El espíritu navideño es el que se demuestra con TODOS los seres, no el que se suma a todas las fiestas y eventos propios de estas fechas
El año pasado "resistimos" musicalmente hablando la pandemia, gracias al Dúo Dinámico. Y este año sobrevivimos a una guerra y a una "década mortal", como dice la letra de Mocedades en su canción "Sobreviviremos". Y yo me pregunto: ¿dónde están los optimistas del año pasado...? ¿Y los del anterior...? ¿Y los del anterior del anterior...?
A mi este año, como realista informado (suelo evitar como moderado los extremos del optimismo y del pesimismo), no me ha cogido por sorpresa, porque el año anterior ya dejé de tomar las uvas. Fue una forma de evitar que este año volviera a tomarme el pelo. Y este año, además, me he propuesto como sanción (ahora que están de moda) y a la vez como norma, no tomar níngun producto navideño (exceptuando el posible y esperado dulce que Mamá Noel me tenga reservado para la ocasión), como protesta al pésimo karma colectivo que nos ha vuelto a dejar.
Un pesimista es mucho más feliz que un optimista. El pesimista tiene más fortaleza interior que el optimista. Tiene asumida la realidad y está más preparado que el optimista para afrontar el futuro incierto. Por eso el optimista, ante su debilidad mental, necesita la esperanza y desplazarse al futuro para pensar que todo va a ir mejor. Un pesimista cuando se equivoca en sus previsiones recibe sorpresas positivas mientras que un optimista cuando hierra, se topa de frente con noticias tristes y todas sus ilusiones terminan porque termine viniéndose abajo. Un pesimista es un ser más realista y perfeccionista. Por ello suele equivocarse menos que el optimista, si se tiene en cuenta que la realidad tiene más de tragedia que de comedia.
Los regalos impuestos los dejé hace años, porque aunque soy agnóstico, me parecen un insulto hacia el pobre recién nacido. Por no hablar de la gente que lo está pasando mal en Ucrania. Los regalos han de ser espontáneos, tienen que salir del corazón y no han de ser constituir un agravio contra la realidad y las personas y seres que forman parte de ella. Este es el principio de la solidaridad, el reconocimiento de la necesidad y del sufrimiento en el mundo. Han de nacer del afecto o de la admiración. Nunca de un compromiso ajeno. Y este hecho no tiene porqué incluir la billetera.
Un regalo impuesto nos hace además de hipócritas, seres frígidos emocionales. Me niego por tanto a pecar por la parte que me toca, en contraposición a las personas de fe, bajo mi condición de agnóstico o de medio creyente dudoso, en tiempos donde la vida espiritual, debiera prevalecer sobre la material, independientemente de la creencia o la filosofía de cada uno.
Así que solo con este gesto creo que estoy demostrando un espíritu más navideño que muchos. Incluyo a los que aprovechan estas fiestas para molestar con su egoísmo a los vecinos, a los que se limitan a ir a misa, o los que ponen el belén o iluminan el arbolito, para tranquilizar su conciencia, mientras se ponen hasta arriba, en tiempos que debieran ser de solidaridad, recogimiento y absoluta austeridad. Hecho que me ha sorprendido sin embargo muy gratamente, al comprobar cómo siendo desde siempre contrario a este Ramadán cristiano-consumista, soy capaz de derrochar una completa y sana espiritualidad, en contraposición a muchos creyentes, en estas fechas.
Pero desde luego lo que no entiendo es como si las Navidades son para algunos consideradas "fiestas", son tan tristes las canciones que ponen y que cantan, las cuales terminan por contagiarnos a todos. Debe ser tal vez por culpa de los "aguafiestas" que prefieren continuar con su estado anímico neutral a terminar siendo diagnosticados de depresión, después de un mes largo de profunda melancolía.
El espíritu navideño es el que se demuestra con TODOS los seres, no el que se suma a todas las fiestas y eventos propios de estas fechas, perjudicándose a sí mismo y a los demás. Me da por tanto lástima ver como una amplia mayoría de personas, además de desvirtuar estas fechas navideñas, culpan y tachan a los demás de aguafiestas, cuando son en realidad ellos los que optaron en su día por alejarse del auténtico mensaje de respeto, amor y fraternidad, prescindiendo de la espiritualidad, bien sea laica o religiosa, propia de estas fechas, para centrarse en el marcado perfil comercial de las mismas . Como suele decirse: el mundo al revés.
Hoy se ha inaugurado la Navidad en Madrid, un mes antes que en Belén, lo cual de entrada, me parece algo sospechoso. Pero el ser humano sigue sin aprender y prefiere celebrar la Navidad y los años venideros por anticipado. Así que no sé que decirles. ¡Feliz año! (disculpen, quería incluir interrogaciones, en lugar de admiraciones). No piensen con ello que niego la fe de la doctrina optimista. Muy al contrario. Por eso estoy seguro que el próximo año resucitaremos. Así que voy a ir buscando el tema que represente dicho acontecimiento.
José Luis Meléndez. Madrid, 24 de noviembre del 2022. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org
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