Estimado José:
¿Qué tal estás? Aquí estamos, sí, pero no somos. Ni mi perra “Kutxi”, ni la tuya “Laika”, ni tu gente, ni este que te escribe. La noticia acaba de fulminarme como un rayo inesperado el corazón. Nuestro latido es distinto, como el barrio por el que paseabas con tu rubia, besucona y bonachona “Laika”.
Casi a la par, os habéis ido los dos, sin habernos dado el tiempo un instante para despedirnos. Tu por tu maldita gangrena en la pierna, y “Laika”, tu inseparable compañera canina, por una larga y penosa enfermedad que ya casi la impedía andar. ¡Causalidades de la vida! Estabais tan unidos, que la vida a sabiendas, os ha llevado juntos. Hospital Ramón y Cajal, punto y seguido o punto y final. ¡Qué más da...!
¡Que pareja tan romántica hacíais los dos!... Recuerdo cuando se escapó “Laika” por culpa de un desalmado que prendió un petardo, y como anduviste buscándola como un zombi por las calles, con la mitad de tu alma, a horas intempestivas cabizbajo y meditabundo. Pero estabais tan unidos por el karma y el destino, que tres días después, “Laika”, como en el pasaje bíblico, y de manera milagrosa, resucitó y se nos apareció entre “los muertos”. Alojada en casa de un vecino, y por medio de una conversación vecinal, volvisteis a encontraros y a ser la pareja ideal.
Buen conversador, caminante, y, unido a tu fiel bastón, todos teníamos constancia en qué invertías tu exigua pensión, tu tiempo y tu energía. Te cuidaste mucho cada día que no faltase cobertizo, ni plato, ni pienso a minino alguno, bien se tratara de comidas o de cenas. Comederos y bebederos repletos no sólo de manduca, sino de cariño, mientras los demás, entre los que me incluyo, nos dedicábamos al vicio, como este que es la escritura. Otro zarpazo de esta vida tan gatuna, y otro ejemplo y lección de valores que permanecerán indelebles en nuestra memoria.
Hoy los gemidos, maullidos y aullidos se unen en una coral fraternal para rendirte homenaje y cantar nuestra rabia e impotencia. Tranquilos, porque sabemos que aunque te has ido, sigues aquí con tu ejemplo. Esperaremos tumbados a ver quién se digna y atreve a tomar el palo de relevo que dejas.
Ahora que nos sentimos acompañados, ya no nos hará falta encontrarnos paseando por el parque, aunque los gatos, aun desconcertados por tu ausencia, esperen durante un tiempo la llegada paternal de su ángel. Por todo ello, deja que hoy, mientras nos miramos en silencio, con un gesto simbólico alcemos una “cinco estrellas” al cielo, y disculpa si al abrirla su sonido nos recuerda la “s” de tu nombre.
¡Buen Viaje, y mejor estancia! ¡Hasta pronto!
Con el cariño de todos
José Luis Meléndez. Barrio Santiago Apóstol. Manoteras. Madrid, 29 de Agosto del 2013
Esta carta estuvo expuesta, como homenaje póstumo, en la puerta principal de la Galería Comercial del Barrio Santiago Apóstol “Manoteras”, durante dos meses y medio, lugar en el cual José, acompañado de Laika y sus compañeros, tomaban sus cervezas.
Fuente de la imagen: Flickr.com
¿Qué tal estás? Aquí estamos, sí, pero no somos. Ni mi perra “Kutxi”, ni la tuya “Laika”, ni tu gente, ni este que te escribe. La noticia acaba de fulminarme como un rayo inesperado el corazón. Nuestro latido es distinto, como el barrio por el que paseabas con tu rubia, besucona y bonachona “Laika”.
Casi a la par, os habéis ido los dos, sin habernos dado el tiempo un instante para despedirnos. Tu por tu maldita gangrena en la pierna, y “Laika”, tu inseparable compañera canina, por una larga y penosa enfermedad que ya casi la impedía andar. ¡Causalidades de la vida! Estabais tan unidos, que la vida a sabiendas, os ha llevado juntos. Hospital Ramón y Cajal, punto y seguido o punto y final. ¡Qué más da...!
¡Que pareja tan romántica hacíais los dos!... Recuerdo cuando se escapó “Laika” por culpa de un desalmado que prendió un petardo, y como anduviste buscándola como un zombi por las calles, con la mitad de tu alma, a horas intempestivas cabizbajo y meditabundo. Pero estabais tan unidos por el karma y el destino, que tres días después, “Laika”, como en el pasaje bíblico, y de manera milagrosa, resucitó y se nos apareció entre “los muertos”. Alojada en casa de un vecino, y por medio de una conversación vecinal, volvisteis a encontraros y a ser la pareja ideal.
Buen conversador, caminante, y, unido a tu fiel bastón, todos teníamos constancia en qué invertías tu exigua pensión, tu tiempo y tu energía. Te cuidaste mucho cada día que no faltase cobertizo, ni plato, ni pienso a minino alguno, bien se tratara de comidas o de cenas. Comederos y bebederos repletos no sólo de manduca, sino de cariño, mientras los demás, entre los que me incluyo, nos dedicábamos al vicio, como este que es la escritura. Otro zarpazo de esta vida tan gatuna, y otro ejemplo y lección de valores que permanecerán indelebles en nuestra memoria.
Hoy los gemidos, maullidos y aullidos se unen en una coral fraternal para rendirte homenaje y cantar nuestra rabia e impotencia. Tranquilos, porque sabemos que aunque te has ido, sigues aquí con tu ejemplo. Esperaremos tumbados a ver quién se digna y atreve a tomar el palo de relevo que dejas.
Ahora que nos sentimos acompañados, ya no nos hará falta encontrarnos paseando por el parque, aunque los gatos, aun desconcertados por tu ausencia, esperen durante un tiempo la llegada paternal de su ángel. Por todo ello, deja que hoy, mientras nos miramos en silencio, con un gesto simbólico alcemos una “cinco estrellas” al cielo, y disculpa si al abrirla su sonido nos recuerda la “s” de tu nombre.
¡Buen Viaje, y mejor estancia! ¡Hasta pronto!
Con el cariño de todos
José Luis Meléndez. Barrio Santiago Apóstol. Manoteras. Madrid, 29 de Agosto del 2013
Esta carta estuvo expuesta, como homenaje póstumo, en la puerta principal de la Galería Comercial del Barrio Santiago Apóstol “Manoteras”, durante dos meses y medio, lugar en el cual José, acompañado de Laika y sus compañeros, tomaban sus cervezas.
Fuente de la imagen: Flickr.com
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