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3 de febrero de 2020

El rey de las mariposas

Un rey  que supo ganarse el cariño, el amor y el trono de aquellos “súbditos” queridos y respetados

La noticia ha volado desde México hasta mi lugar habitual de lectura, como lo hacen esos insectos alegres y coloridos, pertenecientes a la familia de los ledidópteros, que anuncian de una manera oficial, la entrada de la primavera.

El suceso me ha sumido en tal estado de tristeza, que al intentar recortar dicho artículo, me he visto en la necesidad imperiosa de desistir, cuando mi mente, de una forma tan inconsciente, como sincera, ha establecido una analogía entre la hoja del artículo, y el ala de dicha mariposa.

Ignoro si Homero Gómez González, ingeniero agrónomo, activista medioambiental, y protector de estos encantadores, inofensivos, y beneficiosos seres, llegó a escuchar en vida, aquella bella canción, en forma de vals, interpretada por Danny Daniel, que lleva por título, “El vals de las mariposas”. Un emotivo homenaje musical a esas otras mariposas que sentimos los humanos, cuando nos enamoramos, y deseamos volar al lado de nuestro ser amado.

Las mariposas monarca, uno de cuyos ejemplares puede contemplarse por medio de la imagen que acompaña este artículo, contribuyen de una forma natural a la polinización de la flora, así como al control de plagas. Pero como consecuencia de los efectos devastadores del cambio climático, y de la aplicación de cultivos modificados genéticamente, esta especie ha sufrido una pérdida del 90% de su población en algunos países como Estados Unidos.

Es por tanto doblemente cruel la amenaza que se cierne sobre esta especie, si se tiene en cuanta, que el ciclo de vida de sus ejemplares, oscila de entre 2 y 6 semanas, pudiendo llegar como máximo, en el mejor de los casos, hasta los 8 meses de vida. Es decir, ni tan siquiera cubre el tiempo que un embrión humano transcurre en la placenta de su progenitora.

Homero esperaba cada año, desde su santuario de El Rosario, ubicado al este del Estado de Michoacán, la llegada de las mariposas monarca, procedentes de Canadá. Un largo viaje que estos animales llevan a cabo, con objeto de reproducirse. Una migración considerada por la UNESCO, como una “experiencia natural excepcional”, y a la cual ha calificado dicha organización, como patrimonio natural.

Pero la labor de Homero no terminaba ahí. Porque además de amante de los animales, era un enamorado de la vida y de los árboles. Un amor injusto, a la vista de ciertos acontecimientos execrables, por parte de algunos, que motivó que nuestro amigo, fuese amenazado por grupos interesados en la explotación de dichos bosques. Tala que constituye una seria amenaza para la vida y desarrollo de esta especie.

Durante el resto del año, Homero implicaba a los campesinos locales en tareas de preservación y restauración de zonas afectadas como consecuencia de la tala clandestina, una tarea que además generaba actividad económica en la zona, actividad que compaginaba a sus 50 años, con acciones de sensibilización y educación sobre la vida de estos animales, y que alternaba con alguna denuncia dirigida a los depredadores del bosque.

Homero se sentía más libre cuando veía volar “sus” mariposas, a las cuales consideraba “las novias del sol”, y “el alma de los muertos”. Tenía por tanto asumido el precio tan alto que podría llegar a pagar, pero decidió correr ese riesgo, gracias al amor que sentía por la naturaleza.

El 29 de enero, después de 16 días sin tener noticias suyas, su cuerpo fue encontrado en un pozo agrícola de seis metros de profundidad. El juez, después de los primeros análisis, concluyó que su fallecimiento se debió a una asfixia por sumersión o ahogamiento.

Aún así, en el transcurso de estos 16 largos días, unos desalmados, haciéndose pasar por sus secuestradores, tuvieron la sangre fría de jugar con las esperanzas y los sentimientos de la familia, a la cual llegaron a solicitar una cantidad nada desdeñable de dinero, circunstancia que tan solo sirvió para definir la calaña de estos tipos, y para indignar cobarde e injustamente a unos seres inocentes incapaces de contener su inconmensurable tristeza y dolor en la que se encontraban y encuentran en estos duros momentos.

Si uno accede a las redes no tarda en darse cuenta que Homero era un activista muy querido en México, y en su municipio natal de Ocampo. Gozaba además del reconocimiento internacional como férreo defensor de las mariposas monarca.

Se nos ha ido Homero, dejándonos el alma y el corazón un poco más huérfanos. Un hombre comprometido con la flora y la fauna, que es lo mismo decir que con sus semejantes y su planeta. Pero es mucha más la vida que nos ha dejado, que la de que sus asesinos han creído llevarse por delante.

A partir de hoy su alma libre podrá  escoltar como un miembro  más en sus migraciones a sus queridas amigas, las mariposas. Como aquel rey que supo ganarse el cariño, el amor y el trono de aquellos “súbditos” queridos y respetados. Unos seres que seguramente hoy sean, según sus propias palabras, sus  semejantes.

José Luis Meléndez. Madrid, 2 de febrero del 2020
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

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