Cuando más vivos nos sentimos, es cuando según el filósofo estamos muertos
El ser humano presume ante las demás especies de estar dotado de racionalidad. Y con esta prerrogativa, se ha otorgado la licencia de erigirse en la especie suprema del planeta. Y lo ha hecho de tal forma, que en lugar de pensar, ha ido tragando frases del tipo: “pienso, luego existo”. Conclusión: los animales al no estar dotados de razón, no existen. Ni tienen su propia lógica, ni por lo que se ve, sus propios sentimientos. Y como no logramos entenderlos porque no nos acercamos a ellos, nos limitamos a negarlos y punto.
La frasecita que en numerosas ocasiones hemos pronunciado y con la cual hemos descolocado a nuestros interlocutores, tiene como vemos su tema. Si uno siente, nos viene a decir la sentencia, no existe. Cuando reímos, lloramos, nos emocionamos, que es cuando más vivos nos sentimos, es cuando según el filósofo estamos muertos. Y luego nos extrañamos de los acontecimientos con los cuales nos sorprende la vida.
Así que si uno, por poner un ejemplo, coge una langosta (crustáceo solitario dotado de un sistema complejo y muy sensible al dolor), y lo introduce en un recipiente con agua hirviendo, según esta sentencia sesuda, este animal, al no existir, no va a sufrir lo más mínimo (sic).
Pues bien, las asociaciones animalistas suizas que existen (ya que piensan y sienten amor por los animales), han conseguido que el gobierno haya aprobado una ley que a partir del 1 de marzo de este año velará porque estos animales tengan una muerte digna. Queda por lo tanto prohibido a partir de ahora cocer este animal. En su lugar la normativa establece la aplicación del electrochoque con objeto de inducirles la eutanasia antes de cocinarlos, reduciendo de esta forma, su dolor y sufrimiento.
El texto además prohíbe que sean transportados en medio del hielo. Deberán hacerlo en el interior de cajas refrigeradas, provistas de separadores, para que durante el trayecto, no sufran daños con otros ejemplares. La nueva normativa además limita la utilización del bozal para impedir ladrar a los perros, y el uso de mangueras de presión, bien sean de agua o de aire comprimido. En la celebración de concursos, los animales (preferentemente perros), deberán ir acompañados de personas que se encarguen de sus cuidados. Asimismo, la venta de mascotas entre particulares, deberá precisarse la procedencia del animal.
En Francia por su parte, el primer ciudadano en sorprender a la nación, ha sido su Presidente, Emmanuel Macron, cuando se ha conocido que la primera visita oficial que realizó el 8 de enero a la ciudad china de Xian, fue con objeto no solo de impulsar las relaciones comerciales con China, sino el de reactivar las medidas contra el cambio climático, guardadas en el cajón por Donald Trump. Un bello gesto ético, sensible y humano el del Presidente con respecto al planeta que trasciende el marcado individualismo patriótico y liberal del cual hacen gala otros líderes europeos, lejos del liberalismo ético y sostenible que ha demostrado Macron, y que está hasta la fecha sabiendo compatibilizar con los valores de la república francesa.
Pero no solo eso. El entonces candidato a la presidencia de la República francesa, ya anunció que en caso de convertirse en Presidente, Francia prohibiría la venta de huevos de gallinas enjauladas y criadas en batería. Una medida que ha anunciado recientemente el Ministro de Agricultura francés y que apoya el 90% de ciudadanos, a los cuales no les importa que la medida que entrará en vigor en el año 2022, incremente el precio final del producto.
La normativa europea establece que todos los huevos deben de estar etiquetados. Dicha identificación consta de tres campos. La primera cifra compuesta por un número, indica la forma de cría. El número cero indica que se trata de gallinas ecológicas; el uno de camperas; el dos de suelo, y el tres corresponde a las gallinas enjauladas. El segundo campo alfabético de dos dígitos indica el país de origen, y el tercer campo compuesto por nueve números, indica la identificación del productor.
Algunas asociaciones medioambientales ya se han pronunciado y han lanzado la voz de alarma, advirtiendo que este tipo de cría con gallinas enjauladas es nociva para la salud de las gallinas, y presenta riesgos para la salud humana, al estar producidas en condiciones estresantes para los animales como son los espacios cerrados, y la falta de luz natural. La cadena de distribución LIDL, fue la primera en sumarse a la iniciativa al dejar de comercializar esta clase de productos.
Unos guiños dirigidos a los demás líderes que ojalá logren contagiar a la incipiente generación venidera del “siento, luego existo”. Y un aliento de esperanza hacia todos los ciudadanos del mundo que no se sienten representados, porque sus líderes piensan demasiado en ellos, y no muestran la sensibilidad suficiente para llevar a cabo las iniciativas que muchos de sus ciudadanos demandan.
José Luis Meléndez. Madrid, 4 de marzo del 2018.
Fuente de la imagen: commons.wikimedia.org
El ser humano presume ante las demás especies de estar dotado de racionalidad. Y con esta prerrogativa, se ha otorgado la licencia de erigirse en la especie suprema del planeta. Y lo ha hecho de tal forma, que en lugar de pensar, ha ido tragando frases del tipo: “pienso, luego existo”. Conclusión: los animales al no estar dotados de razón, no existen. Ni tienen su propia lógica, ni por lo que se ve, sus propios sentimientos. Y como no logramos entenderlos porque no nos acercamos a ellos, nos limitamos a negarlos y punto.
La frasecita que en numerosas ocasiones hemos pronunciado y con la cual hemos descolocado a nuestros interlocutores, tiene como vemos su tema. Si uno siente, nos viene a decir la sentencia, no existe. Cuando reímos, lloramos, nos emocionamos, que es cuando más vivos nos sentimos, es cuando según el filósofo estamos muertos. Y luego nos extrañamos de los acontecimientos con los cuales nos sorprende la vida.
Así que si uno, por poner un ejemplo, coge una langosta (crustáceo solitario dotado de un sistema complejo y muy sensible al dolor), y lo introduce en un recipiente con agua hirviendo, según esta sentencia sesuda, este animal, al no existir, no va a sufrir lo más mínimo (sic).
Pues bien, las asociaciones animalistas suizas que existen (ya que piensan y sienten amor por los animales), han conseguido que el gobierno haya aprobado una ley que a partir del 1 de marzo de este año velará porque estos animales tengan una muerte digna. Queda por lo tanto prohibido a partir de ahora cocer este animal. En su lugar la normativa establece la aplicación del electrochoque con objeto de inducirles la eutanasia antes de cocinarlos, reduciendo de esta forma, su dolor y sufrimiento.
El texto además prohíbe que sean transportados en medio del hielo. Deberán hacerlo en el interior de cajas refrigeradas, provistas de separadores, para que durante el trayecto, no sufran daños con otros ejemplares. La nueva normativa además limita la utilización del bozal para impedir ladrar a los perros, y el uso de mangueras de presión, bien sean de agua o de aire comprimido. En la celebración de concursos, los animales (preferentemente perros), deberán ir acompañados de personas que se encarguen de sus cuidados. Asimismo, la venta de mascotas entre particulares, deberá precisarse la procedencia del animal.
En Francia por su parte, el primer ciudadano en sorprender a la nación, ha sido su Presidente, Emmanuel Macron, cuando se ha conocido que la primera visita oficial que realizó el 8 de enero a la ciudad china de Xian, fue con objeto no solo de impulsar las relaciones comerciales con China, sino el de reactivar las medidas contra el cambio climático, guardadas en el cajón por Donald Trump. Un bello gesto ético, sensible y humano el del Presidente con respecto al planeta que trasciende el marcado individualismo patriótico y liberal del cual hacen gala otros líderes europeos, lejos del liberalismo ético y sostenible que ha demostrado Macron, y que está hasta la fecha sabiendo compatibilizar con los valores de la república francesa.
Pero no solo eso. El entonces candidato a la presidencia de la República francesa, ya anunció que en caso de convertirse en Presidente, Francia prohibiría la venta de huevos de gallinas enjauladas y criadas en batería. Una medida que ha anunciado recientemente el Ministro de Agricultura francés y que apoya el 90% de ciudadanos, a los cuales no les importa que la medida que entrará en vigor en el año 2022, incremente el precio final del producto.
La normativa europea establece que todos los huevos deben de estar etiquetados. Dicha identificación consta de tres campos. La primera cifra compuesta por un número, indica la forma de cría. El número cero indica que se trata de gallinas ecológicas; el uno de camperas; el dos de suelo, y el tres corresponde a las gallinas enjauladas. El segundo campo alfabético de dos dígitos indica el país de origen, y el tercer campo compuesto por nueve números, indica la identificación del productor.
Algunas asociaciones medioambientales ya se han pronunciado y han lanzado la voz de alarma, advirtiendo que este tipo de cría con gallinas enjauladas es nociva para la salud de las gallinas, y presenta riesgos para la salud humana, al estar producidas en condiciones estresantes para los animales como son los espacios cerrados, y la falta de luz natural. La cadena de distribución LIDL, fue la primera en sumarse a la iniciativa al dejar de comercializar esta clase de productos.
Unos guiños dirigidos a los demás líderes que ojalá logren contagiar a la incipiente generación venidera del “siento, luego existo”. Y un aliento de esperanza hacia todos los ciudadanos del mundo que no se sienten representados, porque sus líderes piensan demasiado en ellos, y no muestran la sensibilidad suficiente para llevar a cabo las iniciativas que muchos de sus ciudadanos demandan.
José Luis Meléndez. Madrid, 4 de marzo del 2018.
Fuente de la imagen: commons.wikimedia.org
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