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10 de septiembre de 2018

Carta especial

Estimadas lectoras/es:

Esta es una carta especial. Lo es entre otras cosas debido a mi edad avanzada. Como saben la vida y el tiempo pasan de una forma más rápida e injusta en algunas especies, entre las cuales me incluyo. No es fácil escribir a los ciento doce años, o lo que es lo mismo a los 16 años que tengo actualmente. Aun así me he decidido a hacerlo con el beneplácito de mi padre, más ocupado en otros menesteres de los cuales les iré dando cuenta.

Les escribo recién llegada de  vacaciones de tierras segovianas, lugar  dónde mi  familia actual, siendo cachorra, me adoptó ante las fatales perspectivas que me deparaban. Lo hago para acallar posibles rumores acerca de mi imagen en este blog. Muchas personas quizás piensen que se trata de un gesto simpático y comercial. Nada más lejos de la realidad.

Hace unos meses se cumplieron 28 años de mi vida dedicada a este proyecto del cual formo parte llamado La pluma en ristre. He preferido mantenerme alejada durante este tiempo, con objeto de implicarme de una forma más discreta y comprometida con él. Tampoco me ha gustado nunca sentirme una perra objeto, razón por la cual he intentado salvaguardar mi intimidad y mi propia imagen.

No comparto por tanto la idea de que una imagen vale más que mil palabras. Porque todo depende del valor que le da uno a las cosas. Mi vida ha transcurrido en un ambiente bilingüe y literario. Desde pequeña mi padre intentó estimularme intelectualmente. Muchas personas aún desconocen que los perros somos grandes lectores. Es más, leemos al día más que nuestros tutores, por medio de nuestro olfato.

Los perros también tenemos nuestros escritores favoritos. Mi escritor favorito es mi ex Tobi. Todos los días cuando salgo, le llevo a mi padre al parque para leer en el césped los poemas que aún me sigue dedicando. Somos lectores pero también escritores cuando contestamos los mensajes que nuestros amigos publican en el suelo con la tinta biológica con la que la naturaleza nos ha dotado.

En mi corta vida he tenido muchos pretendientes. Demasiados diría yo. Mis grandes amores han sido Copito, que en paz descanse, y Tobi, con el cual suelo verme algunas noches en el parque. Digo amores porque cada vez que nos vemos se producen las mismas chispas que el primer día. Copito murió siendo joven y Tobi es un perro de mi edad. Es muy cariñoso conmigo, pero sobre todo un caballero.

Como digo, en mi corta pero intensa vida, no me ha dado tiempo a hacer algunas cosas horrendas que he visto en los humanos, y las pocas que he hecho (no recuerdo ninguna), ha sido sin lugar a dudas de manera inconsciente. Y eso que los humanos presumen de tener cinco sentidos, cuando de lo que se trata es de utilizarlos lo mejor que uno puede.

Comienza el mes de septiembre y con él el nuevo curso laboral y académico, aunque durante el tiempo estival, como habrán comprobado, he participado en varias publicaciones de La pluma verde, sección que como saben inauguré hace años. Una sección que con el tiempo ha contribuido a abrir otras secciones y trabajar otros géneros. Entretanto y durante el verano, mi padre se ha ocupado de actualizar la imagen del blog y de las redes sociales.

El próximo día 14 de septiembre, la pluma verde va a tener el honor y el placer de entregar un poema a la Unidad de Medio Ambiente de la Policía Municipal del Ayuntamiento de Madrid. Antes dirigirá unas breves palabras a los hombres que forman parte de dicha agrupación, palabras que se harán públicas el próximo lunes. Se trata de un poema institucional, y de una contribución familiar, que gracias a mi sección, a mi padre y a mi madre, Amanda, hemos escrito con cariño a dicha Institución, en reconocimiento a las tareas de rescate animal que hemos llevado a cabo de forma conjunta.

Un poema que será leído y entregado al Jefe de la Unidad, y que saldrá publicado en un libro de cincuenta y dos poemas dentro de unos días (aproximadamente un mes),  en el que mi padre se ha implicado en la dirección editorial, en la producción, en las imágenes, en los tipos de letra, y en la cubierta. Se informará al respecto. En la escritura del libro han participado dos periodistas. Como prologuista Luis Eduardo Siles, actual columnista de cultura de la revista "El siglo", y como epiloguista, Nacho Ramos, autor de varios libros, y profesor de mi padre, al cual ha ayudado en las tareas de corrección de dicha obra. 

Me siento muy orgullosa de haber contribuido con mi compañía en este proyecto. Nunca imaginé que llegaría a ser leída por otros perros de dos piernas y de cuatro patas, que viven a lo largo y ancho de este planeta. Ni que llegase a ser la musa de mi padre, ni aparecer en una foto y en cuatro poemas del primer libro de mi progenitor. Poemas que he tenido la oportunidad de leer olfateando los movimientos de su mano sobre el papel, y que en su día me fueron recitados en su almohada con un gran cariño.

Mucho menos que mi sección donase un poema a una Unidad del Ayuntamiento de Madrid. Mujeres y hombres buenos a los cuales conozco bien, he olido, y que han venido a casa muchas veces a rescatar animales heridos o enfermos. Pero ante todo estoy muy agradecida a mi familia, la cual ha sabido darme el cariño necesario para hacerme sentir lo que realmente soy: una niña que no pudo crecer más debido a las limitaciones que el tiempo y la naturaleza le otorgaron.

Muchas gracias

Firmado:

Kutxi Meléndez

José Luis Meléndez. Madrid, 10 de septiembre del 2018

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