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9 de mayo de 2022

Confieso

Confieso que he sido espiado de forma sistemática durante años

Confieso que he sido espiado de forma sistemática durante años, por varias empresas,  previo aviso contractual de las mismas, como consecuencia de mi actividad profesional. El primer día que una superiora me conminó a escuchar con ella, varias de las comunicaciones que había mantenido con diversos clientes, casi me da un parraque.

Diré más; aún hoy en día sigo espiado desde hace decenios por la Agencia Tributaria, Organismo dependiente del Ministerio de Hacienda, mientras el Consistorio monitoriza y captura imágenes de mis paseos privados y personales por las principales calles de la capital.

Prosigo. Hace no mucho tiempo, un par de entidades bancarias, además de tener conocimiento por medio de mi tarjeta de cuales son los establecimientos comerciales que frecuento, llegaron a amenazarme en su día con bloquear mi cuenta, si no actualizaba mis datos personales o remitía la documentación requerida.

Hay más. Empresas públicas de transporte, entre otras entidades en cuyas recepciones poseen cámaras, invaden mi intimidad y graban de forma ininterrumpida, cada uno de los gestos que realizo en los frecuentes trayectos y vehículos en los cuales suelo desplazarme.

Ya en mi domicilio, empresas privadas y públicas, monitorizan mis llamadas y mis circunstancias personales cada vez que llamo a cualquiera de mis proveedores. Y si navego por internet y me conecto a diversas páginas web de obligado acceso, las cookies de dichos proveedores espían mientras tanto mis preferencias personales y comerciales con objeto de comercializar con esa parte que forma parte de mi vida personal.

El señor Pere Aragonés, sin embargo es un ser privilegiado, porque al parecer solo le ha espiado presuntamente el CNI. Y en lugar de alegrarse y enorgullecerse (los servicios de inteligencia, como su nombre indica, solo espían a los listos que intentan saltarse la ley), le ha sentado mal. Y eso que los presuntos espías, han tenido a bien no presentarle los resultados de las presuntas escuchas, lo cual le ha evitado pasar semejante trance.

¡A quien se le ocurre espiar a un ciudadano de la clase política, perteneciente a una formación que en su día declaró la independencia de Cataluña sin el permiso de todos los españoles, mientras entonaba la canción de Alaska: “no me arrepiento, volvería a hacerlo...”.

Supongo que no soy el único ciudadano al cual le produce cierta ternura ver como algunos políticos conservan aún intacta la pureza virginal de la inocencia, que les hace pensar, o dar por hecho, que no podían ser espiados “sin autorización judicial”,  como lo fue en su día el Rey emérito, en la época en la que el CESID, antiguo acrónimo del actual CNI, realizaba escuchas aleatorias, y que como hemos visto soportan en algún grado el resto de españoles. ¿Qué le importa que le espíen a uno, si tiene la conciencia tranquila? ¿Tienen acaso, algo que temer?

“Quién crea que esto se va a tapar y no se va a cargar la legislatura no está evaluando lo que tiene enfrente. Esto es un escándalo a nivel internacional”, decía Gabriel Rufián. No le falta razón al señor Rufián en su media verdad. Es un escándalo no internacional, sino universal que determinados miembros nacionalistas republicanos (la democracia, al parecer, tiene sus límites regionales), se extrañen y monten el pollo universal de las escuchas, sabiendo que la mismísima Merkel, sin contar con los antecedentes de su señoría, fue espiada por parte de un aliado, como es Estados Unidos.

Tal vez suponga ser mucho más escándaloso ver como el señor Rufián y el señor Iglesias, le han tomado el relevo al señor Abascal, más que al señor Feijóo, que sí ha apoyado en esta ocasión la comparecencia de la directora del CNI por delante de sus intereses partidistas, a la hora de hacer oposición al gobierno, mientras su formación, de forma paradójica, califica a la ministra Margarita Robles como “la ministra favorita de la derecha” (sic).

Rompo una lanza por tanto por todos y cada uno de los trabajadores civiles y militares del CNI, los cuales están sufriendo un desprestigio injusto e inmoral de sus funciones, como consecuencia de las luchas fraticidas de la coalición de gobierno, y que por añadidura, están consiguiendo aumentar el perfil electoral de sus adversarios, en vísperas de unas elecciones andaluzas.

Actuar contra un organismo indefenso en su réplica y contra unos servicios que han demostrado con su trayectoria estar al servicio del Estado por encima de los intereses partidistas del gobierno de turno, utilizando además a  tus socios de gobierno como cabeza de turco para airear y desprestigiar su imagen, constituye un acto de cobardía, y una falta muy grave de Estado.

Los políticos deberían aprender algo del CNI: a hablar menos y trabajar más por el bien de su país y de todos los españoles. Me quedo al contrario que el señor Echenique mucho más tranquilo que preocupado, al saber que los españoles contamos con unos servicios de inteligencia que están a la altura de su país y de lo que los españoles esperan de ellos.

José Luis Meléndez. Madrid, 9 de mayo del 2022. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org

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