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18 de marzo de 2021

A Paco

Querido Paco:

¿Te acuerdas? Es una instantánea que data de agosto del año 1965, disparada en Añorbe, el pueblo en el cual naciste y viviste tu larga vida. Entonces yo contaba con dos años. No he encontrado mejor foto para un día como este, en el cual me comunican que al final has conseguido sacar ese billete que tanto se te ha resistido, con destino al lugar que tanto merecías y necesitabas.

En la imagen aparezco dándote un beso, que no es de despedida, sino de cariño, mientras abrazas a la tía María Jesús, con la cual hoy vuelves a encontrarte. ¡No sabes cuánto me alegro! Me imagino lo mal que lo tuvisteis que pasar María Jesús y tú al dejar la casa en la cual vivisteis tan felices y tan unidos, para iros a morir a una residencia. Y soy también consciente de lo duro que lo pasaste, cuando hace un par de años, se fue María Jesús, al lugar que hoy compartes con ella.

Nuestra complicidad era tal que nunca he llegado a considerarte tío mío, sino un amigo próximo a la familia. A pesar de la distancia que nos separaba, nuestro afecto se ha mantenido hasta el final, sin ningún tipo de interferencia, gracias a las espaciadas pero emotivas conversaciones que hemos mantenido los dos al teléfono.

Nunca nos hizo falta manifestarnos nuestros sentimientos de cariño. El tono de la voz, la duración de las llamadas, y los momentos que compartíamos, eran suficientes. La excepción se produjo en la última llamada que mantuvimos. En ella nos confesamos que echábamos de menos aquellas reuniones familiares que celebrábamos cada año que veníais tú y María Jesús por Navidades. Y las que manteníamos en casa de la tía Feli y Merche. Recordamos lo gran cocinera que era Feli, el gran cariño con el que nos recibían, y lo unida que estábamos toda la familia.

En tan solo cuatro días vivíamos momentos tan emotivos…Solías engañarme cuando me decías que te acompañara a comprar el periódico. Pero luego me llevabas al Katanga y me invitabas a una abundante y suculenta ración de calamares que tanto me gustan. Luego te acompañaba como tú decías a La Plaza, para que tú mismo, como buen cocinero, eligieses el bacalao y el vino, con el cual solías deleitar a la familia e incluso a los vecinos. Y así fue como tu bacalao al ajoarriero, un plato típico de la ribera navarra, se hizo famoso gracias a ti.

Al llegar a casa, cuando nos preguntaba la tía María Jesús, en un tono cómplice y con una mirada pícara, cuánto habíamos tardado, te miraba sin saber que responder, por miedo a romper nuestro pacto secreto. Entonces me guiñabas el ojo con tu media sonrisa, y acto seguido nos encerrábamos los dos en la cocina. Momento en el cual te ayudaba mientras aprendía la elaboración de ese plato tan exquisito, con el que lograbas despertar nuestros sentidos. Después acompañabais María Jesús y tú la sobremesa con algunas jotas navarras, acompañado de tu inseparable guitarra.

Has sido un hombre todoterreno, trabajador y de campo, pero eso no fue ningún impedimento para que te relacionaras al más alto nivel, con tu saber estar, y tu educación tan humilde y tan exquisita. Lo mismo echabas una partida de cartas en la Venta que te relacionabas en la banda de música y en Pamplona con vecinos y amigos de distinto estrato social. Cultivaste tus viñas con el mismo cariño con el cual tocabas la guitarra.

No te tomes este viaje como una despedida, Paco. Es imposible irse de Navarra como dice la jota. Ya ves lo dentro que yo la llevo, viviendo en Madrid, gracias a ti. Y menos de Añorbe, ese lugar gracias al cual tuve mi primer contacto con la naturaleza, con los animales y las personas tan nobles como tú. Continúa tu camino y recibe este beso tan tierno, de cariño que desde mi corazón te envío. Y házselo extensivo a todos, cada vez que os reunáis.

¡Hasta pronto, amigo!

Un beso

José Luis

José Luis Meléndez. Madrid, 18 de marzo del 2021

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