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24 de agosto de 2020

De nombre El bosque

Lo que no es lógico, ético, ni digno, es que una Asociación que lleva por nombre “El bosque”, apoye una tala injusta de árboles

Nos han acompañado durante más de diez décadas. No tuvieron más opción que la de echar raíces y crecer  donde la mano del hombre los puso. Y así han ido creciendo nuestros vecinos, los árboles. Aferrados, anclados y condenados a vivir una serie de años, al lado del hombre que un día los trajo, huyendo de su hábitat, la naturaleza.

Da la impresión de que los árboles no sufren, pero no es cierto. Sufren como consecuencia de las altas temperaturas, por la escasez de agua, por el hábitat indebido en el cual han sido plantados. Por el olvido, la indiferencia, el desprecio y el maltrato del hombre. Sufren con las podas y no digamos por las talas sin anestesia a las cuales les somete la especie humana en la mayoría de las veces, sin un motivo aparente.

Pero aun así, los árboles callan porque son sabios. Entienden para qué han sido plantados y la naturaleza interesada del hombre que un día los arrancó de su lugar de nacimiento, sin respetar siquiera su mayoría de edad. A pesar de ello los árboles crecen, nos proporcionan su sombra, mejoran nuestro estado anímico y rebajan nuestra tensión arterial, proporcionándonos una mayor calidad de vida.

Los árboles protegen a distintas especies. A las aves les proporcionan cobijo familiar y a los líquenes les ofrecen su corteza. A los hombres nos deleitan con su sombra como reclamando nuestra presencia y compañía, y nos alegran con los conciertos de sus aves y las solicitudes urgentes y enternecedoras de sus crías.  Y metabolizan cada día el Co2 de las grandes urbes mejorando de esta forma nuestra salud y prolongando nuestra existencia.

Todo esto es lo que pensamos y sentimos las personas que sabemos agradecer cada día la cercana presencia de estos bondadosos vecinos. Otros sin embargo a pesar de apropiarse de su nombre inmerecido, les presentan  en sus manifiestos como ladrones que roban luminosidad, saboteadores de las redes de saneamiento, y seres que no merecen vivir por el mero hecho de causar algún tipo de incidencia que puede subsanarse sin existir motivos que justifiquen dicho tipo de actuación.

Con la criminalización cobarde, inmoral, indigna e injusta de los árboles la Asociación Municipal El bosque (antigua asociación de vecinos), intenta justificar el proyecto de talas que contempla el ayuntamiento en la calle Añastro, al no haberse dignado a luchar por su digno nombre con la defensa de sus jardines, sus árboles y haber conseguido el respaldo mayoritario de los vecinos. Lo que ocupa y preocupa a dicha asociación es la remodelación (eufemismo de reducción de zonas verdes) de la calle Añastro, pero no el resto de las calles repletas de tumbas de árboles que existen desde hace años en la Colonia.

En lugar de proponer y acordar con el ayuntamiento un plan de repoblación integral de la zona, ha preferido centrarse de una manera exclusiva, no ya en la repoblación, sino en la tala de algunos ejemplares de la calle Añastro. Una tala que se ha iniciado sin respetar el medio ambiente, en pleno periodo estival, en el cual las aves anidan aun con sus crías, y cuando los árboles más sufren como consecuencia de su mayor circulación de savia.

Talas ejecutadas casualmente cuando muchos de los vecinos están de vacaciones, que están sometiendo al resto de ejemplares a un gran estrés como consecuencia de las obras que se están llevando a cabo. Un proyecto que elimina más zona verde que la que se tiene pensada repoblar, ya que ni el césped ni los altos y frondosos chopos van a ser sustituidos por superficie y ejemplares de la misma envergadura que antes.

La imagen que aparece en este artículo se corresponde con la tala llevada a cabo por el ayuntamiento hace unos días en el Boulevard, con la complicidad añadida de la mencionada asociación, la cual afirma en uno de sus comunicados que no se iban a podar árboles pertenecientes a esta zona, cuando hay señalados desde hace meses para su ejecución otros tantos. Como se ve en la imagen los árboles no obstaculizan el acceso a ninguna vivienda, no han levantado ningún adoquín y son árboles que no presentan ningún tipo de molestias a los vecinos, aunque al parecer  molestan y mucho los planes arboricidas de la Asociación.

Si como intenta justificar y hacer creer la Asociación a sus vecinos, los árboles impiden el acceso a personas mayores en la zona de los chalets, habría que talar más de la mitad de árboles que pueblan la Colonia. Una acción que que no gusta  de puertas afuera a la Asociación pero la cual de una forma incongruente, no está dispuesta a reconsiderar con la Administración local, con objeto de minimizar y reducir el número de ejemplares señalados en esta zona, y que curiosamente merced a la transparencia de la cual hace gala, aún no han sido publicados. Igual que no ha hecho público si está abierta a llevar a cabo un plan de saneamiento  de la áreas antes mencionadas, antes de proceder a la salvaje tala que si ha anunciado.

“Es legitimo que algunos vecinos se quejen de la tala de árboles de las aceras”, expone la Asociación en uno de sus manifiestos. Lo que no es normal, lógico, ético, ni digno es que una Asociación que lleva por nombre El bosque, apoye una tala injusta de árboles, sin estar de acuerdo, ni haber presentado al menos una propuesta de repoblación integral de las calles que forman la Colonia, ni haberse ocupado de forma previa de este menester.

En definitiva un proyecto que a partir de hoy contará con un nuevo nombre que algún vecino como el que suscribe, teniendo en cuenta la gran masa vegetal que la Asociación va a entregar con su claudicación al ayuntamiento, ha decidido calificar con el nombre de "operación bosquecito". Porque de lo que no hay duda es que pasear por el Boulevard y sus calles aledañas no volverá a ser una actividad tan placentera y alegre como la de antaño.

Nunca más volveremos a sentir la misma energía que percibíamos cuando pasábamos cerca de esos chopos altos, frondosos, y medio centenarios. Aún estamos a tiempo los vecinos de Hortaleza de proteger a esos árboles, igual que ellos nos protegieron en su día a nosotros. De no hacerlo muchos vecinos lamentarán no haberlo hecho.

Por mucho que el ayuntamiento con la sonrisa cómplice de su asociación desbroce con el tiempo sus tocones, su hueco no podrá llenar el vacío que deja su ausencia. Porque el alma de un árbol permanecerá siempre en el mismo lugar en el que fue plantado.

José Luis Meléndez. Madrid, 23 de agosto del 2020

22 de agosto de 2020

Vecinos contra la operación "Bosquecito"

Vecinos contra la operación “Bosquecito” 

Estamos contra el proyecto de remodelación de la calle Añastro: 


1.- Porque la Asociación de Vecinos ha aceptado las exigencias del Ayuntamiento, sin contar con la aprobación mayoritaria de los vecinos.

2.- Porque el proyecto contempla la tala de al menos 37 árboles, sin considerar otro tipo de actuaciones como son el ensanchamiento y saneamiento de las aceras exclusivamente afectadas.

3.- Porque la tala de dichos árboles no garantiza su reposición, ya que por ley el Ayuntamiento, en compensación entrega una cantidad al vivero, y es el propio Ayuntamiento el que decide en qué lugar de Madrid se plantan.

4.- Porque se priorizan en teoría intereses personales mediante la construcción de aparcamientos, cuando lo que se perjudica con este proyecto es la salud de los vecinos, ya que como consecuencia de la pérdida de masa vegetal de césped y de arbolado, los vecinos respiraremos más aire tóxico.

5.- Porque la colonia es una zona residencial que no presenta problemas de aparcamiento, de tráfico, ni de obstrucción de viandantes, que justifiquen dicha actuación.

6.- Porque dicha remodelación ha conllevado acciones que no respetan el medio ambiente, como son talas en periodo estival, con aves en periodo de cría, y pérdida de césped que no se repondrá.

7.- Porque el proyecto no ha sido explicado de una forma pormenorizada a todos los vecinos, y se han iniciado dichas actuaciones estando de vacaciones.

8.- Porque no se han repoblado antes de dicho proyecto las numerosas tumbas de árboles que rodean nuestras casas.

9.- Porque la Asociación lejos de defender los intereses y el nombre de El Bosque, ha señalado a los árboles como víctimas, y ha actuado más como una delegación del Ayuntamiento, que como una Asociación que representa a todos los vecinos y vecinas.

10.- Porque de llevarse a cabo dicha actuación quedará comprometido el nombre y el logotipo del árbol que dignificaba y representaba nuestra colonia.

José Luis Meléndez. Madrid, 22 de agosto del 2020

19 de agosto de 2020

Desaparecidos

Y mientras los vecinos padecemos esta situación, el alcalde y los concejales desaparecidos, sin estar presentes cuando más se les necesita

Ayer este blog tuvo el honor de acudir al acto de protesta convocado por los vecinos de la colonia El Bosque. Gracias al acto se mantuvieron conversaciones con los dos grupos enfrentados, pero al final se optó por hablar con el Presidente de la Asociación de Vecinos, con el cual se compartieron algunos consejos y puntos de vista.

Por los contactos que se mantuvieron, se comprobó que la Administración solo ha informado a la Asociación de dicho plan, pero no a TODOS los vecinos, hecho que le recriminaron al Presidente de la asociación. Un plan que al parecer lleva dos años de preparación.

Se ha llegado a dar la circunstancia de que a una vecina le han talado el árbol de enfrente de su casa estando de vacaciones. Se puede ver en la foto como una de las manifestantes está de pie encima de uno de los tres árboles que han comenzado a talar de los 37 que hay previstos.


A los vecinos se les emplazó a convocar otra manifestación para el mes de septiembre, fecha en la cual habrán llegado muchos de vacaciones. Al Presidente que le trasladase al concejal que se persone en el lugar, a explicar el plan a los vecinos, a escucharles y llegar a un entendimiento.

Como ayer este blog le hizo ver al Presidente de la asociación in situ, hay árboles que están en buen estado, que no perjudican el plan de ampliación de aceras y que no son necesarios talar a la hora de ensanchar las aceras. Un ensanchamiento como quedó patente que no tiene sentido, ya que no impide andar a los peatones, al no tratarse de una zona de gran tránsito y afluencia de personas.

Como piensan ensanchar las aceras hay que aumentarla del otro lado de la carretera, y para ello tienen pensado quitar la parte proporcional de césped que jalona la parte central de la avenida, para habilitar aparcamientos. Otro contrasentido ya que es una zona residencial que no tiene problemas de aparcamiento, y en la cual existe muy poca circulación. Un auténtico desastre.

Y mientras los vecinos padecemos esta situación, el alcalde y los concejales desaparecidos, sin estar presentes cuando más se les necesita. Pensando tal vez en el día de la inauguración para celebrar el derroche de dinero, la reducción de césped, la tala injusta, la prevalencia del cemento sobre los árboles, y la imposición de unas directrices que no han sido vistas, ni aprobadas por la mayoría de los vecinos.

José Luis Meléndez. Madrid. 19 de agosto del 2020

15 de agosto de 2020

Inclinaciones

Las inclinaciones arboricidas del actual equipo consistorial madrileño son directamente proporcionales al número de fosas y tumbas arbóreas que pueblan la ciudad

Las inclinaciones arboricidas del actual equipo consistorial madrileño son directamente proporcionales al número de fosas y tumbas arbóreas que pueblan la ciudad, e inversamente proporcionales al número de especies que tala y no repuebla. Unas inclinaciones que no solo los vecinos del distrito de Hortaleza, sino del resto de la capital y de la provincia, intentan corregir, bien a través de cartas enviadas al consistorio, o de denuncias públicas efectuadas en los medios de comunicación, sin ningún éxito por su parte. Inclinaciones mucho más perversas y peligrosas de las que presenta un árbol en la misma postura como consecuencia de su mala tala y escasa atención, que de forma injusta termina siendo ejecutado por las mismas manos que un día los plantaron, y no han sabido cuidar de ellos. Efectos graves e irresponsables que terminan recayendo sobre la salud y el bienestar de los ciudadanos.

Hace seis meses, el 10 de febrero, unos operarios procedieron a la tala indiscriminada de una arboleda formada por más de 90 ejemplares. Dichos árboles jalonaban el recinto cerrado que la congregación de los Paúles posee anexo a sus dependencias, situadas en el casco histórico de Hortaleza. A través de dicha actuación se pretendió despojar la zona ante el inminente levantamiento de lo que iba a ser un gimnasio de considerables dimensiones por parte de la empresa Ingesport, propietaria de la cadena de centros deportivos Go Fit. Entre las más de nueve decenas de árboles y vecinos ejecutados, figuraban cipreses, almendros, higueras, pinos, olivos, nísperos, albaricoqueros, o granados medio centenarios, que además de ofrecer sus frutos,  acogieron en sus brazos a las distintas especies de aves que residían en ellos y alegraban con sus cantos el distrito. No solo eso, en su día también dichos árboles nos ofrecieron a los vecinos un aire más sano y por consiguiente una mejor calidad de vida gracias al Co2 que metabolizaban. Como contrapartida a esta espeluznante actuación la promotora del gimnasio debía entregar 332 plantas a los viveros municipales, antes de verano.

Hace unos días los vecinos hemos tenido constancia que la empresa en cuestión, después del perjuicio que ha causado al distrito y al vecindario, con la complicidad añadida del ayuntamiento, se ha visto en la necesidad de renunciar al proyecto como consecuencia del rechazo de la Comisión Local de Patrimonio de Madrid, y de la ardua y ejemplar oposición que han llevado a cabo los hortalinos. La pregunta que le asalta a cualquier hijo de vecino ahora es: ¿está dispuesto el actual equipo del ayuntamiento a presentar las oportunas disculpas a los vecinos de Hortaleza, y a devolverles los 90 árboles medio centenarios que le debe el actual consistorio al distrito?

Se desconoce a fecha de hoy si han sido entregadas, plantadas, y en qué zona las 332 plantas que debían ser entregadas en los viveros antes de verano. Lo que si sabemos todos los vecinos, es que a pesar de haber salido victoriosos en términos urbanísticos e históricos, hemos perdido una gran cantidad de aire sano que antes respirábamos. Basta comparar y restar la masa vegetal de esas 332 plantas de los más de 90 árboles para hacerse una idea aproximada de ello.

En la imagen, hilera de tumbas pertenecientes a nueve árboles, situadas dentro de la Colonia El Bosque.

Hace unos días, los vecinos de Manoteras, barrio perteneciente al distrito de Hortaleza, hemos podido presenciar absortos y ojiplaticos, las distintas operaciones de tala que ha venido realizando el consistorio durante la época primaveral y veraniega, actuaciones que aún sigue realizando, como veremos más adelante. Unos diez ejemplares han sido talados entre los que había plantados en la calle Cuevas de Almanzora, y el parque de Doña Guiomar. Unas labores que suelen realizarse entre el otoño y el invierno por dos motivos. El primero como es sabido por ser época de nidificación de crías de aves, y el segundo, porque es mucho menor el sangrado de savia de los árboles, y por consiguiente sufren menos, tanto ellos, como los vecinos que contemplan y presencian la escena.

Hoy según he tenido constancia son los vecinos hortalinos de la Colonia El Bosque, los que andan igual de preocupados que hace unos días estábamos el resto de barrios pertenecientes al distrito, asunto que no es de extrañar, si uno atiende al nombre que identifica dicho complejo residencial. Al parecer al consistorio no le basta con desatender algunas áreas que son de su competencia. Ahora, según noticias a las que ha tenido acceso dicha colonia, ha aprovechando estas fechas vacacionales la ausencia de vecindario, para iniciar con el señuelo de remodelación de la calle Añastro, la tala de unos 37 ejemplares, sin explicar, ni informar, ni contar con la aprobación de la mayoría de vecinos, provocando entre los vecinos el natural sobresalto e indignación a los residentes que paseamos por dicha zona. Ante estos graves hechos la Asociación de Vecinos El Bosque ha convocado un acto el próximo martes día 18, a las 19: 30 horas, a la altura del número 53 de la calle Añastro, con el propósito de recoger firmas de los vecinos del distrito, con la intención de presentarlas de forma posterior ante el ayuntamiento, y el Defensor del Pueblo.

Según datos oficiales del portal de transparencia del Área de Medio Ambiente y Movilidad del ayuntamiento, publicadas recientemente por el diario El País entre los años 2017  y 2019 se ha reducido en 18.660 el número de árboles en la vía pública. Tampoco se ha convocado la Mesa del Árbol, una iniciativa que puso en marcha el equipo de Manuela Carmena, en la cual se reunían representantes políticos, expertos, vecinos, sindicatos y asociaciones ecologistas, con objeto de atajar la caída, y mejorar la salud del arbolado. No es de extrañar por tanto, a juzgar por la forma de actuar del actual consistorio, que una vez acabada su campaña arboricida, su equipo de Medio-bajo Ambiente, se siente en dicha mesa, con el fin de conseguir la ansiada foto, y celebrar el fin de la campaña estival.

La relación de los árboles con el resto de seres siempre ha sido y será altruista y generosa. Muy al contrario de la actitud de este ayuntamiento con respecto a dichas especies y sus vecinos. Por todo ello, como vecino, ante semejantes hechos y agresiones, propongo a mis vecinos y conciudadanos la creación de cementerios arbóreos en los distintos distritos de la capital. Unos espacios formados por salas en cuyas paredes o vitrinas aparezcan las fotos de dichos ejemplares, su edad aproximada, la fecha y motivo de su ejecución, así como el equipo consistorial que ha llevado a cabo dicho acto. Un homenaje y a la vez de consideración y de agradecimiento hacia la calidad de vida, la salud, y la alegría que nos han proporcionado durante su existencia estos adorables seres. Estoy convencido que un censo ciudadano de estas características, concienciaría a la sociedad actual y a la del futuro, y frenaría muchas actuaciones injustas de la Administración.

Es una pena que Vitoria-Gasteiz sea la única ciudad española que ostenta el sello Green Capital. Un galardón que entrega la Comisión Europea a las ciudades que mejor se ocupan del medio ambiente, y entre las cuales deberían figurar y dar ejemplo las capitales de los distintos países, entre las que se encuentra la capital española. Un modelo del cual se aleja y huye el Madrid actual, con este tipo de actuaciones, después de haberse arrogado el intento ilegítimo de la apropiación de dicho sello. Una falta de respeto hacia los Vitorianos, y un imperdonable engaño hacia todos los madrileños.

José Luis Meléndez. Madrid, 15 de agosto del 2020

13 de agosto de 2020

El luchador

“Estás ahí para luchar pero el cargo no es tuyo, es del pueblo”

Es difícil despedirse de los grandes hombres. He de reconocer que la lucidez metal que irradiaba Julio Anguita no llegó a cegarme, pero si a deslumbrarme por su ejemplo de coherencia y entrega. Este es por tanto uno de los motivos por los cuales hoy, noventa días después de su partida, me haya decidido a intentar a hacerlo, aunque sea solo a un nivel físico. Porque el espíritu del historiador, del maestro, del político, y en definitiva de su persona es imposible desligarlo de los valores sociales que ocuparon la figura y la vida de Anguita.

La vida del ex secretario general de Izquierda Unida podría resumirse en una palabra: lucha, como el mismo expuso el 13 de junio del año 2014 en una conferencia a la cual tuve el honor de asistir y el enorme privilegio de saludarle y compartir con él unas palabras, con motivo de la presentación de su libro “Contra la ceguera”, que tuvo lugar en el salón de actos de El Ateneo. Un título a través del cual invitaba a su auditorio y a sus lectores, a no dejarse llevar por los destellos luminosos que tienen algunas ideologías, para no acabar como las polillas, cegadas y atrapadas por la bombilla.

“Estás ahí para luchar pero el cargo no es tuyo, es del pueblo”, le dijo en una ocasión a un camarada suyo. O “es el pueblo el que tiene que decirle al capital donde tiene que ir, y no al revés”. Son algunas de las frases que esa tarde logré apuntar en mi cuaderno de notas, y que hoy hago públicas de aquel encuentro.

Luchas como digo, encaminadas siempre a mejorar la vida de los ciudadanos. Luchas internas en su partido, y luchas personales entre su corazón apasionado y su cabeza privilegiada, como muchos espectadores pudieron constatar por medio de numerosas entrevistas que el profesor concedió desde su casa a los medios de comunicación.

Anguita desconocía que la mitad de su corazón no era suyo. Hasta que en la campaña electoral de 1983 sufrió el primer infarto que a punto estuvo de costarle la vida. Más tarde, en el año 1999 sus problemas de corazón se repitieron y le obligaron a renunciar a presentarse como cabeza de lista de Izquierda Unida.

Y como según dicen, a la tercera va la vencida, el pasado dieciséis de mayo, a las once de la mañana, el corazón del ex coordinador de Izquierda Unida (Fuengirola 1941) dejó de emitir sus constantes vitales en el Hospital Reina Sofía de Córdoba, como consecuencia de un paro cardiaco que el ex líder de la formación, sufrió una semana antes en su domicilio.

La vocación de Anguita es incuestionable. El profesor supo defender hasta su muerte los mismos principios por los que un día decidió entrar en política, como él mismo definió en una frase: “yo quiero gobernar para cambiar, no cambiar para gobernar”. Su marcha cierra el final de una etapa generacional: la de una forma de entender y de hacer política, lejos de la crispación que como hombre moderado detestaba, a través de una oratoria constructiva, del diálogo, del entendimiento, de la coherencia y de la renuncia. Una coherencia y renuncia que materializó e hizo efectiva al negarse a cobrar la pensión que le correspondía como parlamentario, y optar por la de maestro, de mucha menor cuantía. O la dimisión que presentó en febrero de 1986 para ser candidato a la Junta de Andalucía. Hechos gracias a los cuales consiguió la admiración, como ha quedado demostrado el día de su partida, de las demás fuerzas del arco parlamentario.

Como republicano tuvo sus diferencias con la Casa Real, pero no por ello dejó de mostrar en alguna ocasión su simpatía por la figura del  rey emérito. No tan  cordiales fueron sus relaciones con la Iglesia. Ante la negativa del obispo cordobés José Antonio Infantes Florido de ceder el convento de Santa Clara a una comunidad islámica, Anguita le contestó: “usted no es mi obispo, pero yo si soy su alcalde”.

Los medios nunca justificaron los fines ni los principios del profesor. Para alcanzarlos tan solo le bastó su método centrado en la concreción de ideas: “programa, programa y programa”. Aupado siempre por las bases supo retirarse como los sabios lo hacen, en tiempo y forma, para retomar su plaza de profesor de instituto, con la humildad y ejemplaridad de la que solo un hombre de su talla es capaz.

Es imposible despedirse de los grandes hombres, porque su ejemplo, sus valores, y su legado nos acompañarán y recordarán sus hazañas de una forma postrimera, el resto de nuestra vida. Por eso hoy, al igual que aquella tarde, me limitaré a evocar aquel encuentro, a recordar sus palabras, y a sentir de nuevo el calor de su mano.

José Luis Meléndez. Madrid, 12 de agosto del 2020
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

8 de agosto de 2020

Día de difuntos

La vida y la muerte son como dos caras de la misma moneda

La vida y la muerte son como dos caras de la misma moneda. Nadie sabe si la cara, es decir, la vida, forma parte de la muerte (la cruz), o ésta es el inicio de una nueva cara, de una nueva vida. Hablar de los difuntos en público, de esas personas que un día nos quisieron y ayudaron a ser lo que hoy somos, sigue siendo un tabú. Tocar esa membrana supone evocar una serie de emociones guardadas y latentes, como la pena y el cariño de no tenerlos a nuestro lado.

El día de los difuntos a pesar de ser una fiesta religiosa, cada uno puede celebrarla o no, según su concepto de la muerte, y su relación con el fallecido. Admiro a las personas que se abstienen de celebrar este día porque tienen la costumbre de relacionarse con sus seres queridos, cuando su corazón, y no una fecha fija en el calendario, se lo dice. Es decir en numerosas ocasiones a lo largo del año.

El día 1 de noviembre es ante todo un día de respeto hacia todas las personas que se han ido, sean o no, familiares o amigos. Y para que cada uno, según sus creencias honre a sus seres queridos. Supongo que muchas personas como yo, habrán obrado en consecuencia, y se habrán abstenido de ir en un día como el de hoy a los cementerios. Eso no significa que sintamos menos la pérdida que los que necesitan ir al cementerio este día.

No soy partidario de ir a un cementerio sin haber realizado y superado el duelo. Con esto quiero decir que hay que estar preparado psicológicamente, antes de ir a un lugar tan respetable como este a entristecer a un familiar o amigo, y a las demás visitas que acuden a hacer compañía unos minutos, como muestra de respeto a los suyos.

No me gustaría si fuera difunto, estado mediante el cual  los demás te dan por muerto, que vinieran a verme por el simple hecho de que hoy es el día de difuntos. Y menos que vengan así de compungidos, cuando a lo mejor estoy más alegre y feliz de lo que ellos creen, y que alguien sin mi consentimiento, decidió establecer en el calendario. Ni creo que la pena y el llanto sean el mejor regalo que hacerle a uno un día como dicen tan señalado.

Seguiré pensando, sintiendo y hablando a todos mis seres queridos (incluyo a mis mascotas), que a pesar de haberse ido, aún siguen vivas en mi corazón. Sin fechas, horarios, ni rituales impuestos que entretengan y distorsionen nuestra comunicación. Hoy no es un día para llorar, sino para celebrar la vida. Para sentirse orgulloso como ser humano de tener la oportunidad de aprovecharla, al saber a diferencia de otras especies, que un día nos iremos de aquí. Y de asumir también que un día seremos difuntos.

José Luis Meléndez. Madrid, 4 de noviembre del 2018
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

2 de agosto de 2020

El quiosco

Los vendedores de prensa han sido invitados a dejar sus negocios, por culpa del frío e injusto sonido de un clic de móvil u ordenador

Era el primer establecimiento que abría sus puertas e iluminaba con sus luces las calles del barrio. El más fiel con sus clientes, pues no cerraba ningún día de la semana. Hace apenas un año que los quioscos del barrio echaron el cierre. Desde entonces ni los vecinos ni las calles en las que estaban asentados son las mismas que antaño.

Las mujeres que los atendieron fueron personas entregadas a su oficio que despachaban a sus clientes desde la temprana oscuridad de la madrugada, mientras colocaban los ejemplares de las distintas publicaciones o guardaban las peticiones de los números solicitados por los lectores, los días festivos que solían ausentarse.

Daba lo mismo que lloviese, nevase o hiciese frío. El más fiel comerciante como un centinela custodiaba por un par de monedas la información y el conocimiento, resguardándolos del viento y del agua, para deleite de sus clientes y lectores.

Gracias al quiosco los vecinos nos reencontrábamos, nos saludábamos y fortalecíamos nuestros vínculos sociales. Hoy sin embargo es difícil ver a alguien portando como antaño un periódico bajo el brazo, o leyendo un ejemplar en el parque, una mañana de domingo soleado.

El día 5 de octubre los vendedores de prensa, han celebrado como de costumbre la fecha que antes festejaban. Es difícil, por no decir imposible, festejar un día como este, cuando muchos compañeros del sector, igual que aquellas mujeres aguerridas de mi barrio, se ven hoy en día obligados por las circunstancias, a cerrar el negocio que durante décadas, levantaron con tanto sacrificio.

La crisis económica, la globalización de la información llevada a cabo por las nuevas tecnologías y las faltas de apoyo por parte de la Administración, son factores que han contribuido en mayor o menor medida a que desde el año 2012, hayan decaído el número de estos establecimientos un 37% (400 de los 600 de antes).

Los profesionales del sector que han sobrevivido han sido gracias a la paulatina incorporación de nuevos productos como son el tabaco, el agua, los refrescos, los coleccionables, las chucherías, los pasatiempos o los souvenirs. Incluso han padecido la competencia desleal y suicida de algunos diarios, que para mejorar su cifra de ventas, recurrieron en su día a vender portátiles, y a llevarse clientes a internet.

Los vendedores de prensa que en su día abrieron las puertas de sus negocios para ofrecer a sus clientes por medio del papel una ventana a través de la cual poder ver el mundo, han sido invitados desde hace años a dejar sus negocios por culpa del frío e injusto sonido de un clic de móvil o de ordenador. Aún así es fácil observar como muchos lectores acuden con su smartphone encendido a adquirir alguno de sus productos a dicho establecimiento. Provistos con el mismo artilugio que atenta contra su puesto de trabajo.

El quiosquero por medio del papel y al contrario que el móvil, estimula nuestros sentidos. Gracias a él podemos percibir el olor de la tinta y del papel o escuchar el sonido de sus páginas. Un ejemplar del quiosco nunca te interrumpe, te distrae, ni te entretiene. Te cultiva. Ni siquiera te crea dependencia. Te permite como un amigo que lo dejes, y lo retomes durante el día. Y nunca te dejará tirado como un móvil.

El quiosco aporta una función social y cultural a la sociedad. Contribuye a mejorar nuestra salud física y mental, animándonos a salir y a activarnos interiormente, en lugar de condicionarnos a  estar sentados durante horas delante de una pantalla. Respetando como siempre lo ha hecho la comunicación con nuestras amistades y familiares. Nos permite desayunar sin sobresaltos acompañados de un café, y compartir una mañana,  una tarde, o una noche tranquila de lectura en la esquina del  salón.  Al lado de la tulipa de una lámpara que encendida, será la más cómplice y respetuosa compañera del anhelado y merecido silencio.

José Luis Meléndez. Madrid, 21 de octubre del 2018
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org