Tengo una buena noticia: he dejado de ver los telediarios
Tengo una buena noticia: he dejado de ver los telediarios, lo cual me va a ahorrar muchos titulares que dejarán de influir y mermar mi estado anímico.
Un sufrido y ejemplar ciudadano como el que suscribe no merece recibir semejante bombardeo psicológico. Menos aún en horas en las que es posible e incluso probable que se me atragante o corte la digestión, lo cual considero que constituye una falta de sensibilidad, de respeto y de consideración no solo hacia mí, sino hacia todos los espectadores.
Algunos eslóganes excusatorios y periodísticos afirman que es la realidad la que manda. Discrepo. La realidad es la que habla y la que marca la actualidad, pero la que decide en última instancia el formato, la duración y los contenidos de la misma, es la cadena de televisión.
El menú de un telediario consta igual que un menú tradicional de dos platos y postre, como son las noticias, los deportes y la meteorología. Los editores de espacios informativos, deberían adquirir el compromiso de equilibrar los desastres del mundo con noticias de naturalezas, sino más agradables, al menos más fáciles de digerir, con objeto de que el sufrido espectador, ante los ataques de trágica realidad a los que es sometido, logre salvarse y llegar ileso a la sección de meteorología.
Cada día admiro más a los presentadores (masculinos y femeninos), del tiempo y de deportes, que con menos tiempo y recursos que sus compañeros de noticias, intentan levantar y reanimar a la ultrajada audiencia. Da lo mismo que haga mal tiempo o haya perdido su equipo. Los primeros nos anuncian la llegada de un nuevo día, después de los titulares y de las imágenes infernales con las que sus compañeros aderezan nuestra comida. Y los segundos nos ayudan a encajar con espíritu deportivo y de superación el resto de la jornada.
Después de la verdad, el mayor premio informativo que se le puede dar a los ciudadanos, tras los trágicos años que llevamos, de volcanes, pandemias, guerras y demás fatalidades, es el de proporcionar un cierto sosiego post informativo que le permita al televidente sobrevivir y llegar sano si no al segundo plato, al menos a la siguiente edición. Un estado que lamentablemente no es posible conseguir con cinco minutos de deportes y otros tantos de meteorología.
Ni los ciudadanos nos merecemos recibir tantas y tan malas noticias, ni la salud mental de esta sociedad, cada vez más depresiva, como consecuencia de lo que llevamos vivido, es digna de ser destinataria de tanta calamidad.
En vista de lo que antecede conviene preguntarse: ¿es necesario que sean los telediarios tan trágicos? Nadie enciende la televisión y sintoniza un espacio informativo para reírse, pero tampoco para quedarse tocado, no tanto por la realidad, como por la duración y la proporción de tanta tragedia. Una tragedia no puede transformarse o edulcorarse en una noticia neutra, pero muchas noticias neutras que suceden en el mundo si que pueden equilibrar y hacer más amenos dichos espacios.
Resulta curioso, en este sentido, que ante una dura escena de escasos minutos el presentador advierta de lo duro de las imágenes, pero que no se advierta al principio de la emisión que los numerosos titulares de este espacio, pueden dañar su sensibilidad. ¿O es que demasiados titulares negativos no hacen más daño que una imagen?
Existen cadenas que son conscientes de este fenómeno y han establecido en sus parrillas espacios para presentar la actualidad de una forma más desenfadada, con gran éxito, por cierto, como así lo demuestran los numerosos años que llevan emitiéndose.
Como pueden ver, la tendencia en el mundo y especialmente en Europa es ir a peor. Yo no sé ustedes, pero a estas alturas, siento comunicarles que no estoy preparado para recibir buenas noticias. Después de estos años, mi salud creo que no podría resistir titulares neutros o moderadamente optimistas.
De momento, para ahorrarme imágenes, tiempo y disgustos he considerado la posibilidad de volver a sintonizar el dial de alguna emisora que me permita hacer algo de provecho mientras la escucho. Hecho que compatibilizaré con informativos especiales y ediciones llevadas a cabo por profesionales que se han ganado durante años toda mi admiración y respeto.
José Luis Meléndez. Madrid, 28 de septiembre del 2022. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org
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