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11 de septiembre de 2023

Adaptarse o morir

Este el precio que vamos a pagar por no haber actuado antes de una forma más rápida y contundente

No levantamos cabeza. Acabamos de salir del verano más caluroso y nos encontramos con las primeras DANAS (depresiones aisladas a niveles altos) que han causado estragos en distintos puntos de la península con todo lo que eso conlleva, como son pérdida de negocios, de enseres, de casas y de varias vidas, en el peor de los casos.

Por si todo esto fuera poco, las inundaciones ocasionadas en Grecia y en Hong Kong han empantanado gran parte de dichos países y hace escasas horas nuestros vecinos marroquíes han sufrido el terremoto de mayor intensidad de toda su Historia. En tan solo treinta segundos han sido testigos de hasta qué punto puede cambiar tu vida, en el mejor de los casos, pues como todos sabemos al cierre de esta publicación, se contabilizan 2300 muertos y 2000 heridos.

Como vemos el planeta está batiendo récords de registros a todos los niveles año tras año. Pero por lo que se ve, hay  algunos a los que les hacen falta más datos y más víctimas, para darse cuenta de los efectos y la existencia del cambio climático. Este es el respeto que muestran con las víctimas, bien sean de la covid, de las catástrofes naturales o de los incendios intencionados y provocados en su mayor parte por el hombre. Y la solidaridad que muestran con la sociedad, incluyendo amigos y familiares, al hacer caso omiso a unas mínimas acciones cotidianas de sostenibilidad medioambiental. ¡Qué más da que la patria de todos se queme y los españoles se arruinen! Lo importante es morir con la bandera nacional en la muñeca y la palabra España en la boca.

2023 no solo ha sido el año más caluroso, sino que le anteceden otros que han marcado año tras año una tendencia ascendente. El mediterráneo ha alcanzado su temperatura más alta de 28ºc. Con ello han aumentado como vemos las DANAS, pero también los incendios. Y hay que tener en cuenta que estamos solo en el inicio y nos queda por delante todo el otoño y el invierno.

Parece que hay que esperar a la era de las glaciaciones a la cual recurren algunos con frecuencia para justificar que siempre han habido ciclos meteorológicos adversos para la humanidad. La de Filomena no les ha servido de ejemplo, pero sin embargo creen el los hielos prehistóricos que nunca han visto. Así que si nos atenemos a ese argumento, como también han existido incendios, guerras y enfermedades en todas las épocas de la Historia, quedémonos inmóviles (bueno más bien helados como se han quedado ellos).

Nada de médicos, de bomberos ni de policías que mantengan el orden. El caos forma parte de la naturaleza y también ha existido siempre, así que rindámonos sin más al devenir de la Historia. Las fuentes oficiales, contrastables y la voz de los agricultores y de los ganaderos está manipulada; su cabeza no...

Los científicos de una forma si se quiere diplomática, ya llevan tiempo avisando que estos fenómenos meteorológicos adversos van a ser más frecuentes y que vamos a tener que irnos acostumbrando a estos desajustes. Digo diplomáticos, porque esta dura adaptación a las nuevas condiciones es el precio que vamos a pagar por no haber actuado antes de una forma más rápida y contundente. Asunto que intentan omitir para no herir susceptibilidades y provocar efectos contrarios.

Y el que no nos afecte directamente, no quiere decir que no nos afecte a un nivel personal. Porque todos los telediarios se encargarán de difundir las imágenes en sus tres ediciones. Así podremos ver tierras de familiares quemadas, casas devastadas, cosechas perdidas y otra serie de calamidades similares a las que enumeraba al principio. No solo eso. Ya estamos pagando más como consecuencia de lo que he dado en llamar la inflación climática (que curiosamente no niegan y pagan). No hay más que ver el precio de la mayoría de productos como se ha encarecido por culpa de la falta de lluvias.

¿Hasta qué punto tienen los gobiernos que no toman medidas dicha responsabilidad? ¿Por qué han de pagar o soportar los países que toman medidas sostenibles la misma inflación que los países que se niegan a ponerlas en práctica? ¿Por qué, si por añadidura, nos condenan a sufrir un mayor número de enfermedades y a morir prematuramente? Como vemos la vida se ha vuelto más dura y más calamitosa para un gran número de personas en el planeta. Pero no hace falta ir a otros países. Nuestro país es una muestra de ello.

Consciente de lo raro que es encontrar buenas noticias en los medios, me permito la licencia de compartir alguna de ellas. Lo hago convencido de la importancia que tiene al permitir desintoxicarnos y poner en valor los valores humanos de héroes y heroínas, en esta época de muertes, denuncias, acosos, asesinatos, guerras, catástrofes naturales y no sé cuantas cosas más. Noticias que son capaces de que volvamos a mirarnos, aunque sea por unos días, como partes de una misma raza, de una misma familia.

El día que comenzó a llover y había previsiones de inundaciones, algunos empleados del Safari de Madrid, situado en las inmediaciones de Aldea del Fresno, optaron por quedarse a dormir con objeto de salvar la vida de los animales. Gracias a ello lograron conseguir con mucho sacrificio salvar a todos los animales.

Es emocionante leer el artículo y ver como algunos animales reconociendo la situación, permitieron a algunos cuidadores que no conocían, ser evacuados. A algunos de ellos les emocionó la actitud de una avestruz que no dejó de incubar los huevos en todo momento, a pesar de la situación. Sinceramente y sintiéndolo mucho, dudo que algún empresario hubiera hecho lo mismo con sus empleados. Hechos que le vuelven a  reconciliar a uno con su especie.

Pero hay sin duda otros ejemplos más directos dentro de nuestra propia especie. Me refiero  al ejemplo humano y humanitario que nos dejan determinadas personas en los momentos más duros. Entonces podemos ver cómo el ser humano se olvida en esos momentos de nacionalidades y fronteras y acude al auxilio de las personas más necesitadas.

Hay, sin embargo, casos anónimos que trascienden estos ejemplos como el de Emma Igual, de 32 años, cooperante española y directora de la ONG Road to Relief fundada por ella misma, que será imposible borrarlo de nuestra memoria. Digo que trascienden, porque Emma, a diferencia de los voluntarios ocasionales, decidió dedicar su vida a ayudar a los demás.

La cooperante española (el voluntariado me parece una palabra que no está a la altura de estas personas), murió el sábado. El vehículo en el que viajaba junto con otros cooperantes fue alcanzado por un proyectil ruso que provocó su posterior incendio. Se convierte así en la primera víctima española de la mal llamada guerra de Ucrania. La guerra, no se olviden, la inició Putin.

Durante su estancia en la guerra, estuvo entregada a la cooperación, a la que se dedicó desde que tenía 20 años. El tiempo que estuvo en la primera línea de fuego, se encargó de evacuar civiles, y de ayudar a salir a la gente que vivía entre bombas. Logró salvar a 1300 personas, 650 de ellas niños y unas 300 con discapacidad. Hablaba siete idiomas, sin contar el más importante: el amor que dedicaba cada día a los demás.

Cuentan los noticiarios que solo dormía cuatro horas al día. Las únicas armas que portó Emma fueron la cantidad de provisiones que en forma de medicinas, comida, productos de higiene o leña, facilitaba a las personas que no podían moverse o decidían quedarse en la primera línea de fuego.

Ignoro si existen más ángeles de la guarda sin alas, que con ellas. Y si los ángeles alados tienen la vocación e irradian el amor con el que Emma intentó combatir y vencer a esta injusta y maldita guerra. No me hace falta saber la respuesta, porque me imagino que en caso de existir, ya se ha transformado en uno de ellos. DEP.

José Luis Meléndez. Madrid, 11 de septiembre de 2023. Fuente de la imagen:Road to reliev

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