La señorita May sigue siendo europea, y el Big Ben sigue marcando la cuenta atrás. No hay excusas ni tiempo que esperar.
La idea de unas segundas elecciones en Reino Unido han estado encima de la mesa como una posible solución a la salida de este país de la Unión Europea. Pero convendría manejar otras opciones como sería la de hacerlas con una segunda vuelta, teniendo en cuenta que ahora hay ciudadanos que entonces no votaron, y que existe una mayoría de británicos que se inclinan por esta opción. De esta forma se lograría la salida a un posible empate y no se pondría en cuestión el sistema democrático.
Da pena ver a Theresa May en esta tesitura, pero más pena da que por tan pocos votos se tomen decisiones tan drásticas, que afectarán a millones de europeos. La decisión no solo incumbe a Inglaterra, motivo por el cual no estaría de más algún gesto de acercamiento de algún mandatario europeo (gestos que se echan en falta, y siempre son de agradecer), si es posible acompañada de una invitación a escuchar en directo la novena sinfonía de Beethoven, más conocido como "El himno de la alegría", que durante tanto tiempo ha cohesionado a las naciones europeas.
Seguro que tendría más efectos que la canción del grupo ABBA, con coreografía incluida. ¿O es que el parentesco de hermanos se pierde, así, de la noche a la mañana...? La señorita May sigue siendo europea, y el Big Ben sigue marcando la cuenta atrás. No hay excusas ni tiempo que esperar.
José Luis Meléndez. Madrid, 16 de noviembre del 2018
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org
La idea de unas segundas elecciones en Reino Unido han estado encima de la mesa como una posible solución a la salida de este país de la Unión Europea. Pero convendría manejar otras opciones como sería la de hacerlas con una segunda vuelta, teniendo en cuenta que ahora hay ciudadanos que entonces no votaron, y que existe una mayoría de británicos que se inclinan por esta opción. De esta forma se lograría la salida a un posible empate y no se pondría en cuestión el sistema democrático.
Da pena ver a Theresa May en esta tesitura, pero más pena da que por tan pocos votos se tomen decisiones tan drásticas, que afectarán a millones de europeos. La decisión no solo incumbe a Inglaterra, motivo por el cual no estaría de más algún gesto de acercamiento de algún mandatario europeo (gestos que se echan en falta, y siempre son de agradecer), si es posible acompañada de una invitación a escuchar en directo la novena sinfonía de Beethoven, más conocido como "El himno de la alegría", que durante tanto tiempo ha cohesionado a las naciones europeas.
Seguro que tendría más efectos que la canción del grupo ABBA, con coreografía incluida. ¿O es que el parentesco de hermanos se pierde, así, de la noche a la mañana...? La señorita May sigue siendo europea, y el Big Ben sigue marcando la cuenta atrás. No hay excusas ni tiempo que esperar.
José Luis Meléndez. Madrid, 16 de noviembre del 2018
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org
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