La diferencia existente entre la realidad y la actualidad se llama mediatización
Es curioso observar cómo a pesar de la naturaleza agresiva de la información, la actualidad no nos impide acudir cada día al kiosko o a los titulares de los diferentes medios informativos. Da la sensación que el hombre necesita sentirse un ser agraciado; un náufrago que logra salvarse en medio de las zozobras y las tempestades diarias que azotan y amenazan cada día su integridad física y espiritual.
Las noticias como se sabe, nos permiten tener conocimiento de la realidad lejana o inaccesible. Gracias a ella y en base a nuestros análisis y a nuestros filtros personales, psicológicos e ideológicos tratamos de obtener cada día una imagen lo más fidedigna posible del mundo que nos rodea.
Pero la información no solo forma parte de una necesidad personal. También tiene una función socializadora. Compartir la información nos permite contrastar nuestros puntos de vista con los demás miembros del grupo. Cada titular tiene su historia, su imagen, su intensidad y su impacto informativo y emocional sobre nosotros.
Suele decirse coloquialmente que “la actualidad manda”, y eso, además de ser una frase desafortunada, forma parte de una triste realidad. Porque lo que de verdad debiera prevalecer en nosotros, es la interpretación personal que cada uno realiza en su día a día. No los titulares proselitistas elegidos y masticados por otras bocas, servidos en nuestras mesas y platos, sin nuestro previo consentimiento, como es el caso de todos esos watshapps acompañados de vídeos sesgados, que invaden nuestra capacidad de razonamiento y nuestra dignidad como personas.
No conviene pasar por alto, otro de los tópicos que asegura que la información es poder. ¿Poder para quién? ¿Para el ciudadano o para el que controla la información y por tanto las mentes de su auditorio? Doy por hecho que muchos de ustedes, habrán experimentado la misma sensación que yo. Y es la de sentirse acosado por el excesivo flujo de actualidad al que estamos sometidos. Hablo de la radio en el coche, del periódico en el transporte público, del móvil en el trabajo o de la televisión en casa, por citar varios ejemplos.
Omito como ven los vídeos extraoficiales que circulan por las redes sociales, con fines poco lícitos y tan peligrosos que logran influir con su propaganda falsa en los procesos electorales y que han llegado a provocar la salida de algún país de la Unión Europea. Un tema como ven, lo suficientemente serio e importante para prestarle la atención y el tiempo que el mismo merece.
El problema por tanto, surge cuando se acude a la realidad con objeto de transformarla en actualidad. Entonces podemos llegar a tener distintos tipos de actualidad sobre una misma realidad. De esta forma podemos hablar de medios conservadores, progresistas o más o menos neutrales y moderados.
En términos generales podría decirse que lo real siempre es actual, mientras que lo actual, nunca es real. En otras palabras, nunca llegaremos a conocer la realidad, en su amplio sentido, por medio de la actualidad. Entre otras cosas, además de por el correspondiente sesgo ideológico, por el tiempo que esta tarda en llegar a nuestros sentidos. Así que podemos decir que la actualidad es una realidad caducada.
La diferencia entre la realidad y la actualidad, es que la primera es inmutable, pero la actualidad puede ser manipulada. La diferencia existente entre la realidad y la actualidad se llama mediatización. La información como alimento, además de su presentación y su estética, necesita su observación, su análisis y su digestión y reposo interior.
Huyo por tanto de esas prótesis manuales que algunas personas y empresas tecnológicas han intentado adaptar a mi organismo y que terminan apoderándose de nuestra mente, cual programa informático Pegasus.
Como se ha visto y demostrado todos estos artilugios, nos roban tiempo, energía, paz, libertad, intimidad, seguridad, y como se ve en numerosos eventos sociales, algo tan básico como es la educación. Es más, desde que han salido al mercado, apuesto a que han conseguido más adeptos que todas las religiones a lo largo de los siglos, en el mismo periodo de tiempo, claro está.
Comprenderán ahora, al menos algún motivo, por el cual he renunciado siempre a tener uno de estos ladrones del tiempo. Mi realidad tecnológica está más cerca del hombre del campo que hace un uso racional de la tecnología, que la de un urbanita abducido por la secta del dedo, o lo que es lo mismo, por la Santa Hermandad u orden de la cabeza bajada. Aunque también es posible que me esté volviendo un poco hipocondriaco. Porque hasta hoy pensaba que las prótesis, eran una especie de ortopedias diseñadas exclusivamente para personas con algún tipo de lesiones o carencias físicas.
José Luis Meléndez. Madrid, 24 de mayo del 2022. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org
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