Cabría preguntarse por qué el ayuntamiento habla tanto de la “enfermedad” de los árboles, y no de las enfermedades que padecen los ciudadanos por su ausencia
“Lo vamos a reponer todo”, asegura Francisco Muñoz, Director General de Agua y Zonas Verdes del Ayuntamiento de Madrid, dirigiéndose por primera vez a los vecinos del distrito de Retiro, después de haberles talado sus 32 árboles de la Plaza Niño Jesús. Incluso el dolor, y el sobresalto que hemos causado a los vecinos, le ha faltado decir. Agradezcamos al menos la generosa disposición a reunirse con los vecinos después de haberles talado sus árboles, mientras se encontraban de vacaciones. Y ante todo no perdamos la esperanza, porque es incluso posible que ante la misma sangre fría que han mostrado, aún les quede la poca vergüenza de mostrarnos sus condolencias y ofrecernos gratis en estos durísimos momentos, sus servicios de duelo.
Las bondadosas palabras del señor Muñoz recogidas por el diario El País, han tranquilizado a los vecinos del Retiro, que se han creído, igual que los vecinos del distrito Hortaleza, (a los cuales el Consistorio aún debe más de 90 árboles, 90 razones, y 90 disculpas), las tardías, inoportunas y bochornosas explicaciones del Director municipal. ¿Estaban también “enfermos” o con “signos de regresión”, los más de 100 árboles que el equipo de motosierras Almeida taló en el mes de febrero para construir un macrogimnasio en dicho distrito, y que la Comunidad de Madrid denegó gracias a la presión de los hortalinos? Esperemos como consuelo la futura foto del alcalde madrileño plantando un arbolito, azada en mano, en el distrito que considere más oportuno.
Hasta la fecha se desconoce lamentablemente si el arboricidio es una “enfermedad”, “un signo de regresión”, o ambas cosas a la vez. Lo que sí se sabe con certeza, es que el empleo excesivo de eufemismos y de excusas sin sentido constituye una tomadura de pelo hacia los vecinos de la Villa y Corte. Porque definir e incluir en un proyecto denominado de “Conservación (ojo) y Renovación de Zonas Verdes”, la tala de 32 árboles, es algo que ofende la inteligencia de muchos vecinos. Nos imaginamos en qué tanatorio descansan “conservados” los restos de esos árboles.
Alega de igual forma el Consistorio a los vecinos, después de haber llevado a cabo semejante operación, que no se le puede recriminar al actual ayuntamiento la plantación de ejemplares no apropiados que en su día llevó a cabo otro equipo. Una forma de intentar desviar la atención sobre las peticiones de los vecinos. Porque lo que estos reclaman es en primer lugar la presentación de los informes médicos de dichos ejemplares, que en su día debió presentar la Administración local, en los cuales se acredita su “enfermedad” y su “regresión”.
Los vecinos, como no podía ser de otra forma, se han creído tanto las explicaciones estériles del señor Muñoz, que aún siguen pensando que “Es muy raro que todos los árboles estuvieran enfermos a la vez”. Las adicionales justificaciones y reiterados esfuerzos por justificar dicha actuación, no han hecho más que aumentar las sospechas de los vecinos. Justificaciones como “La plaza tenía un aspecto al que se podía sacar más potencial” (¿urbanístico tal vez?), han despertado las sospechas de los vecinos, cuando al comprobar los planos de dicho proyecto, han constatado que el 40% de dicha superficie no va a ser suelo repoblado. ¿Cómo piensa entonces el equipo de Almeida repoblarlo todo?, se preguntan los vecinos.
El crecimiento acelerado de algunas especies ha sido otro de los inconsistentes argumentos a los cuales ha recurrido el mencionado representante municipal: “algunas especies crecen deprisa”, motivo por el cual, cabría pensar que resulta más rentable talar un árbol que podarlo, aún a costa de la salud de los vecinos. Porque la masa verde a repoblar nunca será igual a la talada.
La mayoría de los árboles talados eran cipreses de Arizona, los cuales van a ser repoblados (aún está por ver) por ejemplares árboles de menor edad, tamaño, y frondosidad pertenecientes a las especies Liquidambar styraciflua, y Magnolia. Entre los motivos de dicha tala el ayuntamiento aduce que “los cipreses de Arizona son la segunda especie más alérgica por detrás de las gramíneas". Con dicha tala, en lugar de su poda, se prioriza a un colectivo mucho menos numeroso que el resto de vecinos, los cuales a partir de ahora respirarán más contaminación. Una toxicidad que con la entrada de septiembre y el retorno del tráfico a la ciudad, Madrid ha vuelto a recuperar. Niveles que prevalecen durante todo el año en contraposición a las alergias primaverales. Fabulosa y brillante argumentación.
Como puede verse y constatarse, las “enfermedades” de los árboles llevan tiempo afectando la salud de los ciudadanos madrileños. Cabría preguntarse por qué el ayuntamiento habla tanto de la “enfermedad” de los árboles, y no de las enfermedades que padecen los ciudadanos como consecuencia de su ausencia. La falta de comunicación, de transparencia, y la actuación a espaldas de los ciudadanos están creando otro tipo de alergias que están afectando desde el punto de vista emocional a los vecinos de Madrid. Los árboles deben crecer más despacio, aunque las motosierras de Almeida no hayan parado ni en verano, que ya es decir.
Esperemos que el oso que figura en el escudo municipal de Madrid no incline más de la cuenta el majestuoso madroño en el cual acostumbra a posarse. No sea que el actual equipo municipal decida talarlo y dejarnos a los madrileños sin el árbol más representativo de nuestra ciudad.
José Luis Meléndez. Madrid, 10 de septiembre del 2020
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