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1 de julio de 2019

El doble no

Si la derecha decide finalmente votar en contra de la formación de un gobierno, estará con ello dando un “no” a España, y otro “no” a los españoles

Uno de los objetivos de la política es el de llegar a acuerdos con el fin de solucionar los problemas del país y de la mayoría de los ciudadanos. España se encuentra en un momento crucial. El resultado de las elecciones ha permitido y aún permite la formación de un gobierno estable, moderado a cuatro años vista.

El menú postelectoral que los españoles han puesto sobre la mesa de trabajo de algunas fuerzas, no ha sido un plato de gusto para alguna de sus señorías, que esperaban un servicio y una democracia a la carta. Ni la comida ni la compañía de alguno de los comensales han sido de su agrado, ni de su simpatía, motivo por el cual han optado por levantarse de la mesa, antes de hacer una mínima propuesta que permitiese a los allí convocados intercambiarse al menos una parte de sus viandas. Un feo monumental y una falta cuanto menos de educación y de respeto democrático, hacia los fieles anfitriones que han participado en dicho evento, a todas luces imperdonable.

La impotencia, la inexistencia de pactos con los independentistas, y la falta de un proyecto de país, ha llevado a la derecha a crear su enemigo imaginario: el sanchismo. La coartada perfecta para seguir bloqueando y paralizando las instituciones. Ese es el papel que el tripartito ultraconservador ha decidido desempeñar como muestra de su amor a España y a todos los españoles, y que tan malos resultados le han dado en las urnas. Bloqueo en la oposición y bloqueo a la formación de un gobierno estable a cuatro años que permita acometer los desafíos que desde hace años padece la nación española.

La derecha tiene estos días en su tejado la pelota del ofrecimiento que el Presidente Pedro Sánchez le ha lanzado de una manera pública a las distintas fuerzas que se autodefinen como constitucionalistas, para que a falta de una propuesta, posibiliten por medio de su abstención el inicio de la legislatura.

A los deseos de Rajoy que aconsejaba a Casado (y a Rivera), la abstención como mejor opción para sus partidos y para la nación, se han sumado recientemente en la misma dirección los del expresidente Aznar. Con este escenario, el partido no arriesgaría su posición como líder de la oposición, aseguraría la estabilidad de los pactos locales y autonómicos contraídos, fortalecería su imagen abierta de consenso y de Estado del partido, y el liderazgo de Casado se vería fortalecido.

Más preocupante es la postura y la situación de Ciudadanos. El partido ha decidido por votación en el Consejo General celebrado en Madrid el viernes pasado, bloquear la puesta en marcha de la decimotercera legislatura. De esta forma los naranjas han optado por priorizar la fidelidad de sus votantes a los intereses generales de España y de los españoles. Un Consejo desde el que su líder ha invitado a los partidarios de la abstención a crear otro partido, en lugar de utilizar el que se tiene para sentarse, exigir reformas, regeneración, y que no haya pactos con los independentistas. Una oportunidad y una negativa que puede volverse en contra de la formación de celebrarse una nueva convocatoria de elecciones, que será difícil de explicar, y más aún de entender, si se tiene en cuenta que es precisamente desde el gobierno desde donde se cambian las cosas.

El sentido de Estado no consiste en huir y no pactar con aquellos que tienden puentes a las demás fuerzas, sin llegar a firmar acuerdos. Consiste en adelantarse a las circunstancias, tomar la iniciativa y hacer frente a los problemas del país de los ciudadanos. Y eso en el actual escenario solo se consigue tendiendo la mano y cerrando filas con los partidos constitucionalistas, con objeto de garantizar una legislatura estable y moderada que ponga el foco en los problemas más acuciantes que tiene la sociedad.

Mucho más grave si además de evadirse y no contribuir a los problemas de España y de los españoles, comete uno la irresponsabilidad añadida de pactar con un partido nacional populista, “iliberal, reaccionario y eurófobo” que pretende romper la Europa que durante años de esfuerzo y de sacrificio vienen construyendo los ciudadanos europeos.

Si la derecha decide finalmente en la investidura votar en contra de la formación de un gobierno, no estarán diciendo “no” al sanchismo, ni al independentismo. Estarán con ello dando un “no” a España, y otro “no” a los españoles.

José Luis Meléndez. Madrid, 30 de junio del 2019
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

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