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11 de noviembre de 2024

Trump: impuestos y concesiones

A los "socios" europeos les reclamará más impuestos, mientras que a sus adversarios más directos les hará algún tipo de concesiones

Primera ironía medioambiental para entrar en calor: se inicia hoy, día 11, la Cop29 en medio de la resaca emocional producida recientemente por la DANA en nuestro país. Segunda e inoportuna casualidad: Trump regresa a la Casa Blanca. El expresidente, para más inri, llega si cabe con más fuerza que en su primera legislatura. Los años no han cambiado ni su mentalidad ni su programa electoral. Sigue dispuesto a atender las necesidades (económicas) de su país aislándolo comercialmente del resto, por medio de aranceles. Las encuestas han fallado y la estrategia de Obama como director de la campaña no ha estado a la altura de las circunstancias.

Trump ha sabido situar la economía en el centro del debate para hacerles creer a los americanos que va a acabar con la inflación. El concepto de solidaridad es algo inasumible para una mentalidad empresarial como la del magnate. Para él todo en la vida tiene un precio económico, menos las catástrofes climáticas, y las vidas extranjeras que, según él, valen menos que las nacionales. Excepto a la hora de votar, ¡claro está!

El aislacionismo nacionalista sigue siendo su mejor receta y los aranceles la mejor medicina en la que espera encontrar protección para rebajar la galopante inflación en la cual se encuentra inmerso el país (un café cuesta cinco dólares y un kilo de naranjas 10 dólares). Cabe preguntarse si ante una catástrofe mayor que la que han sufrido sus paisanos, el expresidente sería capaz de cobrar algún tipo de arancel a algún Estado por salvar la vida de algún nacional suyo en su querida América.

Trump cree que va a acabar con la guerra de Ucrania dejando de financiar a este país. Da la impresión de que su legislatura está radicalmente centrada en la economía y en materia de Defensa. Con un ministro de economía y un General, Trump está dispuesto a hacer lo indecible por su patria. Para ello cuenta con la fuerza del dinero y la de las armas.

Europa por su parte no ha sabido aprovechar la era Biden para intentar ser más autosuficiente y menos dependiente de los Estados Unidos. La guerra de Ucrania le ha impedido centrarse al menos al cien por cien en dicho asunto. Dentro de poco será el señor Trump se encargará de recordarnos que será hora de apoquinar aranceles y aumentos a la contribución de una OTAN que no sabremos de quien dependerá ni a quién defenderá, hasta que no llegue la hora de la verdad.

Entretanto Trump parece no haber caído en la cuenta de que un armisticio supondría en primer lugar, una victoria para Rusia por todo el territorio conquistado. Una victoria que ineludiblemente proporcionaría a Putin la fuerza suficiente para volver a invadir Letonia, Lituania o Estonia, aprovechando la crisis política de Alemania y la fragilidad del gobierno francés, lo cual desembocaría en otra guerra de mayor envergadura, ya que dichas repúblicas bálticas son países miembros de la OTAN. En tal caso, ¿defendería la OTAN de Trump a alguno de estos países, llevando a su país esta vez a un enfrentamiento directo con Rusia?

Lo que si están claras son las marchas atrás que está dispuesto a llevar a cabo el presidente entrante y la apuesta que ha manifestado de manera pública por el petróleo y la vuelta a los combustibles fósiles, ante lo cual buscará una alianza con Arabia Saudí y Rusia, arma que permitirá, permítase la ironía, utilizarse para negociar la paz con este segundo país, a la hora de hablar del fin de la guerra de Ucrania.

Falta por ver si Trump negociará o cederá en su totalidad a las pretensiones rusas. Como es de esperar la Eurofobia es muy posible que vuelva a instalarse en la Casa Blanca. A los "socios" europeos les reclamará más impuestos, mientras que a sus adversarios más directos les hará algún tipo de concesiones.

Es difícil en estos tiempos dilucidar que tiene más peligro, si el cambio climático o las políticas que nos depara la nueva era Trump. Prometió que devolvería la estabilidad económica a su país. Lo que ha obviado él y todos los electores que le han votado, es que en caso de que logre conseguirla, será a costa de una incierta e imprevisible inestabilidad mundial.

Parafraseando al escritor Mircea Cartarescu, "Los dictadores hoy son elegidos con las premisas de la democracia". Trump ha sabido servirse de la democracia para imponer a los suyos y al mundo su autocracia. El empresario metido a político prefiere las guerras comerciales a los acuerdos, la economía nacional a la global, el negacionismo a las políticas de respeto por la naturaleza y la propaganda a la información. Por no hablar del desprecio a la Constitución.

De nada sirve estar encausado por treinta y cuatro delitos para dirigir los designios de lo que algunos consideran la primera potencia mundial. Como si la economía o las Fuerzas Armadas de un país fuesen los únicos baremos con los que se puede medir un país con respecto a los demás.

José Luis Meléndez. Madrid, 11 de noviembre del 2024. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

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