vida superior.
Se equivocan pues quienes acuden a esta fiesta espiritual, con un semblante triste, apagado…compartimos la pena de su partida, pero pretendemos con este encuentro recordar los momentos más felices que vivimos con él, y los que ahora disfruta en compañía de otros seres queridos.
Celebramos su transformación de ser humano en ser divino, lleno por lo tanto de más luz, paz, amor, música y alegría. No se trata por lo tanto de una despedida, porque en cada uno de nosotros deja algo de su ser, de su carácter, de su genética. Viéndonos por lo tanto a nosotros le veremos a él, por eso sólo le decimos hasta luego.
Con su vida nos educó en la muerte, y ahora con ella vuelve a la vida que más anhelaba, la verdadera vida.
Gracias, padre y esposo por darnos el mejor regalo que es la vida, verdadera protagonista de esta reunión. Tu entrega se merece la paz más sosegada, el silencio más profundo”.
Descansa en paz
Un beso y hasta pronto:
Tu Familia.
José Luis Meléndez, Madrid 10 de Enero del 2007 - Funeral de Adolfo -
“Conscientes de tu presencia en estos momentos, y cumpliendo con tu expreso deseo, nos reunimos hoy tu familia, amigos, compañeros y demás allegados, con el propósito de festejar, si festejar con este acto tu acogida en otra vida superior.
Se equivocan pues quienes acuden a esta fiesta espiritual, con un semblante triste, apagado…compartimos la pena de su partida, pero pretendemos con este encuentro recordar los momentos más felices que vivimos con él, y los que ahora disfruta en compañía de otros seres queridos.
Celebramos su transformación de ser humano en ser divino, lleno por lo tanto de más luz, paz, amor, música y alegría. No se trata por lo tanto de una despedida, porque en cada uno de nosotros deja algo de su ser, de su carácter, de su genética. Viéndonos por lo tanto a nosotros le veremos a él, por eso sólo le decimos hasta luego.
Con su vida nos educó en la muerte, y ahora con ella vuelve a la vida que más anhelaba, la verdadera vida.
Gracias, padre y esposo por darnos el mejor regalo que es la vida, verdadera protagonista de esta reunión. Tu entrega se merece la paz más sosegada, el silencio más profundo”.
Descansa en paz
Un beso y hasta pronto:
Tu Familia.
José Luis Meléndez, Madrid 10 de Enero del 2007 - Funeral de Adolfo -
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