"El aprendiz de brujo": la magia de la popularidad, y su efecto bomerang
Como si de un partido de futbol se tratara, el equipo de Telecinco, capitaneado por Paolo Vasile, ha marcado uno de los goles más espectaculares a su directo competidor, en la franja horaria de mayor audiencia semanal, liderada por el programa de la SEXTA, con “La Sexta Noche”. El telediario de dicha cadena, en su segunda edicción, presentado por José Ribagorda, y Carme Chaparro, abría el informativo con un sorprendente titular: el pequeño Francisco Nicolás, iba a ser entrevistado, esa misma noche en en programa “Un tiempo nuevo”.
A las 21:30 horas, “La Sexta Noche”, intenta contrarestar su programación, con un debate sobre el mismo personaje. A las 22:00 horas, TELECINCO, hace lo propio, con su equipo de colaboradoes, para abrir boca. A las 22:30 horas, Francisco Nicolás, hace su entrada en el plató. Una hora y media, de intervención gratuita. El gol de la audiencia, era imparable.
Francisco Nicolás, veinte años, el adolescente más famoso del momento, hace acto de presencia en una televisión. Como único objetivo desenmascarar su imagen pública yu mediática, y dar a conocer su verdad, por medio de pruebas y argumentos.
Aparece cono un príncipe azul, y elige para su estreno un sencillo atuendo: camisa y vaqueros del mismo color, a juego con sus ojos. Calzado negro. Su rostro de rasgos tiernos, entre niño y adolescente.
La seguridad de sus declaraciones, la serenidad ante las preguntas intimidatorias, y la falta de contradicciones, sobrecogen a media España.
La sorprendente cadena de secretos públicos que el entrevistado va desgranando, hace que la hasta entonces imagen friki, de comodín y acompañante fotográfico de Francisco Nicolás, se vaya desvaneciendo durante el transcurso de la entrevista.
La rica arquitectura de su lenguaje, elaborado y gótico, contrasta con el aniñado románico de sus ojos. Las líneas rojas que se han sobrepasado, son el motivo principal de su cita pública. La proposición de encargos alegales, su detención por seis agentes de asuntos internos, las cuatro horas que permaneció en el calabozo, sin posibilidad de ir al baño, su imagen pública, el daño causado a sus familiares, y los cuarenta días que lleva recluido en su casa, son suficientes motivos para esta comparecencia.
El móvil, principal testigo de este aparente sainete social e institucional, está siendo analizado por las fuerzas de seguridad. No es espía, ha matizado, sino colaborador. Aun así, ha acudido al programa, con nombres de altas instituciones del Estado, como posible prueba y aval de sus palabras.
La familia dice, desconocía sus actividades. Con su cara de niño, y cuerpo de adolescente, ha sabido mantener como un caballero, un encomiable temple, ante las insistentes y delicadas preguntas formuladas la identidad de sus compañeros.
Asegura tener un cofre repleto de más secretos que tesoros. Teme por su integridad, pero aun así ha guardado un as en su manga: si un día “le pasa algo”, se conocerá su verdad.
El pequeño Nicolás, hoy ha crecido y se nos ha hecho grande en la pantalla. La magia de la popularidad parece haberse vuelto contra él, como un bomerang. Solo el tiempo nos dirá, si esta historia y última función tiene truco, y estamos solo ante un aprendiz de brujo.
José Luis Meléndez. Madrid, 23 de Noviembre del 2014.
Fuente de la imagen: YouTube.com
Como si de un partido de futbol se tratara, el equipo de Telecinco, capitaneado por Paolo Vasile, ha marcado uno de los goles más espectaculares a su directo competidor, en la franja horaria de mayor audiencia semanal, liderada por el programa de la SEXTA, con “La Sexta Noche”. El telediario de dicha cadena, en su segunda edicción, presentado por José Ribagorda, y Carme Chaparro, abría el informativo con un sorprendente titular: el pequeño Francisco Nicolás, iba a ser entrevistado, esa misma noche en en programa “Un tiempo nuevo”.
A las 21:30 horas, “La Sexta Noche”, intenta contrarestar su programación, con un debate sobre el mismo personaje. A las 22:00 horas, TELECINCO, hace lo propio, con su equipo de colaboradoes, para abrir boca. A las 22:30 horas, Francisco Nicolás, hace su entrada en el plató. Una hora y media, de intervención gratuita. El gol de la audiencia, era imparable.
Francisco Nicolás, veinte años, el adolescente más famoso del momento, hace acto de presencia en una televisión. Como único objetivo desenmascarar su imagen pública yu mediática, y dar a conocer su verdad, por medio de pruebas y argumentos.
Aparece cono un príncipe azul, y elige para su estreno un sencillo atuendo: camisa y vaqueros del mismo color, a juego con sus ojos. Calzado negro. Su rostro de rasgos tiernos, entre niño y adolescente.
La seguridad de sus declaraciones, la serenidad ante las preguntas intimidatorias, y la falta de contradicciones, sobrecogen a media España.
La sorprendente cadena de secretos públicos que el entrevistado va desgranando, hace que la hasta entonces imagen friki, de comodín y acompañante fotográfico de Francisco Nicolás, se vaya desvaneciendo durante el transcurso de la entrevista.
La rica arquitectura de su lenguaje, elaborado y gótico, contrasta con el aniñado románico de sus ojos. Las líneas rojas que se han sobrepasado, son el motivo principal de su cita pública. La proposición de encargos alegales, su detención por seis agentes de asuntos internos, las cuatro horas que permaneció en el calabozo, sin posibilidad de ir al baño, su imagen pública, el daño causado a sus familiares, y los cuarenta días que lleva recluido en su casa, son suficientes motivos para esta comparecencia.
El móvil, principal testigo de este aparente sainete social e institucional, está siendo analizado por las fuerzas de seguridad. No es espía, ha matizado, sino colaborador. Aun así, ha acudido al programa, con nombres de altas instituciones del Estado, como posible prueba y aval de sus palabras.
La familia dice, desconocía sus actividades. Con su cara de niño, y cuerpo de adolescente, ha sabido mantener como un caballero, un encomiable temple, ante las insistentes y delicadas preguntas formuladas la identidad de sus compañeros.
Asegura tener un cofre repleto de más secretos que tesoros. Teme por su integridad, pero aun así ha guardado un as en su manga: si un día “le pasa algo”, se conocerá su verdad.
El pequeño Nicolás, hoy ha crecido y se nos ha hecho grande en la pantalla. La magia de la popularidad parece haberse vuelto contra él, como un bomerang. Solo el tiempo nos dirá, si esta historia y última función tiene truco, y estamos solo ante un aprendiz de brujo.
José Luis Meléndez. Madrid, 23 de Noviembre del 2014.
Fuente de la imagen: YouTube.com
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