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25 de febrero de 2019

Ménage á trois

“Traicionas a España, si ves a una parte de ella como enemiga”

El salto a la política nacional de Inés Arrimadas y la presentación del libro “Manual de resistencia” del Presidente Sánchez, han centrado la atención informativa de esta semana. El partido de Ciudadanos que no iba a pactar con Rajoy (y pactó), ha manifestado de igual forma su negativa a llegar a algún acuerdo con el único partido moderado del arco parlamentario: el Psoe.

En una entrevista concedida en el día de ayer al programa “La Sexta Noche”, doña Inés ha intentado como ha podido explicar dicho rechazo. El Psoe, según Ciudadanos, es un partido anticonstitucional por haber concedido ciertas prebendas a los independentistas. Unas prebendas que como ella misma ha reconocido ya existían en la legislatura de Rajoy, partido con el cual si llegó a pactar, de lo cual se infiere (si se tiene en cuenta dicho silogismo), que el Partido Popular y Ciudadanos serían a fecha de hoy, de igual forma, partidos anticonstitucionalistas.

La política de unidad que proclama Ciudadanos de palabra en sus apariciones públicas, también se contradice con la política de provocación y de enfrentamiento llevada a cabo en algunas localidades. Una actitud que ha sido puesta en cuestión hasta por sus futuros socios de gobierno del Partido Popular, como también reconoció en dicha entrevista. Basta con recordar los incidentes de Alsasua o la reciente visita a Amer, localidad natal de Puigdemont, con objeto de quitar lazos amarillos de españoles que no piensan como ellos (actos en los cuales ha participado su líder en anteriores ocasiones).

La nueva representante ha iniciado hoy su andadura nacional con una visita internacional a las puertas de la casa de Puidemont, situada en la localidad de Waterloo. Una visita infructuosa para el Estado Español, y para el propio partido que representa. Porque Arrimadas ha desestimado y desaprovechado el ofrecimiento al diálogo que tanto necesita su Cataluña, su España, y su Europa. Acto que sin embargo, y al igual que los anteriores, sí que ha contribuido a aumentar aún más el agravio entre españoles. Un preludio de la política de confrontación que se le avecina a este país, si como ha demostrado en anteriores ocasiones, la derecha vuelve al poder, con esa óptica de enemistad manifiesta y anticipada al diálogo hacía esa parte de españoles que no piensa como ella. Una actitud que el pensador Gregorio Luri recrimina a Casado y a Rivera en una entrevista ofrecida al diario El País, en la cual afirma: “Traicionas a España si ves a una parte de ella como enemiga”.

La publicación de “Manual de resistencia”, ha puesto en evidencia la capacidad de asimilación que tienen algunos, a la hora de interpretar el significado de una metáfora. En sus primeras páginas, el Presidente dice que una de las primeras decisiones que tomó fue la de cambiar de colchón, con objeto de cómo dice el refrán, no volverse de la misma condición que su antecesor. Un antecesor del cual guarda gratos recuerdos, a pesar de los momentos difíciles que ambos compartieron, y de algún desplante público que el Presidente sufrió en primera persona. Un expresidente al que el señor Casado ha convertido poco menos que en un progresista de derechas, a juzgar por su aznarización y su voxificación.

Las relaciones a tres son más difíciles y complicadas que las de pareja. El flechazo que sintió el señor Casado al ver aparecer por primera vez a don Santiago Abascal, montado en su equino mientras ascendía las cumbres montañosas, con objeto de reconquistar la derecha española, fue de tal magnitud, que desde ese mismo momento, no dudó en confiarle parte de sus efectivos. Pero la conquista del señor Casado nada tiene que ver con la reconquista del señor Abascal. Porque como en casi todas las relaciones, una parte de ellas está basada en la admiración, y otra en el interés. Don Pablo está tan prendado de su Cid Campeador que ha perdido su propio argumentario, motivo por el cual se limita en muchas de sus intervenciones a descalificar y a sonreír de manera simultánea a su adversario. Una habilidad jamás vista hasta hoy en día en la Cámara Baja.

Más áspera, forzosa y menos cariñosa es la relación entre don Pablo y don Alberto Carlos. Las dudas del señor Casado son comprensibles si uno tiene en cuenta la dificultad que el señor Rivera tiene a la hora de definirse y de mantener una relación ideológica estable con sus aliados. Hasta que el señor Casado le ofreció su anillo de compromiso, y el señor Rivera contestó: “sí, quiero”. El poliamor de la derecha representado por este ménage á trois, es y va a ser complicado de mantener ante una hipotética legislatura. Recuérdese el roce habido recientemente entre Vox y el PP, en materia de políticas de género, y la escasa sintonía entre Rivera y Abascal.

Los votantes moderados (que no son pocos), del Partido Popular, están siendo los primeros testigos presenciales de la masiva fuga de votos hacia uno y otro lado. Los riesgos de que el partido pase a ser la tercera fuerza política están a punto de convertirse en realidad, y el temor a perder la mayoría absoluta de El Senado, es una posibilidad que los populares ven con gran preocupación. Síntomas que ponen de manifiesto que el Partido Popular se encuentra en el peor momento de su historia. Tendencia que se ha vuelto más acusada desde que Pablo Casado ha tomado el control del partido.

Los miedos del señor Rivera a la hora de aparecer en el álbum de fotos de boda al lado de Abascal no son un buen preludio. Más si se tiene en cuenta que en una cama, más de tres son multitud. El señor Sánchez puede presumir de tener su cama limpia, y tampoco le hace falta de momento compartirla con nadie. Debajo de su colchón tampoco hay ningún sobre en “b”. Se entienden por tanto las envidias y los recelos de algunos.

José Luis Meléndez. Madrid, 24 de febrero del 2019
Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

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