LA SEGUNDA TRANSICIÓN: ¿Podemos centrarnos?:el centro ideológico, ha sido el mayor transformador social.
“Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, un, dos, tres…” Este fragmento de la canción de “La Yenka”, interpretada por Enrique y Ana, a finales de los setenta, recuerda la idiosincrasia española. Un país de contrastes, en donde la izquierda o la derecha, el bien o el mal, el Madrid o el Barca, el ateo o el creyente, conviven sin la ecuanimidad de pasar por el término medio.
“Españolito, que vienes al mundo, te guarde Dios, una de las dos Españas, ha de helarte el corazón”. No solo Antonio Machado, Miguel de Unamuno, también hace alguna crítica hacia el bipartidismo ya reinante de la época, que nos acompaña, desde hace siglos, alternando gobiernos de una y otra ideología. El resultado de las últimas elecciones europeas, ha abierto un claro cambio de tendencia en la intención de voto, pero hemos vuelto a pasar de un extremo al otro. Podemos, si, pero antes es preciso efectuarnos una pregunta: ¿realmente, que queremos?.Querer es poder, pero aún así, me asalta una segunda pregunta:¿cómo lo hacemos?
Durante los próximos meses, vamos a asistir a verdaderos y divertidos gestos e intentos de apareamiento por parte del poder político, con el pueblo. El poder seduce al pueblo, pero con precedentes de grandes y graves mentiras y medias verdades, exentas de honestos vuelos. Las técnicas de coqueteo, habrán de ser más creíbles, lo cual no implica que vayan a ser más sinceras. La corrupción, ha dilapidado la confianza popular.
El centro-derecha, y el centro-izquierda renacerán, como una flor primaveral, en uno y otro bando, con la intención de llenar las urnas, y animar el caladero de votos. Resulta insólito formularse la siguiente pregunta, para darse cuenta a continuación de la tremenda realidad: ¿Por qué no existe en el actual arco de fuerzas políticas, una representación genuina de centro-centro? El centro ideológico, ha demostrado ser el más eficaz y conciliador, a la hora de llevar a cabo las transformaciones más profundas e importantes en el país. Cambios progresistas, y no reformas conservadoras.
Hablar de regenerar la democracia, sin tener en cuenta el espíritu, y la figura de Adolfo Suárez, es igual que hablar de la luz, debajo de un sombrajo. La posible coalición del PP y del PSOE, después de las elecciones, no es una fórmula improbable. Ya se ha hecho en otros países como Alemania. Pero ni uno más uno son dos, ni la unión de la izquierda y de la derecha, dan como resultado un gobierno de centro.
Resulta inaudito que en los próximos comicios, no exista ninguna fuerza representativa, que pueda dar respuesta a la sociedad española, a través de una pregunta clave e importante como es la siguiente: ¿Podemos centrarnos?
José Luis Meléndez. Madrid, 11 de Diciembre del 2014.
Fuente: flickr.com
“Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, detrás, un, dos, tres…” Este fragmento de la canción de “La Yenka”, interpretada por Enrique y Ana, a finales de los setenta, recuerda la idiosincrasia española. Un país de contrastes, en donde la izquierda o la derecha, el bien o el mal, el Madrid o el Barca, el ateo o el creyente, conviven sin la ecuanimidad de pasar por el término medio.
“Españolito, que vienes al mundo, te guarde Dios, una de las dos Españas, ha de helarte el corazón”. No solo Antonio Machado, Miguel de Unamuno, también hace alguna crítica hacia el bipartidismo ya reinante de la época, que nos acompaña, desde hace siglos, alternando gobiernos de una y otra ideología. El resultado de las últimas elecciones europeas, ha abierto un claro cambio de tendencia en la intención de voto, pero hemos vuelto a pasar de un extremo al otro. Podemos, si, pero antes es preciso efectuarnos una pregunta: ¿realmente, que queremos?.Querer es poder, pero aún así, me asalta una segunda pregunta:¿cómo lo hacemos?
Durante los próximos meses, vamos a asistir a verdaderos y divertidos gestos e intentos de apareamiento por parte del poder político, con el pueblo. El poder seduce al pueblo, pero con precedentes de grandes y graves mentiras y medias verdades, exentas de honestos vuelos. Las técnicas de coqueteo, habrán de ser más creíbles, lo cual no implica que vayan a ser más sinceras. La corrupción, ha dilapidado la confianza popular.
El centro-derecha, y el centro-izquierda renacerán, como una flor primaveral, en uno y otro bando, con la intención de llenar las urnas, y animar el caladero de votos. Resulta insólito formularse la siguiente pregunta, para darse cuenta a continuación de la tremenda realidad: ¿Por qué no existe en el actual arco de fuerzas políticas, una representación genuina de centro-centro? El centro ideológico, ha demostrado ser el más eficaz y conciliador, a la hora de llevar a cabo las transformaciones más profundas e importantes en el país. Cambios progresistas, y no reformas conservadoras.
Hablar de regenerar la democracia, sin tener en cuenta el espíritu, y la figura de Adolfo Suárez, es igual que hablar de la luz, debajo de un sombrajo. La posible coalición del PP y del PSOE, después de las elecciones, no es una fórmula improbable. Ya se ha hecho en otros países como Alemania. Pero ni uno más uno son dos, ni la unión de la izquierda y de la derecha, dan como resultado un gobierno de centro.
Resulta inaudito que en los próximos comicios, no exista ninguna fuerza representativa, que pueda dar respuesta a la sociedad española, a través de una pregunta clave e importante como es la siguiente: ¿Podemos centrarnos?
José Luis Meléndez. Madrid, 11 de Diciembre del 2014.
Fuente: flickr.com
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