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13 de septiembre de 2022

¡Va por vosotros!

Todo éxito personal tiene algo de colectivo!

Pues sí, la verdad es que se está muriendo mucha gente reconocida socialmente. Todo el mundo se lamenta de las aportaciones que han hecho a la vida pública, cultural y social (sic).

Yo a estas alturas, disculpen mi ignorancia, no sé quien aporta más a la sociedad, si una persona que escribe muchos y buenos libros o las personas que se dedican a salvar vidas, como son los Sanitarios, los Bomberos, o las Fuerzas de Seguridad, por poner un ejemplo de entre otros muchos ciudadanos anónimos que en su día a día realizan proezas que jamás serán conocidas.

Uno de mis héroes anónimos fue el doctor Agra Cadarso, cirujano de la Cruz Roja. Nada más nacer y ante la escasez de facultativos de su especialidad, en una operación a vida o muerte, tuvo la pericia de intervenirme de una doble hernia inguinal con gran éxito para él, pero no mucho menos para mí. Sin aquella intervención hoy no estaría escribiendo estas líneas ni mis reducidos y selectos lectores hubieran llegado a tener constancia de mi azarosa y apasionada existencia.

Sin lugar a dudas, hoy me atrevo a afirmar y reconocer públicamente que gracias a aquel acto, el doctor logró eclipsar y superar todos mis futuros e hipotéticos éxitos vitales. Todo ello si tenemos en cuenta que detrás de cada uno de ellos, existen terceras personas o circunstancias que propiciaron acontecimientos a los que hoy determinadas personas consideran éxitos. Lo cual me lleva a considerar que todo éxito personal tiene algo de colectivo y a la vez a cuestionar ciertos encumbramientos personales. "Nunca perseguí la gloria", decía muy sabia y acertadamente Machado.

En otras palabras, un académico, no hubiera podido llegar a ser tal sin el apoyo de sus lectores, ni una reina se hubiera mantenido en el trono sin la aprobación y el respeto de la mayoría de sus ciudadanos. "Éxitos" que debieran pertenecer a todas las partes que intervienen en dicho proceso y no solo una de ellas.

Uno de mis héroes anónimos fue el doctor Agra Cadarso, cirujano de la Cruz Roja. Nada más nacer y ante la escasez de facultativos de su especialidad, en una operación a vida o muerte, tuvo la pericia de intervenirme de una doble hernia inguinal con gran éxito para él, pero no mucho menos para mi. Sin aquella intervención hoy no estaría escribiendo estas líneas ni mis reducidos y selectos lectores hubieran llegado a tener constancia de mi azarosa y apasionada existencia.

Se da la triste circunstancia pero no menos indignante paradoja que este verano ha muerto personal adscrito al servicio contra incendios, como son un brigadista y el piloto de una avioneta, intentando salvar no solo vidas humanas sino sus casas y sus medios de vida como son sus campos y sus animales. Incluso un pastor intentando salvar la vida de sus ovejas, fracasó en su intento y murió en su impotencia devorado por las llamas.

Nadie los recuerda en sus perfiles después de haber perdido sus vidas. Ni un solo tuit en homenaje a estos héroes anónimos. Y ninguna condolencia pública por parte de las autoridades a todas sus familias.

Miles de ciudadanos europeos en Ucrania han muerto intentando defender su país, las democracias y libertades ucranianas y europeas, pero ¿qué son los seis meses de guerra y la cantidad de personas que han entregado sus vidas en comparación con un académico, una reina, o un escritor conocido y reconocido por no toda, sino determinada parte de la sociedad...?

¿Qué son los libros y los títulos nobiliarios comparados con todas esas vidas, humanas, animales y vegetales? ¿Cuántos libros hay que leer, ojear o tener en una librería para que nos acordemos (más bien nos olvidemos) de las personas de a pié que quizás con menos recursos son capaces de editar con un solo acto una nueva vida? ¿Es la resonancia social de un ciudadano motivo suficiente para despreciar la muerte y con ello la vida de otro paisano? ¿Cuántos días de exequias, homenajes, artículos y reseñas serían necesarios dedicar a estas personas?, me pregunto.

No eran personas públicas, claro. Y sus muertes y sus aportaciones a la sociedad no han merecido por parte de esta, ningún reconocimiento público. Aquí tenéis el mío: ¡va por vosotros!

José Luis Meléndez. Madrid, 13 de septiembre del 2022. Fuente de la imagen: javiramos43 wikimedia.commons.org

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