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20 de marzo de 2022

Causalidades

Hay días, que por causalidades de la vida que uno desconoce, se le quedan grabadas en la retina y en el corazón

Hay días, que por causalidades de la vida que uno desconoce, se le quedan grabadas en la retina y en el corazón. Hoy, ante las señales de aviso que suele darme mi querida mascota para salir a la calle, he podido ver como un perro de dimensiones considerables iba tras un polluelo, sin que su dueño, que lo reclamaba a lo lejos, fuera consciente de lo que estaba ocurriendo.

La escena ha tenido lugar en un jardín de césped que hay a escasos metros de donde vivo. El perro, no obstante, ha sido respetuoso con el animalito y no ha hecho gesto de morder al animal. Aun así, nada más presenciar la escena, he soltado a mi mascota, me he interpuesto entre el perro y el polluelo y al cogerlo entre mis manos, el perro se ha quedado a mi lado mirando la criatura, hasta que en un silbido más fuerte de su tutor, ha abandonado el lugar, momento que he aprovechado para ir a buscar a mi mascota y llevarla a casa, mientras con la otra mano llevaba al polluelo de tórtola al mismo lugar.

Una vez puesta a salvo mi mascota, me he dirigido de nuevo al lugar de la escena y he situado al animal en una de las ramas del árbol más cercano, donde se encontraban sus padres. Padre al cual hoy he tenido el gusto de felicitar con este humilde gesto.

Da la casualidad que hoy es día diecinueve de marzo, día de mi santo al cual no profeso devoción alguna, y día del Padre. El mismo que llevaba en uno de los brazos a su mascota y en el otro al tierno polluelo. No soy padre oficial pero si me considero padre adoptivo y circunstancial de muchos animales que hoy surcan los cielos.

Comprenderán la sensación que uno siente mientras lleva a estas dos criaturas, una en sus últimos días de su vida y otra recién nacida en mis brazos. Estoy seguro que me disculpará mi santo por la indiferencia y curiosidad que le guardo en estos días. Indiferencia por mi agnosticismo y curiosidad por ser una onomástica de un santo que curiosamente no fue padre oficial, igual que el que suscribe, aunque luego ejerciera como tal. Por esa similitud y por compartir el mismo nombre, no dudo de su condescendencia.

José Luis Meléndez. Madrid, 19 de marzo del 2022

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