Las posiciones permanecen a ambos lados del frente enquistadas e inamovibles. Rusia no está dispuesta a ceder ninguna de las cuatro provincias conquistadas, como son Luhansk, Donetsk, Zaporiyia y Jerson. Y ni Ucrania ni la OTAN (de Biden), están dispuestas a renunciar a su futura adhesión.
Según fuentes extraoficiales, no confirmadas por ambos gobiernos, Trump, después de ganar las elecciones, se puso en contacto telefónico con Putin para manifestarle que fuera bajando la intensidad de sus ataques. La reacción del mandatario ruso horas después, fue lanzar uno de sus ataques más feroces, circunstancia que, unida a la pérdida de terreno ucranio, y a la escalada de Rusia, alistando a sus filas 10.000 coreanos, provocó un primer ataque con un misil de fabricación norteamericana, ATACSM (de medio y no de largo alcance, como manifestó Moscú), seguido de otro misil británico Storn Shadow.
La respuesta histriónica y desproporcionada del Kremlin ha sido, en primer lugar, la de actualizar de forma retroactiva su protocolo de disuasión nuclear, mediante el cual se reserva la potestad de responder con armas nucleares a ante el ataque de armas convencionales.
El ataque ha provocado una escalada de Rusia, que ha lanzado un misil KH-47M2 kinzhal, traducido al español como "Daga" y otros misiles RS-26 Rubehz de larga distancia, todos sin ojivas nucleares, este último con un peso de 50 toneladas.
El Kremlin ha aprovechado la situación para de una forma irónica y sarcástica, arrojarse para sí "derechos" y "responsabilidades" que infringe de manera unilateral. "Tenemos derecho a utilizar armas contra instalaciones militares de países que permiten que sus armas sean utilizadas contra Rusia". De igual modo considera "irresponsable" el ataque (curiosa forma de llamarle a la defensa), autorizado por la Administración Biden con misiles de "largo alcance" (sic), según palabras de Dimitri Pescov, secretario de prensa del presidente ruso.
En una entrevista concedida a el diario español El Mundo, el Vicesecretario de la OTAN, Boris Ruge, afirma que: "el futuro de Ucrania está en la OTAN". Una afirmación con la que coincide ex ministro de Asuntos Exteriores de Ucrania, Dimitro Kuleba, cuando afirma que: "si Ucrania sigue fuera de la OTAN, habrá una guerra mundial".
La anexión de Crimea por parte de Rusia fue la primera ilegalidad internacional que cometió Putin el 18 de marzo del 2014. Ocho años después, el 24 de febrero de 2022, con la excusa de una "operación especial", invadió las cuatro provincias ucranianas mencionadas, vulnerando de nuevo el derecho internacional, que, como es sabido, solo se arroga a sí mismo.
Putin invade territorios y después de rearmarse vuelve a las andadas. "Rusia ha comenzado a prepararse para la guerra. En 4 o 5 años estará dispuesta y será capaz de atacar más al oeste, por eso debemos de estar preparados". Son palabras del teniente coronel y jefe del comando regional de Hamburgo. Y añade: "Rusia produce actualmente 25 tanques de batalla principales por mes, Alemania 3 por año". Asimismo, la DUMA o cámara de diputados de Rusia, acaba de aumentar en un 24,4% su gasto en Defensa para el próximo trienio 2025-2027. Si esto no es una escalada y una declaración de intenciones a corto y medio plazo, que salgan y nos lo expliquen las veces que quieran.
Rusia acusa injusta e irracionalmente a Reino Unido, Francia y Estados Unidos de internacionalizar el conflicto, ya que Rusia ha hecho lo propio con anterioridad, colaborando con países como Irán o Corea y Trump, en su ingenuidad, dice que va a acabar con la guerra no de Ucrania, sino contra Ucrania, pero Putin ha manifestado que no le interesa acabarla por varios motivos. En primer lugar, porque no ha logrado sus objetivos. Uno de ellos es el de desactivar el ingreso de Ucrania a la OTAN. El segundo, porque eso le permitiría al enemigo rearmarse y acelerar dicha incorporación.
La cuestión no es si Trump va a acabar con la guerra, es si está dispuesto a frenar el ingreso de Ucrania en la OTAN con todos los riesgos y consecuencias que ello conlleva. Y si como buen negociador, logra que Rusia renuncie a las cuatro provincias robadas a mano armada.
¿Tendría que actuar de la misma forma Europa, en caso de que los EE.UU necesitasen la ayuda de Europa?, es decir, retirar su apoyo y dejar solo a su socio, como ha manifestado el presidente entrante, además de cobrarle aranceles, según el mencionado precedente…?
Queda por ver si la llegada del nuevo presidente norteamericano a la Casa Blanca, supondrá un antes y un después, esto es, una reorganización de la OTAN, en la que una parte pase a ser americana y la otra europea.
El 20 de enero, cuando Donald Trump acceda al poder, se encontrará con un regalo que no esperaba. El arsenal de Zelenski estará lleno gracias a la carta que Biden escribió a los Reyes Magos pensando en Occidente. Veremos entonces, si el señor Trump, además de regalar aranceles a sus socios europeos, invita y anima a su amigo a recorrer con sus tropas los pasillos de Europa.
José Luis Meléndez. Madrid, 23 de noviembre del 2024. Fuente de la imagen: pixabay.com
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