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2 de junio de 2018

Moción electoral

Sus señorías han logrado por fin llegar a un acuerdo. Aunque haya sido para salvar sus propios intereses...

La sentencia contra el Partido Popular acusando a este partido de corrupción, ha sido la excusa. La moción puesta en marcha por el Partido Socialista y arropada por fuerzas populistas y nacionalistas, no ha sido tomada ni pensada por el bien de todos los españoles, ya que no incluirá una convocatoria de elecciones a corto plazo, para que los ciudadanos decidan y tengan la última palabra. De haber sido éste el motivo, ya se habrían puesto de acuerdo todos los partidos durante estos años de letargo parlamentario. Tiempo han tenido; ganas les han faltado.

El motivo principal que ha contribuido a llegar por primera vez a un acuerdo tan amplio, ha sido la de asegurar sus propios intereses en el poder. Esto es, allanar el camino hacia el escenario electoral que tendrá lugar el próximo año. Ha sido una maniobra planificada y calculada milimétricamente, llevada a cabo minutos después de la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado. Un asalto democrático ajustado a derecho y al calendario electoral, cuyo fin de contrato ha expirado con sospechosa exactitud, el último día del mes en curso.

Con el partido de Rivera disparado en las encuestas, un Psoe estancado, y un Podemos en retroceso, fraccionado y afectado por la incoherencia ideológica de su líder, la única salida para bloquear al centro derecha del PP y de Ciudadanos, ha sido la de presentar una moción electoral, vestida de moción de censura. Una jugada que según el partido, permitirá al Psoe recuperar sus expectativas electorales de cara a los próximos comicios, por medio de políticas sociales que pagarán de su bolsillo los españoles.

Se avecina un final de legislatura en el cual  Ciudadanos acorralado por su derecha y su izquierda por la coalición socialista populista nacionalista, recibirá ataques por babor y estribor. El Partido Popular no se resistirá a su papel secundario en la oposición, y se resistirá a que Ciudadanos se apropie de su espacio. Es posible que se lleguen a acuerdos, pero serán puntuales, hasta que se celebren elecciones.

Sánchez a buen seguro intentará atraer a los socialistas desencantados que un día se fueron a Ciudadanos, e incluso a socialistas de Podemos. Rivera por su parte focalizará sus ataques a los socios de los socialistas, con objeto de desequilibrar la coalición. Evitará en la medida de lo posible un cuerpo a cuerpo con Sánchez de cara a un posible pacto postelectoral en las elecciones de 2019.

Aunque la Moncloa tenga un inquilino distinto, aún falta por ver si los problemas de España y los de los españoles seguirán siendo los mismos. Es decir, si la cama seguirá sin hacer. La siesta ha terminado. Sus señorías han logrado por fin llegar a un acuerdo. Aunque haya sido para salvar sus propios intereses. Y han empleado muy pocos días para ponerse de acuerdo en lo suyo.

¿Cuántos años más necesitarán para ponerse a resolver los problemas de los ciudadanos...?

José Luis Meléndez. Madrid, 1 de junio de 2018
Fuente de la imagen: commons.wikimedia.org

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