El Presidente americano ha venido a solicitar una mayor contribución militar, mientras ataca con sus medidas arancelarias la economía de sus aliados
El Presidente que se lleva mal con sus aliados y bien con sus enemigos ha llegado de visita al viejo continente. Y lo ha hecho con objeto de solicitar y recordar a sus enemigos europeos (según palabras suyas), una contribución a la OTAN del 2% de su PIB. Decir recordar sería quedarse corto, porque el surfista ruso ha aprovechado la ocasión para doblar su apuesta y exigir a los mencionados países el 4% de su PIB.
El porcentaje del 2% resulta inasumible para 15 de los 29 países de la Unión, entre los cuales se encuentra España, país que cerrará 2018 con un gasto en Defensa del 0,93%, después de que el ejecutivo de Rajoy se comprometiera a aumentar al 1,53% dicha cifra, cuando el compromiso de los aliados era llegar al 2%. El Presidente español le ha recordado a su homólogo americano al comienzo de la cumbre, que España ha incrementado dicho porcentaje desde 2015 y 2016, y que su país aporta otras capacidades como son apoyo logístico y misiones que se encuentran por encima de los demás países.
El encuentro de cuatro horas mantenido entre Trump y Putin en Helsinki se preveía tenso motivo por el cual ha sido celebrado a puerta cerrada, para evitar que trascendiera alguna imagen que reflejara las altas temperaturas, y el tenso ambiente existente en las relaciones trasatlánticas entre los Estados Unidos y Europa. En el transcurso de dicha reunión no se produjo como era de esperar la firma de ningún acuerdo. Trump reconoció que habló con Putin largo y tendido sobre las injerencias rusas, y Putin se erigió en vencedor del encuentro en el mismo momento que afirmó que su encuentro con Trump había sido “sincero, productivo, exitoso y útil”.
Putin, ante la pregunta sobre si su gobierno dispone de información sensible sobre Trump que pudiera condicionar su mandato bajo amenaza de difundirla, en relación al viaje que el Presidente estadounidense realizó a Moscú, para asistir al concurso de Miss Universo en 2013, declaró que “ni siquiera supe que estaba en Moscú”.
El proteccionismo de Trump está provocando ciertos desequilibrios en las bolsas europeas e internacionales mientras la economía estadounidense crece. Una situación que a medio plazo puede provocar una recesión en EE.UU, según el FMI, y ante la cual ha dejado caer futuras represalias. Una guerra económica y geopolítica en el mundo y Europa que ha provocado las correspondientes suspicacias de los países que hasta hace poco eran amigos de los Estados Unidos, y que desde la llegada del actual Presidente a la Casa Blanca, se plantean la creación de una Alianza europea.
Según el artículo publicado a finales de junio en “The Washington Post”, el Pentágono reconoció que se realizaron ciertas estimaciones para retirar tropas de Alemania. Con la aplicación de dicha medida desmentida de manera oficial se pretendía desproteger el corazón de Europa. El hecho lo confirman los reproches que Trump ha dirigido durante su estancia a la Canciller alemana, Angela Merkel, por adquirir gas ruso, mientras Alemania solicita ayuda a la OTAN. Un doble lenguaje incompatible para el señor Trump, tan coherente en sus decisiones.
La aproximación de Trump a Rusia ha reavivado los recelos de muchos americanos, de los responsables de la CIA, y de la Agencia Nacional de Seguridad, que han criticado la actuación de Trump con los europeos a su llegada a Estados Unidos, por anteponer la palabra de Putin a las investigaciones de sus propias agencias. Dichos organismos además han aprovechado la ocasión para desmentir a Trump, y han concluido que Rusia interfirió en las elecciones de 2016, hecho que ha provocado en Trump una rectificación: “Acepto las conclusiones de nuestros agentes", aunque puntualizó que dichas interferencias no afectaron en el resultado electoral. Incluso el partido republicano del Presidente se ha mostrado preocupado ante la posibilidad de perder apoyos en las elecciones que tendrán lugar en noviembre. Las protestas en Europa ante la llegada del inquilino de la Casa Blanca han evidenciado la falta de simpatía y de animadversión que despierta el mandatario norteamericano no solo en su país sino en la tierra de sus aliados.
El Presidente sigue actuando más como el magnate que era que como el Presidente que es, y cada día con su actitud contribuye a que muchos vean en él al enemigo en casa, y al ventrílocuo de su homólogo ruso. Trump gestiona el mundo como si fuera una multinacional en la que los demás Presidentes, son sus Consejeros delegados.
El Presidente americano ha venido a solicitar una mayor contribución militar, mientras ataca con sus medidas arancelarias la economía global de sus aliados. La respuesta que debiera darle la ONU y las demás naciones, es que la Administración Trump contribuya antes como primera potencia mundial a dar ejemplo, y a destinar dicho porcentaje a programas relacionados con los Derechos Humanos en el mundo. Porque cada vez hay más seres que sufren de una manera injusta en el planeta. “América first”.
José Luis Meléndez. Madrid, 22 de julio del 2018
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org
El Presidente que se lleva mal con sus aliados y bien con sus enemigos ha llegado de visita al viejo continente. Y lo ha hecho con objeto de solicitar y recordar a sus enemigos europeos (según palabras suyas), una contribución a la OTAN del 2% de su PIB. Decir recordar sería quedarse corto, porque el surfista ruso ha aprovechado la ocasión para doblar su apuesta y exigir a los mencionados países el 4% de su PIB.
El porcentaje del 2% resulta inasumible para 15 de los 29 países de la Unión, entre los cuales se encuentra España, país que cerrará 2018 con un gasto en Defensa del 0,93%, después de que el ejecutivo de Rajoy se comprometiera a aumentar al 1,53% dicha cifra, cuando el compromiso de los aliados era llegar al 2%. El Presidente español le ha recordado a su homólogo americano al comienzo de la cumbre, que España ha incrementado dicho porcentaje desde 2015 y 2016, y que su país aporta otras capacidades como son apoyo logístico y misiones que se encuentran por encima de los demás países.
El encuentro de cuatro horas mantenido entre Trump y Putin en Helsinki se preveía tenso motivo por el cual ha sido celebrado a puerta cerrada, para evitar que trascendiera alguna imagen que reflejara las altas temperaturas, y el tenso ambiente existente en las relaciones trasatlánticas entre los Estados Unidos y Europa. En el transcurso de dicha reunión no se produjo como era de esperar la firma de ningún acuerdo. Trump reconoció que habló con Putin largo y tendido sobre las injerencias rusas, y Putin se erigió en vencedor del encuentro en el mismo momento que afirmó que su encuentro con Trump había sido “sincero, productivo, exitoso y útil”.
Putin, ante la pregunta sobre si su gobierno dispone de información sensible sobre Trump que pudiera condicionar su mandato bajo amenaza de difundirla, en relación al viaje que el Presidente estadounidense realizó a Moscú, para asistir al concurso de Miss Universo en 2013, declaró que “ni siquiera supe que estaba en Moscú”.
El proteccionismo de Trump está provocando ciertos desequilibrios en las bolsas europeas e internacionales mientras la economía estadounidense crece. Una situación que a medio plazo puede provocar una recesión en EE.UU, según el FMI, y ante la cual ha dejado caer futuras represalias. Una guerra económica y geopolítica en el mundo y Europa que ha provocado las correspondientes suspicacias de los países que hasta hace poco eran amigos de los Estados Unidos, y que desde la llegada del actual Presidente a la Casa Blanca, se plantean la creación de una Alianza europea.
Según el artículo publicado a finales de junio en “The Washington Post”, el Pentágono reconoció que se realizaron ciertas estimaciones para retirar tropas de Alemania. Con la aplicación de dicha medida desmentida de manera oficial se pretendía desproteger el corazón de Europa. El hecho lo confirman los reproches que Trump ha dirigido durante su estancia a la Canciller alemana, Angela Merkel, por adquirir gas ruso, mientras Alemania solicita ayuda a la OTAN. Un doble lenguaje incompatible para el señor Trump, tan coherente en sus decisiones.
La aproximación de Trump a Rusia ha reavivado los recelos de muchos americanos, de los responsables de la CIA, y de la Agencia Nacional de Seguridad, que han criticado la actuación de Trump con los europeos a su llegada a Estados Unidos, por anteponer la palabra de Putin a las investigaciones de sus propias agencias. Dichos organismos además han aprovechado la ocasión para desmentir a Trump, y han concluido que Rusia interfirió en las elecciones de 2016, hecho que ha provocado en Trump una rectificación: “Acepto las conclusiones de nuestros agentes", aunque puntualizó que dichas interferencias no afectaron en el resultado electoral. Incluso el partido republicano del Presidente se ha mostrado preocupado ante la posibilidad de perder apoyos en las elecciones que tendrán lugar en noviembre. Las protestas en Europa ante la llegada del inquilino de la Casa Blanca han evidenciado la falta de simpatía y de animadversión que despierta el mandatario norteamericano no solo en su país sino en la tierra de sus aliados.
El Presidente sigue actuando más como el magnate que era que como el Presidente que es, y cada día con su actitud contribuye a que muchos vean en él al enemigo en casa, y al ventrílocuo de su homólogo ruso. Trump gestiona el mundo como si fuera una multinacional en la que los demás Presidentes, son sus Consejeros delegados.
El Presidente americano ha venido a solicitar una mayor contribución militar, mientras ataca con sus medidas arancelarias la economía global de sus aliados. La respuesta que debiera darle la ONU y las demás naciones, es que la Administración Trump contribuya antes como primera potencia mundial a dar ejemplo, y a destinar dicho porcentaje a programas relacionados con los Derechos Humanos en el mundo. Porque cada vez hay más seres que sufren de una manera injusta en el planeta. “América first”.
José Luis Meléndez. Madrid, 22 de julio del 2018
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org
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