No, no soy yo la imagen de mí mismo, que hace un instante he visto reflejada en ti
Cada vez que abro tu puerta, pretendes recordarme en vano quien soy. Te sientes como un dios poderoso, que devuelve su imagen a mi semejanza. Si no estuvieras ciego, tal vez podrías verte en mis ojos, como yo cada día lo hago contigo.
Puedes estar tranquilo. No he venido a mirarte, sino a intentar verme en tu cristal opaco. Siento decirte, que no me he creído el falso, e idealizado reflejo de tu imagen. No, no soy yo. Ni siquiera la imagen conceptual de mí mismo, que hace un instante he visto reflejada en ti.
Me pregunto quién eres. Si no eres tan solo un espejismo, que nunca se olvida de recordarme en cada visita realizada, el inexorable transcurso del tiempo. Por mucho que mire mi fotocopia, en tu cristal ilusorio, nunca llegaré a verme, ni a reconocer contigo, la esencia de mi propio ser. Todo depende del cristal con que uno mira.
El espejo del alma, solo se ve, y se contempla en soledad, desde una profunda y sincera mirada interior. Desde los ojos verdaderos de la mente y del corazón. Aun así, querido amigo, te doy las gracias, por recordarme cada día, que todavía existo. Hasta más ver.
José Luis Meléndez. Madrid, 29 de Noviembre del 2014.
*Fuente de la imagen: Flickr.com
Cada vez que abro tu puerta, pretendes recordarme en vano quien soy. Te sientes como un dios poderoso, que devuelve su imagen a mi semejanza. Si no estuvieras ciego, tal vez podrías verte en mis ojos, como yo cada día lo hago contigo.
Puedes estar tranquilo. No he venido a mirarte, sino a intentar verme en tu cristal opaco. Siento decirte, que no me he creído el falso, e idealizado reflejo de tu imagen. No, no soy yo. Ni siquiera la imagen conceptual de mí mismo, que hace un instante he visto reflejada en ti.
Me pregunto quién eres. Si no eres tan solo un espejismo, que nunca se olvida de recordarme en cada visita realizada, el inexorable transcurso del tiempo. Por mucho que mire mi fotocopia, en tu cristal ilusorio, nunca llegaré a verme, ni a reconocer contigo, la esencia de mi propio ser. Todo depende del cristal con que uno mira.
El espejo del alma, solo se ve, y se contempla en soledad, desde una profunda y sincera mirada interior. Desde los ojos verdaderos de la mente y del corazón. Aun así, querido amigo, te doy las gracias, por recordarme cada día, que todavía existo. Hasta más ver.
José Luis Meléndez. Madrid, 29 de Noviembre del 2014.
*Fuente de la imagen: Flickr.com
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