Las onomatopeyas temporales de Iglesias, parecen haber enmudecido
“¡Ah del barco: fuego cruzado a babor y estribor!”. Los primeros cañonazos de la casta, a la poderosa carabela de Pablo Iglesias, empiezan a causar mella en la tripulación. Las aguas azuladas y mediáticas del Pepé, han salpicado las brillantes hojas de servicio de los comandantes Errejón y Monedero. El capitán Iglesias, ha salido a cubierta desde su camarote europeo, y ha subido una vez más a lo más alto del mástil a defender a su tripulación, y a desafiar al barco genovés, con la convocación inminente de elecciones. Los corsarios genoveses se han retirado asustados por el huracán de sus palabras (con un poco de casta, basta).
El capitán poderoso, quizás haya intuido que el reclutamiento ascendente de soldados en su nave ha tocado fondo. Más vale una victoria a tiempo, que una posible derrota póstuma. La lucha por el poder ha comenzado. Estas son solo las primeras olas electorales. Por delante todavía quedan diez largos meses de travesía marítima, y la lucha definitiva en alta mar. En lugar de su flota, el Pepé ha comenzado a utilizar la aviación institucional y mediática de la que no dispone Podemos.
La escuadra amarilla y quirúrgica de los medios ya surca los cielos de España, y han dirigido de nuevo su punto de mira a la tripulación de “La Poderosa”. Rugen los motores en el hangar monclovita. La crisis se ve mejor desde arriba. Es todavía pronto para repartir las papeletas electorales desde el aire. Los caramelos anestésicos de miel en su lugar, intentan endulzar los agrios sabores de los recortes del pasado. Ya se oye el zumbido primaveral, y el mundo multicolor de la abeja Maya.
Luis ha sido fuerte, y amenaza con enseñar las fauces de Barcenosauro que lleva dentro, sino se le dispensa un trato igualitario. Y Falciani se ha ofrecido a colaborar con Podemos, contra el fraude fiscal. Es posible que aun renazca alguna criatura del pleistoceno. Pedro Sánchez confía en no perder su tren, como Susana Díaz, y juega a las adivinanzas con su ambigüedad ideológica cuando se le pregunta si después de las elecciones pactaría con Podemos o con el Pepé. Se sabe poseedor de las dos llaves que pueden abrir la puerta de la Moncloa.
Quizás por eso se le vea nadar, como buen piscis, con tanto estilo entre las dos aguas del estrecho. Se siente muy cómodo pactando con el Pepé, y desea más pactos de Estado. De esta forma, con su imagen de estadista, puede seducir a la derecha, y arrebatarla importantes votos. A pesar de su falta de garra, y de argumentario progresista, juega con otro valor añadido: es el líder mejor valorado.
Las aguas revueltas en Izquierda Unida, han propiciado una huida hacia adelante de su candidata por Madrid, Tania Sánchez. A los problemas personales y de organización, ahora se suma su gran vacío. Los pactos de la futura organización de Sánchez e IU con Podemos, después de un escenario electoral, parecen cada día más que evidentes. Podemos ha sabido fagocitar con su ambigüedad un amplio espectro ideológico.
El cronómetro lo puso en marcha el líder de Podemos, el día treinta y uno de Enero. Las onomatopeyas temporales de Iglesias parecen haber enmudecido. Es posible que haya entrado agua en el reloj del capitán.
José Luis Meléndez. Madrid, 10 de Febrero del 2015.
Fuente de la imagen: Flickr.com
“¡Ah del barco: fuego cruzado a babor y estribor!”. Los primeros cañonazos de la casta, a la poderosa carabela de Pablo Iglesias, empiezan a causar mella en la tripulación. Las aguas azuladas y mediáticas del Pepé, han salpicado las brillantes hojas de servicio de los comandantes Errejón y Monedero. El capitán Iglesias, ha salido a cubierta desde su camarote europeo, y ha subido una vez más a lo más alto del mástil a defender a su tripulación, y a desafiar al barco genovés, con la convocación inminente de elecciones. Los corsarios genoveses se han retirado asustados por el huracán de sus palabras (con un poco de casta, basta).
El capitán poderoso, quizás haya intuido que el reclutamiento ascendente de soldados en su nave ha tocado fondo. Más vale una victoria a tiempo, que una posible derrota póstuma. La lucha por el poder ha comenzado. Estas son solo las primeras olas electorales. Por delante todavía quedan diez largos meses de travesía marítima, y la lucha definitiva en alta mar. En lugar de su flota, el Pepé ha comenzado a utilizar la aviación institucional y mediática de la que no dispone Podemos.
La escuadra amarilla y quirúrgica de los medios ya surca los cielos de España, y han dirigido de nuevo su punto de mira a la tripulación de “La Poderosa”. Rugen los motores en el hangar monclovita. La crisis se ve mejor desde arriba. Es todavía pronto para repartir las papeletas electorales desde el aire. Los caramelos anestésicos de miel en su lugar, intentan endulzar los agrios sabores de los recortes del pasado. Ya se oye el zumbido primaveral, y el mundo multicolor de la abeja Maya.
Luis ha sido fuerte, y amenaza con enseñar las fauces de Barcenosauro que lleva dentro, sino se le dispensa un trato igualitario. Y Falciani se ha ofrecido a colaborar con Podemos, contra el fraude fiscal. Es posible que aun renazca alguna criatura del pleistoceno. Pedro Sánchez confía en no perder su tren, como Susana Díaz, y juega a las adivinanzas con su ambigüedad ideológica cuando se le pregunta si después de las elecciones pactaría con Podemos o con el Pepé. Se sabe poseedor de las dos llaves que pueden abrir la puerta de la Moncloa.
Quizás por eso se le vea nadar, como buen piscis, con tanto estilo entre las dos aguas del estrecho. Se siente muy cómodo pactando con el Pepé, y desea más pactos de Estado. De esta forma, con su imagen de estadista, puede seducir a la derecha, y arrebatarla importantes votos. A pesar de su falta de garra, y de argumentario progresista, juega con otro valor añadido: es el líder mejor valorado.
Las aguas revueltas en Izquierda Unida, han propiciado una huida hacia adelante de su candidata por Madrid, Tania Sánchez. A los problemas personales y de organización, ahora se suma su gran vacío. Los pactos de la futura organización de Sánchez e IU con Podemos, después de un escenario electoral, parecen cada día más que evidentes. Podemos ha sabido fagocitar con su ambigüedad un amplio espectro ideológico.
El cronómetro lo puso en marcha el líder de Podemos, el día treinta y uno de Enero. Las onomatopeyas temporales de Iglesias parecen haber enmudecido. Es posible que haya entrado agua en el reloj del capitán.
José Luis Meléndez. Madrid, 10 de Febrero del 2015.
Fuente de la imagen: Flickr.com
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