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23 de noviembre de 2023

El consultorio

Y ese es un motivo más que suficiente que me anima a seguir curando pacientes femeninas

Parece mentira, por no decir triste, como algunos imprevistos, pueden cambiar el transcurso del día. El caso es que esta mañana al salir de la ducha y ponerme la camiseta he descubierto, gracias al espejo, unas manchas rojas, en dicha prenda. Parecía, ahora viéndolo con cierta perspectiva, un hincha del Sporting (como es sabido, la camiseta de dicho equipo asturiano, está formada por franjas alternas y verticales, de colores rojo y blanco). Y digo del Sporting y no del Atlético, porque sin ser seguidor de ningún equipo, siento una especial predilección por los equipos humildes.

Los equipos humildes suelen proporcionar muchas más emociones que los primeros de la lista y casi siempre pierden porque tienen menos recursos económicos para fichar mejores jugadores. Se puede afirmar, por tanto, que el fútbol no es un deporte igualitario, ni justo. No solo porque juegan menos mujeres, sino porque no juegan los equipos en las mismas condiciones y con el mismo presupuesto, como lo hacen por ejemplo, dos jugadores de ajedrez.

Pero volvamos al lugar de los hechos. Al darme cuenta que eran manchas de sangre, he indagado por distintas partes de mi cuerpo, con objeto de averiguar su origen (bueno a excepción de una, por miedo a que se cumpliesen mis temores). No lo he logrado averiguar hasta pasada una media hora. La sangre provenía de uno de mis dedos.

Una vez localizada la herida, he procedido a ponerme una tirita. El problema es que no pegaba lo suficiente y se abría. Así que, ante el permanente goteo o hemorragia, se me ocurrió la brillante idea de coger un poco de papel higiénico y sujetarlo fuerte con cinta celo. Dicho y hecho. La solución ha sido fantástica y ha surtido su efecto de torniquete.

Primera parte del imprevisto solucionada. Pero una vez quitada la camiseta se me ha presentado el segundo desafío: ¿cómo quitar las manchas de sangre? Así que he empapado las zonas afectadas con un quitamanchas y a continuación he procedido a hacer un lavado a mano. Tonto de mí, porque podría haber consultado a alguna vecina, hubiera recibido sus respectivas atenciones y cuidados y en el peor de los casos, al menos, hubiera conseguido por añadidura, limpiar la morbosidad mi mente.

Lamentablemente, una hora después, tenía cita en la piscina y he tenido que quitarme mi precioso e inimitable vendaje con toda la pena del mundo. Y para colmo no estaba la socorrista con la que suelo hablar. Otra oportunidad perdida ante la cual hacer gala de mis curas y habilidades.

Así que al final he terminado consolándome retrotrayéndome a mi niñez. Aquella época en la que solía jugar inocentemente con una vecinita. Yo solía entretenerme con su cocina (como se ve ya afloró por entonces, una de mis aficiones), mientras ella se empeñaba en jugar conmigo a los médicos. Para ello, solía instalar la clínica detrás del sofá. Hasta que, claro, un día nos pillaron.

Como consecuencia de ello, la "autoridad competente", decidió precintar el consultorio. Pero gracias a Dios, como ha quedado patente hoy, mi vocación de sanitario no se ha visto afectada por tan lamentable decisión. Y ese es un motivo que además de alegrarme, me anima, a seguir curando pacientes femeninas.

José Luis Meléndez. Madrid, 23 de noviembre del 2023. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

12 de noviembre de 2023

Estimada soltería

Estimada soltería:

Te escribo, lo sé, mal y tarde. Mal, porque en lugar de una forma imprevista, lo hago de un modo inducido, en un día como hoy, Día Internacional de los Solteros. Y tarde, porque ni siquiera he tenido el detalle de celebrar contigo durante estos años, nuestro 50º aniversario.

Cómo no iba por tanto a dirigirme a ti, después de más de seis décadas juntos, a través de este género epistolar e íntimo, muestra del afecto y la confianza que ambos nos profesamos.

Lo hago para darte las gracias por haber estado cada mañana, cada tarde y cada noche no solo a mi lado, sino dentro de mí. Por hacerlo de una forma tan incondicional, sea cual fuese mi estado personal. Por haberme permitido conocer nuevas personas y nuevos mundos. Por aportarme objetividad. Por haberme permitido y enseñado a ser fiel a mí mismo. Una persona que  deja de ser fiel a sí mismo, es imposible que pueda serle fiel a otra. Solo así puede entenderse el apabullante número de parejas que se separan.

Como bien sabes, he tenido a lo largo de mi vida compañías igual de fieles que la tuya, pero lamentablemente no han llegado a ser tan duraderas en el tiempo como lo está siendo esta relación contigo.

Creo que nadie me conoce mejor que tú. Tal vez por eso nunca has dudado de mi fidelidad y me has permitido intimar con la soledad, que conociera gracias a ella la inspiración de mi musa, que pudiese comunicarme con ella, gracias a una de sus plumas, o que pudiera encontrar la ansiada paz en mi alma.

Desde siempre supiste que no me iría de ti. Ni el mismísimo Cupido sucumbió ante tu embrujo. Por eso en algún momento llegué a preguntarme quién estaba detrás de ti. Hasta que la respuesta vino en forma de poemas.

Si a estas alturas seguimos juntos, es porque tú has sabido reconocer mis cualidades y yo he encontrado en ti la estabilidad y la fidelidad inquebrantable que hasta hoy nadie ha sabido darme con la inmensa generosidad con la que tu lo haces.

Hoy gracias a Dios, estás mucho mejor considerada que antes, como así lo demuestran las últimas estadísticas. Ya en 2021, tu tendencia se vio al alza. Según el INE, en España había 14.115.300 solteros, un máximo histórico. Más de la mitad (7.578.800), eran hombres y 6.536.500 mujeres. Cifras que según el concepto de soltero, como veremos más adelante, conviene coger entre pinzas.

Y digo coger entre pinzas, porque da pena darse cuenta de cómo la sociedad aun no ha interiorizado tu verdadero significado. Y es que un soltero no es aquella persona que no está casado, ni está suelto o libre, como viene a definir la RAE.

A un divorciado, por ejemplo, no se le puede considerar un soltero porque no esté casado. Por mucho que ande suelto o libre, como especifica la Institución. En otras palabras, la soltería es un estado civil que es imposible recuperar una vez que se pierde. ¿Acaso deja de ser virgen una persona que se ha separado? De la misma forma la libertad que uno ha perdido al convivir con alguien es imposible que nadie pueda recuperarla nada más separarse.

Algunos ignoran, y tu eres testigo de ello, que los solteros también tenemos nuestras separaciones y nuestros divorcios. Supongo que recordarás aquellos años en los cuales me distancié emocionalmente de ti, mientras tu intentabas retenerme físicamente cerca de ti. Afortunadamente, aquello no acabó en divorcio, es decir, en una boda.

Y los dos hemos aprendido durante estos largos años, que la soltería también requiere de un compromiso, de una actitud responsable ante la vida, como es la de no traer más sufrimiento a la vida o el hecho de no crear más infelicidad a los demás. Compromisos que son mucho más difíciles y duros de mantener que el de un casado. Porque un soltero tiene que ser fiel a más amantes, como son la soledad, la paz o la libertad. Y de esta forma se da la paradoja que el soltero termina convirtiéndose en un amante platónico-poliamoroso.

Tu compañía ha sido y es tan enriquecedora, que nunca he tenido la sensación de estar solo. Siempre he estado contigo y gracias a ti he podido acompañarme a mí mismo. Y la relación más profunda que una persona puede tener es la que puede llegar a tener consigo mismo.

Como soltero y compañero tuyo no me arrepiento de este estado de gracia que desde el primer latido de mi vida comparto segundo a latido contigo. Al fin y al cabo un casado, en la mayoría de los casos, termina por convertirse en un ex soltero incomprendido por su pareja y en un divorciado distanciado de sí mismo.

Hoy es el Día de los solteros sin compromiso, porque los que están comprometidos ya están medio casados. Y yo, lejos de hacer gala de mis prebendas pacifistas, solitarias o libertarias, prefiero, en un día como el nuestro, recordar el compromiso que desde aquel primer latido nos sigue manteniendo unidos.

José Luis Meléndez. Madrid, 11 de noviembre del 2023. Fuente de la imagen: wikipedia.com

1 de noviembre de 2023

A mis difuntos

Queridos familiares y amigos:

Celebrar el día de los difuntos con un cielo tan gris como el de hoy, es algo que me parece injusto y a la vez contradictorio. Injusto, por la luz que con vuestras miradas compartisteis durante largos años conmigo. Contradictorio, por la energía gracias a la cual enriquecisteis mi vida y mi existencia. Existencia a través de la cual hoy intento brillar, como una luciérnaga y no de una forma constante y eterna como la vuestra.

Sería injusto y contradictorio por la luz que aún sigo recibiendo de vosotros, la mayoría de las veces sin ser consciente de ello, y declararos difuntos, cuando todos esos momentos que pasamos juntos siguen tan vivos.

Sería de igual forma, injusto e improcedente. Injusto que hoy pudiera sentirme triste y que os correspondiese con esa energía lastimera. E improcedente y un desprecio que podría llegar a doleros e incluso a haceros daño.

Sería una afrenta añadida hacia todas aquellas sonrisas tan luminosas, hacía aquellos latidos tan efusivos y acompasados, y, en definitiva, hacia aquellos lazos interiores que fuimos anudando con esmero y cariño, durante el transcurso de nuestras vidas.

El amor que habéis sembrado en mi, a diferencia del amor efímero y terrenal, es una semilla que cada día va creciendo más dentro de mí, gracias a vuestra luz y al riego diario de mi recuerdo. Tanto, que a veces me pregunto, cómo es posible que os sienta y quiera más que a muchos vivos que forman parte de mi vida diaria.

Y mientras pienso en la respuesta, no puedo dejar de emocionarme. Porque gracias a vosotros puedo volver a dejarme de sentir solo, y a ser capaz de creer en el Amor, con mayúsculas. En ese amor que por ser tan puro no requiere de instintos. Esta es la magia de los recuerdos desprovistos de nostalgia: con un solo recuerdo vuestro, soy capaz de volver a  amar, y de volver a hablaros, como cada noche hago. Gracias por vuestra inmensa capacidad de transformación.

Sería, de igual forma injusto, pronunciar la palabra “muerte”, de manera especial, en un día como este. Los verdaderos muertos son aquellos que son incapaces de “revivir” con una emoción especial y sin tristezas, los momentos que compartieron con todos los suyos.

Celebrar en un día como este, desde las emociones de mi corazón, sin tener en cuenta las vuestras, constituiría un innegable acto de egoísmo y una inmensa falta de sensibilidad y de empatía. Os agradezco por tanto la oportunidad que me brindáis al poder reflexionar sobre la temporalidad y el aprovechamiento de la vida. La de cómo me gustaría que me recordasen y/o homenajeasen en un día como este. Qué mejor que hacerlo con un poema o un texto del autor que sea del agrado de los lectores.

No puedo olvidarme en un día como hoy, de mis familiares caninos, de todos vosotros, mis queridos Tarzán, Chiqui, Boby, Tocho o de Kutxi, que tanta alegría, amor, felicidad y consuelo me habéis dado durante largos años. Gracias por enseñarme que el amor verdadero es un sentimiento que trasciende la especie humana.

Gracias a todos por la energía que me disteis y que no fui capaz de devolveros. Gracias por seguir estando aquí, dentro de mí. Gracias por hacerme renacer cada vez que os recuerdo. No importa que no pueda veros, lo importante es saber que estáis aquí, siempre accesibles y que puedo seguir sintiéndoos.

Me despido, si no feliz, al menos con el consuelo de saber que al menos, cuento con esa legión de familiares y amigos. Mucho más numerosa, y en algunos casos más querida, de las que dispongo en la tierra. No os debe, ni puede extrañar por tanto, si os digo que no me hace falta tomar unos dulces, tan típicos en esta vuestra fiesta, para evocaros. Prefiero seguir muriéndome de amor cada vez que revivo vuestro recuerdo.

Besos, abrazos, pero sobretodo, mucho cariño

¡Hasta pronto!

José luis

José Luis Meléndez. Madrid, 1 de noviembre del 2022. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org