Todo seguirá igual, mientras los señores del cortijo, no se desprendan de la rosa azul de sus solapas
Los hechos son tozudos, llamativos, y a la vez evidentes. El señor González se acuerda y se interesa de Venezuela cuando se encuentra en España; de España cuando está en el extranjero, y del Partido Popular, a la hora de tomar decisiones en su partido. En esta ocasión, después de abandonar tierras colombianas, ha elegido los arrecifes chilenos, para lanzar sus burbujas mediáticas. Con la lejanía que da la distancia, y la premeditación, la nocturnidad y la alevosía propia para la ocasión, ha aprovechado una llamada telefónica a la Cadena Ser (como no podía ser de otra forma), para dividir como un Dios iracundo, el mar rojo en dos mitades: el de la de la baronía, partidaria de una abstención que favorezca la gobernabilidad de la derecha, y el de la militancia, fiel a cumplir el "no" de su último Comité Federal.
El señor González, ha declarado, que se siente traicionado por el señor Sánchez. El señor Sánchez le manifestó a González que votaría en contra en la primera votación de la investidura de Rajoy, y que se abstendría en la segunda votación. ¿Qué parte del "no", decidido por el Comité Federal, no ha entendido el señor González? ¿Esa era su intención? ¿Utilizar a Sánchez para que este traicionase la palabra de su partido? ¿Qué concepto de la democracia interna tiene el expresidente de gobierno?
Si la visita de González a Venezuela, para liberar a Leopoldo López, fue un auténtico fracaso, que a día de hoy intenta solucionar Zapatero, los efectos de la llamada del barón socialista, han terminado por asestar el golpe de gracia definitivo a su partido, y a la izquierda española. Es posible que si el señor González, en lugar de aburrirse como asesor en Gas Natural, se hubiera dedicado a conciliar las fuerzas progresistas de su país, el Psoe no se encontraría en una situación tan grave como la actual.
La diferencia entre un varón (con v), y un caballero, es que este último no suele airear las conversaciones privadas en público, además de ser respetuoso con las decisiones internas de su partido. Al señor González, como buen ajedrecista, le gusta andar a caballo entre países, usar sus peones, y reservar su reina, para el final de su partida.
Pero la culpa, de la situación actual que atraviesa el Psoe, como muchos españoles saben, no es del señor Sánchez, hombre fiel y respetuoso con las decisiones de su partido, sino de las constantes y variadas voces que bajo forma de piedras, la baronía socialista ha situado, y aun coloca en el camino del Secretario General. Las valientes y razonadas palabras de Josep Borrell así lo han puesto recientemente de manifiesto.
El señor Sánchez, recordemos, es el primer Secretario General que convocó unas primarias abiertas en el partido. En la actualidad propone una salida democrática a la situación actual, por medio de la convocatoria de unas primarias, y de la celebración de un congreso, que ratifique o nombre otro Secretario General. Se trata de una evidente pugna de poder entre las bases y los barones del partido, y no un problema del señor Sánchez, como algún sector interno pretende hacer creer de forma torticera a sus electores y afiliados.
Los problemas no vienen de ahora. Ya en los años setenta, el semanario Interviú recogía una cita del señor González: "Nunca he sido socialdemócrata, ni lo voy a ser" (12/4/79). Años más tarde, el líder sindical de Comisiones Obreras, declaraba a través de una cita en el mismo medio (17/10/84): "Franco me encerraba. Felipe me insulta". Un año más tarde, el 6 de marzo del año 1985, el mismo semanario recogía una frase de Adolfo Suárez: "Los socialistas me pasan por la derecha". Es evidente que la crisis del Psoe, no es un problema de ahora. El señor González desea que el señor Sánchez dimita, de la misma forma que muchos españoles hubieran deseado en su día, que el señor González hubiera dimitido de una forma determinante y definitiva en la época de los GAL.
Es muy posible que la refundación de la futura socialdemocracia, pase por una escisión del sector más demócrata del Psoe, lejos de los barones. Un nuevo partido que pueda llegar a acuerdos con el sector moderado o Errejonista de Podemos. De nada servirán los futuros congresos ni las primarias internas, mientras no se acabe con las baronías. Todo seguirá igual, mientras los señores del cortijo, no se desprendan de la rosa azul de sus solapas.
José Luis Meléndez. Madrid, 30 de septiembre del 2016
Fuente de la imagenes: flickr.com
Los hechos son tozudos, llamativos, y a la vez evidentes. El señor González se acuerda y se interesa de Venezuela cuando se encuentra en España; de España cuando está en el extranjero, y del Partido Popular, a la hora de tomar decisiones en su partido. En esta ocasión, después de abandonar tierras colombianas, ha elegido los arrecifes chilenos, para lanzar sus burbujas mediáticas. Con la lejanía que da la distancia, y la premeditación, la nocturnidad y la alevosía propia para la ocasión, ha aprovechado una llamada telefónica a la Cadena Ser (como no podía ser de otra forma), para dividir como un Dios iracundo, el mar rojo en dos mitades: el de la de la baronía, partidaria de una abstención que favorezca la gobernabilidad de la derecha, y el de la militancia, fiel a cumplir el "no" de su último Comité Federal.
El señor González, ha declarado, que se siente traicionado por el señor Sánchez. El señor Sánchez le manifestó a González que votaría en contra en la primera votación de la investidura de Rajoy, y que se abstendría en la segunda votación. ¿Qué parte del "no", decidido por el Comité Federal, no ha entendido el señor González? ¿Esa era su intención? ¿Utilizar a Sánchez para que este traicionase la palabra de su partido? ¿Qué concepto de la democracia interna tiene el expresidente de gobierno?
Si la visita de González a Venezuela, para liberar a Leopoldo López, fue un auténtico fracaso, que a día de hoy intenta solucionar Zapatero, los efectos de la llamada del barón socialista, han terminado por asestar el golpe de gracia definitivo a su partido, y a la izquierda española. Es posible que si el señor González, en lugar de aburrirse como asesor en Gas Natural, se hubiera dedicado a conciliar las fuerzas progresistas de su país, el Psoe no se encontraría en una situación tan grave como la actual.
La diferencia entre un varón (con v), y un caballero, es que este último no suele airear las conversaciones privadas en público, además de ser respetuoso con las decisiones internas de su partido. Al señor González, como buen ajedrecista, le gusta andar a caballo entre países, usar sus peones, y reservar su reina, para el final de su partida.
Pero la culpa, de la situación actual que atraviesa el Psoe, como muchos españoles saben, no es del señor Sánchez, hombre fiel y respetuoso con las decisiones de su partido, sino de las constantes y variadas voces que bajo forma de piedras, la baronía socialista ha situado, y aun coloca en el camino del Secretario General. Las valientes y razonadas palabras de Josep Borrell así lo han puesto recientemente de manifiesto.
El señor Sánchez, recordemos, es el primer Secretario General que convocó unas primarias abiertas en el partido. En la actualidad propone una salida democrática a la situación actual, por medio de la convocatoria de unas primarias, y de la celebración de un congreso, que ratifique o nombre otro Secretario General. Se trata de una evidente pugna de poder entre las bases y los barones del partido, y no un problema del señor Sánchez, como algún sector interno pretende hacer creer de forma torticera a sus electores y afiliados.
Los problemas no vienen de ahora. Ya en los años setenta, el semanario Interviú recogía una cita del señor González: "Nunca he sido socialdemócrata, ni lo voy a ser" (12/4/79). Años más tarde, el líder sindical de Comisiones Obreras, declaraba a través de una cita en el mismo medio (17/10/84): "Franco me encerraba. Felipe me insulta". Un año más tarde, el 6 de marzo del año 1985, el mismo semanario recogía una frase de Adolfo Suárez: "Los socialistas me pasan por la derecha". Es evidente que la crisis del Psoe, no es un problema de ahora. El señor González desea que el señor Sánchez dimita, de la misma forma que muchos españoles hubieran deseado en su día, que el señor González hubiera dimitido de una forma determinante y definitiva en la época de los GAL.
Es muy posible que la refundación de la futura socialdemocracia, pase por una escisión del sector más demócrata del Psoe, lejos de los barones. Un nuevo partido que pueda llegar a acuerdos con el sector moderado o Errejonista de Podemos. De nada servirán los futuros congresos ni las primarias internas, mientras no se acabe con las baronías. Todo seguirá igual, mientras los señores del cortijo, no se desprendan de la rosa azul de sus solapas.
José Luis Meléndez. Madrid, 30 de septiembre del 2016
Fuente de la imagenes: flickr.com