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5 de septiembre de 2023

Perdón vs. disculpas

El perdón es un pretexto para volver a pecar

No creo en esa jerga religiosa que nos inculcaron de pequeños. Por ejemplo, no necesito arrepentirme para reconocer mis errores. Y no necesito perdonar para disculpar. No necesito que nadie ponga límites ni tutores a mi espiritualidad. Ni padres adoptivos que no cumplen con el suyo.

Mis disculpas siempre han sido y serán más sinceras que mis perdones. El perdón es un pretexto para volver a pecar. Para volver a hacer daño a la misma persona o a otra por el mismo o por otro motivo. El perdón es capaz de hacer daño al que lo practica y a su víctima. ¡Cuántas víctimas, al contrario que sus verdugos, que en su día perdonaron, están (y no sé si descansan) hoy en los cementerios!

Toda falta que cometas tiene su perdón, así que no hay problema. Barra libre: tu alma quedará igual de limpia que antes de cometer tus faltas y como premio por haber actuado mal, podrás seguir pecando por los siglos de los siglos.

Tal vez la sorpresa venga después, cuando en lugar de juzgar al que comete la falta, juzguen la responsabilidad social y personal del que las perdona sin la anuencia o consentimiento expreso del Juez Supremo. Porque al perdonar juzgas y condonas una conducta reprochable. En otras palabras, no solo haces caso omiso de ella, sino que la fomentas.

Es por tanto el que ofende el que tiene que perdonarse a sí mismo, después de haber reconocido su exceso. Otra cosa es ayudar al que ofende a reconocer y aceptar ese lado oscuro y humano que todos llevamos dentro. ¿De qué vale perdonar si el que ofende no es capaz de perdonarse a sí mismo?

El perdón es un remedio que ha resultado ineficaz a la sociedad. No hay más que ver como los individuos que forman parte de la misma, siguen cometiendo las mismas faltas que se producían en los anales de la Historia.

Hay cosas que no se pueden perdonar ni disculpar, como es el ensañamiento en vida contra alguien o el asesinato de un ser querido. El perdón y las disculpas tienen sus límites. Y si no, ¡díganme!, ¿existe alguna penitencia para personajes genocidas, que a todos nos vienen a la memoria, que pueda librarles de todo el mal y el daño que han causado a la humanidad?

La persona que no perdona no es peor persona que su ofensor. No perdonar no significa odiar, igual que perdonar tampoco significa olvidar. El perdón necesita su tiempo. No es algo instantáneo. Una disculpa sincera necesita su tiempo, su fase de duelo, de reflexión y de cura o reparo personal. Hay agravios cuyos perdones llevan toda una vida.

Cuando uno disculpa queda en paz consigo mismo. Cuando uno perdona queda en paz (bien) con Dios, con el prójimo y consigo mismo. El acto de disculparse es un acto natural y sincero que sale del corazón de la persona. El perdón suele estar inducido socialmente y conlleva por tanto menos arrepentimiento y sinceridad. Por eso el perdón suele pedirse y las disculpas no.

¿Tenemos que disculparnos más y perdonarnos menos...?

José Luis Meléndez. Madrid, 5 de septiembre del 2023. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

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