Hay que tener mala sombra para dejar el fuet y la tabla de cortar al lado de un operario que viene a trabajar
Lo confieso por anticipado: me encantan los anuncios de Casa Tarradellas. Este spot, en concreto, toca la fibra del espectador y genera una doble empatía hacia los dos actores. La actriz, por ejemplo, se sale con su excelente interpretación.
En lo que quizás no ha caído la agencia de publicidad es que por culpa del espetec los dos no han acabado lo bien que cabría esperar. Y eso además de no dejar un buen sabor de boca (imprescindible en un spot de comida), puede dar lugar a frases en citas, cuando a uno le preguntan:
-Oye, por cierto ¿qué tal la cita de ayer?
-Pues nada, al final acabamos como el fontanero y la clienta del anuncio de Casa Tarradellas. Ya sabes, ni fu, ni fa...Y eso no deja en muy buena posición al producto que se intenta comercializar.
Lo que nos faltaba, que no nos entendamos por culpa de una rodaja de un mísero fuet. En resumidas cuentas y desde mi humilde punto de vista, pienso que el final no es ni el adecuado, ni el que se merecen los trabajadores de la firma, los actores y mucho menos la audiencia al cual va dirigido.
Cada vez que veo un fuet en el supermercado no puedo por menos que acordarme del pobre chaval y de lo caro que le ha salido la inoportuna visita (hay que tener mala sombra para dejar el fuet y la tabla de cortar al lado de un operario que viene a trabajar). Fuet, por cierto, empezado y con el cuchillo al lado. Toda una auténtica declaración de intenciones.
Por el dinero que ha perdido con el servicio, el muchacho podría haberse comprado varias cajas del mismo producto. Aunque estoy seguro que después de esta humillación, tampoco probará ningún ejemplar de dicha marca. No es para menos. Nadie se la merece.
El fontanero, presunto culpable, ha tenido la mala suerte de toparse con un fuet empezado y desprecintado. Cabe imaginarse si en lugar de un fuet, nuestro amigo se hubiese encontrado con un jamón de Jabugo para imaginarse a continuación dichas consecuencias, humillantes y sonrojantes a las que hubiese sido sometido.
Ni tomando en consideración la increíble teoría del fuet olvidado, dispuesto con los utensilios necesarios para hincarle el diente, la autora de semejante despiste es capaz de librarse de la responsabilidad ni de las consecuencias sonrojantes que para desgracia de todos, incluyo al ultrajado embutido, han tenido lugar en dicha cocina.
¿Por qué en lugar de decirle la señora: "córtese un poco, ¿no?" no le hace otro tipo de comentario, como por ejemplo: "Vaya, me alegro que le haya gustado. ¿quiere una cervecita para acompañarlo?". ¿No ha tenido suficiente el hombre con aguantar todo el tiempo que ha durado la avería sin probar una sola rodaja? ¿No ha sido suficiente dicha trampa y tan cruel castigo como para encima humillarle y menoscabar su dignidad personal y profesional por culpa de una rodaja de embutido?
Por cierto, he investigado y la agencia en cuestión, se llama Oriol Villar. No es conocida ni de las primeras del ranking, pero trabaja con una sensibilidad exquisita. En solo 30 segundos clavados han desarrollado todo el anuncio. Y además lo han hecho subtitulado para que llegue a un mayor número de targets, como son las personas con alguna falta de audición. Algo que en este caso, es digno de mención.
José Luis Meléndez. Madrid, 17 de junio del 2024. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org
No hay comentarios:
Publicar un comentario