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9 de noviembre de 2014

El guerrero

El guerrero, después de construir su armadura, y de empuñar otra amante, ha logrado dar la batalla

Mi tío, que es un año menor que yo (mi abuelo paterno se casó en segundas nupcias), me dedica este poema en el año 1997, en una de las etapas más duras de mi vida. Crisis de ansiedad ante un proyecto discográfico, con ingreso hospitalario incluído, después de una ruptura sentimental de tres años. Me tengo que desprender de la amante y de mis “hijos” musicales.

Entonces creía que nunca iba a recuperarme de esta mortal herida. La crisis me sirvió para canalizar la creatividad hacia la escritura. Hoy, como mi abuelo, estoy “casado” en segundas nupcias con Amanda 😉, y tengo muchos más hijos. Todos ellos (y ellas) encantadores.

El guerrero, después de construir su armadura, y de empuñar otra amante, ha logrado dar la batalla. Pero la guerra aún continúa…🤕💔

A José Luis

¡Oh, altísimo y augusto José Luis!,
caballero de siglos pretéritos,
asceta espartano de sublimes sentires.

Espíritu elevado y distinguido,
en ardua y perpetua contienda
con el entorno pétreo.

Corazón vehemente y afligido,
de violentos vuelcos contradictorios:
ora derrotado,
ora victorioso.

Alma indómita y lírica,
vulnerable y robusta,
sobria y adusta,
temerosa y altiva,
se sabe nada común.

Zozobra en un mundo hostil
que cercena los silencios,
que niega la contemplación,
que escarnece el recogimiento.

Más...¡¡ loado sea el cielo,
por nacer pariente vuestro!!,
tenedme por compañero,
confidente y camarada.

Y de esta fraternal llamarada
surgirá un nuevo frente guerrero
de cruzados y poetas insurrectos,
que esperan su hora con gesto fiero.

José Ignacio Meléndez García. Madrid, Mayo de 1997.
Fuente de la imagen: flickr.com

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