La cosificación, es un recurso lingüístico polivalente
“Veo, veo. ¿Qué ves? Una cosita. ¿Porqué letrita empieza? Por la "c". ¿Recuerdan? No hay mejor tratamiento anti edad para rejuvenecer, que acordarse, aunque sea unos instantes, de los tiempos de la infancia. Las cosas, nos decían, son menos importantes que las personas. Por eso perdonamos a los niños sus travesuras, porque “son cosas de niños”.
En la edad madura, los adultos nos consolamos de las vicisitudes de la vida “son las cosas de la vida”, y los mafiosos de diversa índole con sus cosas nostras respectivas.
Como ven, la cosa tiene su intríngulis, como es el de escurrir el bulto o quitar importancia a los sucesos negativos, y trasladarlos a una entidad inferior, bien sea corporal, espiritual, natural, artificial, real o abstracta. Es una forma de quitarle vida a un acontecimiento trascendente, y transferirlo a un objeto inanimado. ¡De cuantos castigos nos habremos librado!:
- ¿por qué has hecho esto?
- "Yo no he sido: ha sido mi mano".
De pequeños aprendemos a cosificar o a convertir nuestros pequeños pecaditos en cositas. La experiencia nos ha demostrado, que no hay mejor acción para eludir la infructuosa penitencia.
El señor Rajoy: “no conocía las cosas que ahora conocemos todos”, de su amigo Bárcenas: “Todo lo que se refiere a mí, y a los compañeros de partido, no es cierto, salvo alguna cosa, que han publicado los medios”. Pero el bien común, mal entendido, también puede ser cosificado: “Yo prefiero no subir el IVA, en 2013. Pero también le digo que si en ese momento, es bueno subir el IVA, lo haré, y haré cualquier cosa, aunque no me guste, y haya dicho que no lo voy a hacer”.
La cosificación, es un recurso lingüístico polivalente, y puede ser también empleado, a la hora de restar importancia a una determinada situación, como por ejemplo la actual corrupción es España: “unas pocas cosas, no son cuarenta y seis millones de españoles, ni el conjunto de España”.
Todo esto está muy bien, pero ustedes se preguntarán: pero entonces,¿puede una frase cosificada volver a tener vida? ¡Claro que sí!, siempre y cuando sean conscientes de su existencia, podrán desmontarla y dotarla de su realidad y vitalidad inicial. ¿No es maravilloso el lenguaje...?
José Luis Meléndez. Madrid, 29 de Octubre de 2014.
Fuente de la imagen: youtube.com
“Veo, veo. ¿Qué ves? Una cosita. ¿Porqué letrita empieza? Por la "c". ¿Recuerdan? No hay mejor tratamiento anti edad para rejuvenecer, que acordarse, aunque sea unos instantes, de los tiempos de la infancia. Las cosas, nos decían, son menos importantes que las personas. Por eso perdonamos a los niños sus travesuras, porque “son cosas de niños”.
En la edad madura, los adultos nos consolamos de las vicisitudes de la vida “son las cosas de la vida”, y los mafiosos de diversa índole con sus cosas nostras respectivas.
Como ven, la cosa tiene su intríngulis, como es el de escurrir el bulto o quitar importancia a los sucesos negativos, y trasladarlos a una entidad inferior, bien sea corporal, espiritual, natural, artificial, real o abstracta. Es una forma de quitarle vida a un acontecimiento trascendente, y transferirlo a un objeto inanimado. ¡De cuantos castigos nos habremos librado!:
- ¿por qué has hecho esto?
- "Yo no he sido: ha sido mi mano".
De pequeños aprendemos a cosificar o a convertir nuestros pequeños pecaditos en cositas. La experiencia nos ha demostrado, que no hay mejor acción para eludir la infructuosa penitencia.
El señor Rajoy: “no conocía las cosas que ahora conocemos todos”, de su amigo Bárcenas: “Todo lo que se refiere a mí, y a los compañeros de partido, no es cierto, salvo alguna cosa, que han publicado los medios”. Pero el bien común, mal entendido, también puede ser cosificado: “Yo prefiero no subir el IVA, en 2013. Pero también le digo que si en ese momento, es bueno subir el IVA, lo haré, y haré cualquier cosa, aunque no me guste, y haya dicho que no lo voy a hacer”.
La cosificación, es un recurso lingüístico polivalente, y puede ser también empleado, a la hora de restar importancia a una determinada situación, como por ejemplo la actual corrupción es España: “unas pocas cosas, no son cuarenta y seis millones de españoles, ni el conjunto de España”.
Todo esto está muy bien, pero ustedes se preguntarán: pero entonces,¿puede una frase cosificada volver a tener vida? ¡Claro que sí!, siempre y cuando sean conscientes de su existencia, podrán desmontarla y dotarla de su realidad y vitalidad inicial. ¿No es maravilloso el lenguaje...?
José Luis Meléndez. Madrid, 29 de Octubre de 2014.
Fuente de la imagen: youtube.com
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