Hace más de veinte días me vacuné contra la gripe. Y hoy lo he hecho de la Covid. En resumidas cuentas, he fraccionado ambas vacunas, pudiendo habérmelas puesto juntas, para evitar posibles reacciones. La decisión ha sido tomada con objeto de aprovechar la campaña de vacunación, como población (bueno más bien especie) de riesgo, lo que equivale a recordar mi actual estado de vulnerabilidad, como es la de estar soltero, sin esposa, hijos, ni novia que me pretenda (pero sigo siendo el rey, como dice la ranchera). "Ser adulto significa estar solo", decía Jean Rostand. Y por si fuera poco, si nos atenemos a mi edad avanzada, podremos concluir, que además de población de riesgo, estoy más cerca de estar en riesgo de extinción. Así que estoy esperando la siguiente dosis que me proteja de esta última circunstancia.
Como factores que me han motivado, están los siguientes. En primer lugar llega la Navidad y, ¡oh, casualidad!, no hemos aprendido y vamos a reunirnos de nuevo sin mascarilla. Como si...¡aaachisssss! (¡uy!, perdón), nada hubiera pasado y se nos hubieran olvidado las olas, los confinamientos, y los muertos que en lugar de evitarlos, preferiremos recordarlos estas "fiestas" tan propicias para ello, por el melancólico y triste estado de ánimo y de bostezo, que ya de por si infunden...
En segundo lugar está subiendo el nivel de contagio. En tercer lugar doy por hecho que después de estas fechas el índice empiece a ser preocupante. En cuarto lugar no hay muchos médicos que digamos, es decir, que ante un hipotético estallido de esta u otra enfermedad, conviene estar prevenido. Pero como todo va según las estadísticas, y los trackings, en lugar del sentido común, pues parece que todavía no es época de recomendar a la población el uso de mascarilla estas Navidades, aunque sí su vacunación (cada cosa a su tiempo y cada tiempo para su cosa). Recomendación: tenemos que ser un poco más "pacientes" (en el doble sentido de la palabra), por mucho que la muerte nos aceche. De lo contrario podríamos caer en la patología de la impertinencia. Y para esta última no hay tratamiento. Aunque existen estudios muy avanzados al respecto...
Otro de los motivos por los cuales me he vacunado, es que me apetecía cambiar de marca, por eso he optado por la mejor vacuna, que según tengo entendido, es la Pfizer. Es mi tercera dosis, después de las dos primeras de Moderna. Así que como ven, también ha sido una decisión tomada desde los principios de un hombre clásico en muchos sentidos, otro motivo añadido por el cual estoy en peligro de extinción. Así que del "Modernismo" he pasado al "Pfizerismo" (disculpen, como ven, sigo con los efectos secundarios de esta sociedad, que es ideologizarlo todo). Entenderán ahora por qué prefiero no seguir por esa línea, a la hora de confesar en qué brazo me han puesto la dosis, es decir, si ha sido en el brazo izquierdo o en el derecho.
Pero esos no han sido todos los beneficios. Porque también he aprovechado la visita para preguntar a las enfermeras que diferencias existen entre las composiciones de las distintas dosis de vacunas, aspecto que después de ver innumerables tertulias, todavía no han resuelto los virólogos, al menos de una forma pública (así que de nuevo pa-ciencia, esta vez con la ciencia). Y para mi sorpresa, he obtenido respuesta. Pero para no seguir aburriéndoles, me reservo la respuesta, para facilitársela a los que realmente estén interesados.
El caso es que al fin puedo compartir con ustedes la inmensa alegría de estar protegiéndome a mí mismo y a los demás. Y este debería ser al igual que el uso de la mascarilla, uno de los gestos solidarios que deberíamos hacer todos en estas fechas tan dadas al postureo consumista y gastronómico. Así que solo se me ocurre exclamar (lo siento por los negacionistas de si mismos, que no están dispuestos a vacunarse, pero que no se "niegan" a recibir una anestesia general o una transfusión de un vacunado, ante una grave dolencia, por muchos chips que tengan), ¡Chip!, ¡Chip!, ¡Hurra! Moraleja: no reniegues de mí, ni de la ciencia, porque un día podemos salvarte.
José Luis Meléndez. Madrid, 30 de noviembre del 2022. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org
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