Hemos querido y amado tanto que nos hemos olvidado de nosotros mismos.
Siempre has estado aquí, a mi lado; dentro de mí. A pesar de mi tensión alta, de mi indomable pero al fin controlado colesterol, y de mi ligero sobrepeso. Eres el motor de mi vida, el marcapasos de mis emociones.Tu segundero marca el ritmo de mi mecánica y tu minutero el de mi existencia. Tu horario no está formado por el tiempo sino por todos esos momentos diarios que una vez personalizados acumulo gracias a tu inseparable compañía. Unos van acumulándose de forma automática en el baúl de los recuerdos. Otros se vuelven obsesivos como si quisieran marcar a través del presente mi agenda diaria.
Eres la parte más generosa de mí mismo pero también la que se enfurece cuando me siento injustamente tratado. Hemos amado más de lo que hemos odiado. Han intentado engañarte después de haber sufrido. Hasta que un día decidiste cerrar las puertas al amor. Aquel sufrimiento tan intenso, descontrolado y exacerbado no llegó a sentarte nada bien. Un día llegaste a desear que hubieran violado tu cuerpo antes que tus sentimientos; al menos pensabas, te hubieras sentido comprendido y amparado por la sociedad.
Hemos compartido, y aún compartimos las mismas emociones. Hemos querido y aún queremos a los mismos seres, a las mismas personas. Tus penas y tus alegrías han sido también las mías. Con cada latido me das la vida y con cada palpitar una lección que me ha enseñado a amar, a sufrir, a odiar y a perdonar. Juntos hemos ido con los años ennobleciendo nuestras emociones y nuestra sangre roja, igual que lo hace el vino en su cuba de una forma generosa, sin saber que un día al ser digerido se transformará en un nuevo líquido.
Desconozco como tú las veces que nos quedan por latir y palpitar. Siento no haberme dado cuenta hasta hoy de lo importante que has sido y eres para mí. De las cosas tan grandes que he hecho y aun hago gracias a tu impulso y a tu compañía.
Porque hemos reído, llorado, sufrido y amado, mi pluma agradecida no encuentra hoy más digno destinatario al cual bombear esta tinta en tu honor y al cual dedicar este electrocaligrama de palabras y emociones encadenadas. Por eso, sabiendo quién eres, lo que me has dado y lo que representas, prometo a partir de hoy hacerme cargo de ti, y de cuidarte como alguien tan especial se merece.
José Luis Meléndez. Madrid, 28 de abril del 2019. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org
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