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14 de febrero de 2014

Aullidos de amor

Nunca imaginé que pudiera llegar a estarlo de mi mejor amiga. Ni que tuviese cuatro patas, ni que llegara a confesarlo de manera pública. Once años ya de relación diaria e intensa: soy un hombre enamorado. Antes lo fueron otros: Tarzán, Chiqui, Boby, Tocho... y ahora Kutxi, la primera “chica”. Por este motivo, no me gustaría empezar esta sección, sin hacer antes mención a las Patas que han mecido este recinto animal y vegetal de La Pluma en Ristre, y que lleva por nombre La Pluma Verde. Pero de manera muy especial a mi hoy entrañable y "Pequesauria" mascota, Kutxi.

"Pequesauria", porque es pequeñita de tamaño por fuera, pero inmensa de corazón por dentro. Por eso escribo "Kutxi" con "x", porque deduzco que en vasco debe significar "cajita". Cajita de resonancias emocionales y de sorpresas: ni un reproche, ni discusión con nadie.¡Qué lección tan grande! Así es su relación con todos, no solo con el que suscribe, y no digamos con sus amistades perrunas. Compañera, amiga, confidente, enfermera, guardiana. Hay muchas "Kutxis" dentro de Kutxi.

Solo los que tienen, o han tenido mascotas lo saben. ¡Cuántos momentos gratis, y todos más buenos que malos! Yo no lo dudo, lo he visto y sentido todos los días con mis propios ojos: los animales tienen alma. Los de dos piernas, somos los únicos que la perdemos y no sabemos utilizarla como ellos lo hacen, con menos recursos, y siempre en beneficio de los demás. ¿Para qué tanta escuela? me pregunto. Hoy me gustaría celebrar con ustedes, y a la vez dedicarle a ella esta sección, con el mismo cariño que ella me tiene, pero me temo que va a ser imposible.

Once años de relación canina, ¡son muchos años! Porque ya saben que un año canino equivale a siete humanos, y un perro como término medio suele vivir doce años. Así que Kutxi, tiene setenta y siete años, lo digo con orgullo, porque no los aparenta. Esta, su eterna juventud, tiene sus inconvenientes. No nos damos cuenta, pero ya empieza a reclamar otro tipo de atenciones, como son comidas más ligeras, paseos más cortos, y mucho más cariño. Ella lo sabe y lo presiente: sabe que pronto su alma partirá, y entrará más rápida en su cielo animal, que la nuestra, sin juicios finales, ni reproches de ningún creador, libre y tranquila de no haber hecho mal a nadie, pero con una pena inmensa de dejarnos, y de salir, como siempre lo hace, de su casa tan querida. Quizás por eso, hoy su mirada es más triste.

Con ella, como con cualquier mascota, la relación es tan enriquecedora, que unas veces te hace sentir como amiga, otras como compañera, hija, amante espiritual, y despierta en uno sentimientos de padre, amigo y amante. Por eso, hoy que mi amante canina, aún está entre nosotros, como si su espíritu pudiese leer en sueños estas palabras, desearía compartir con ustedes, de una manera pública este acontecimiento, y dedicarle a ella y a todos los antecesores mencionados, esta sección que lleva por epígrafe "La Pluma Verde". ¡Eso sí!, con mi primer aullido de hombre enamorado.

José Luis Meléndez. Madrid, 07 de Febrero del 2014.

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