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5 de septiembre de 2019

Elecciones

Ante este escenario de bloqueo, desconfianza y de irresponsabilidad, quizás lo mejor para España y para Europa, sea acudir cuanto antes a una convocatoria de elecciones

Inquietantes pero a la vez sinceras, oportunas y sabias, las palabras que Macron ha dirigido a los embajadores franceses desde el Elíseo, en la conferencia anual celebrada en París, entre los días 27 y 30 de agosto: “Estamos asistiendo al fin de la hegemonía occidental en el mundo. Sabemos que las civilizaciones desaparecen. Europa desaparecerá. El mundo se estructura hoy en torno a dos grandes polos, EE.UU. y China”.

Es posible que no le falte razón al primer ministro francés, porque la cuerda, como se sabe, termina rompiéndose por la parte más débil. La supremacía tecnológica de las empresas norteamericanas y chinas, y las políticas fiscales, que mantienen de un tiempo a esta parte ambos países, amenazan no solo las soberanías de los Estados miembros de Europa, sino el nivel de bienestar construido y alcanzado durante décadas por sus ciudadanos.

El Presidente galo además de detectar y de reconocer la grave dolencia que padece Europa, ha pautado una serie de recomendaciones a modo de receta, muy alejadas del peligroso reposo que ha mantenido hasta ahora Europa, que deberían aplicarse de inmediato, como consecuencia del nada despreciable retraso, sobre el viejo continente, con objeto de salir de este “inmovilismo” mortal que supone para su país y para Europa.

Para salir de este escenario contemplativo y conformista, es necesario en primer lugar, según el primer Ministro, que Europa decida su propio futuro. Un futuro que le permita recuperar su influencia internacional por medio de iniciativas que contribuyan a afirmar la idiosincrasia europea, a través de sus valores (libertad, igualdad, fraternidad). De esta forma la Unión dejaría de ser considerada como un socio minoritario.

La Trumpización de la extrema derecha europea en materia de inmigración, cambio climático, nacionalismo, obtención de licencias de armas, y euroescepticismo, constituye una amenaza para la construcción y la estabilidad de esta soberanía europea, así como para los derechos humanos, como recientemente se está viendo en países como Italia, de la mano de Salvini.

El Presidente norteamericano se ha negado a participar como segundo país más tóxico del planeta en cuanto a emisiones se refiere, después de China, en las negociaciones con los demás países, para combatir los efectos del cambio climático que sufre el mundo, su país y sus ciudadanos, y ha animado, aquí en Europa a Boris Jhonson a consumar un Brexit duro, actitudes que suponen a la vez que una grave irresponsabilidad, un torpedo contra los aliados europeos.

El inquilino de la Casa Blanca y aliado desleal, niega, al igual que sus simpatizantes de la extrema derecha europea (a pesar de los actuales huracanes y fenómenos meteorológicos que asolan EE.UU. y Europa), los orígenes del cambio climático, que tantas muertes y tragedias causan, y obstruyen la entrada de personas, a las cuales les asiste el Derecho Marítimo, El Convenio sobre búsqueda y rescate Marítimos, la Declaración Universal de Derechos Humanos, o la Convención de Ginebra, por citar algunos ejemplos.

Ante este escenario de bloqueo, desconfianza y de irresponsabilidad, de sentido de Estado nacional y europeo, quizás lo mejor para España y para Europa, sea acudir cuanto antes a una convocatoria de elecciones con objeto de centralizar el voto a costa de las fuerzas y extremos que impiden la formación de un gobierno, que permita el arranque de una legislatura más estable y menos crispada, que fuerce en última instancia ante un nuevo escenario de mayor incertidumbre, la abstención o el apoyo de otras fuerzas. En otras palabras, mejor votar ahora, antes que lleguen las tormentas, que después de la crisis de una frágil y breve legislatura, similar a la que padece Italia.

Los ciudadanos no están cansados de votar. De lo que realmente están hartos es del espectáculo inmovilista, partidista e irresponsable de algunas fuerzas durante estos meses. Y esta quizás sea una de las razones por las cuales la ciudadanía vuelva a hacer gala de la responsabilidad democrática que ha demostrado antaño. Máxime en un contexto tan delicado como el actual, ante los grandes desafíos nacionales e internacionales que se avecinan.

Mejor configurar de manera previa un equipo que soporte la liga, que sucumba a mitad de ésta. Razones por tanto existen de sobra para dedicar unos minutos en una segunda vuelta, opción que tienen estipulada otros países, con objeto de sacar a este país del atolladero a un plazo más largo. La decisión de los ciudadanos es importante como consecuencia de la irreversibilidad de dicha responsabilidad. Los ingleses hace unos meses aprendieron esta dura lección. Basta preguntar a muchos de ellos cuánto darían lo que fuera por repetir aquellas elecciones que condujeron a su país al Brexit...

José Luis Meléndez. Madrid, 2 de septiembre del 2019
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

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