Querida Amanda
Ha llegado el momento de hablar. Un día nos iremos nuestra pequeña y yo. Tú sin embargo, un día venciste a la muerte, después de vencerte a ti misma, y puedes viajar a tu antojo de un mundo a otro, sin más equipaje que tu alma.
Siempre que has podido, has evitado el tema. No te pido que me digas de dónde vienes, ni siquiera adónde vas. Tan solo me gustaría que me dijeras, si hay algo después de esta vida.
Necesito saber, ahora más que nunca que significo para ti. Explícame por favor si solo soy para ti un simple amante. Dime al menos, para hacerme a la idea, que solo soy para ti un capricho. Dame al menos una razón que justifique en un futuro, este posible engaño.
Hasta ahora he entendido, y he llevado bien tus ausencias. Gracias a ellas, nuestro amor ha crecido, y ha sido sano y fructífero. Me pregunto si tal vez no será un problema mío, el no poder seguir amándote en la distancia. No aguantaría que me fueses infiel en otras manos, y con otros lectores. Ni soportaría ver tu letra en otras cuartillas.
¿No lo entiendes? Solo quiero que me digas que soy para ti el punto y seguido de la misma pluma. Y ahora, por favor, toma mi mano, mientras leo de nuevo, el poema que un día me escribiste.
José Luis Meléndez. Madrid, 4 de abril del 2017
Ha llegado el momento de hablar. Un día nos iremos nuestra pequeña y yo. Tú sin embargo, un día venciste a la muerte, después de vencerte a ti misma, y puedes viajar a tu antojo de un mundo a otro, sin más equipaje que tu alma.
Siempre que has podido, has evitado el tema. No te pido que me digas de dónde vienes, ni siquiera adónde vas. Tan solo me gustaría que me dijeras, si hay algo después de esta vida.
Necesito saber, ahora más que nunca que significo para ti. Explícame por favor si solo soy para ti un simple amante. Dime al menos, para hacerme a la idea, que solo soy para ti un capricho. Dame al menos una razón que justifique en un futuro, este posible engaño.
Hasta ahora he entendido, y he llevado bien tus ausencias. Gracias a ellas, nuestro amor ha crecido, y ha sido sano y fructífero. Me pregunto si tal vez no será un problema mío, el no poder seguir amándote en la distancia. No aguantaría que me fueses infiel en otras manos, y con otros lectores. Ni soportaría ver tu letra en otras cuartillas.
¿No lo entiendes? Solo quiero que me digas que soy para ti el punto y seguido de la misma pluma. Y ahora, por favor, toma mi mano, mientras leo de nuevo, el poema que un día me escribiste.
José Luis Meléndez. Madrid, 4 de abril del 2017
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