La parodia nos aleja de uno de los objetivos primordiales del humor, como es el aprender a reírnos de nosotros mismos
Algunos días como hoy suelo escuchar y compartir algún tema musical a través de las redes sociales. Hoy he escuchado "Perdóname" de Camilo Sesto, el cual me ha llevado a preguntarme: ¿Cuántas personas se habrán reconciliado con este tema, sin saber lo que un día llegó a separarles...?
He leído la trayectoria de Camilo en Wikipedia y es impresionante. Me parece uno de los mejores compositores. Tiene una sensibilidad envidiable. Ha compuesto temas para músicos de primera línea. Su voz además es un prodigio. Es un artista integral.
Me parece una injusticia que se hayan parodiado sus dotes interpretativas. Aunque sea con su consentimiento. Lo considero una falta de respeto a la libertad de expresión del individuo, y una forma de coacción e intimidación personal en la que los telespectadores no debemos entrar. Porque nos aleja de uno de los objetivos primordiales del humor, como es el aprender a reírnos de nosotros mismos.
No se lo merece una persona que ha aportado tanto a la cultura, y que nos ha hecho sentir más humanos, y mejores personas. Por eso, cada día, me gustan menos los imitadores. O mejor dicho los "limitadores" de la libertad invividual.
José Luis Meléndez. Madrid, 13 de noviembre del 2018
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org
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