A día de hoy, no sé que me sorprende más, si la capacidad de creer en alguna explicación, que a pesar de no estar constatada y contrastada tranquiliza al ser humano, o la superinteligencia genética que posee el pangolín o el murciélago a la hora de crear mutaciones...
El caso es que Biden ha dado tres meses a sus propios servicios de inteligencia, para que aclaren el origen de la Covid. Una forma de preparar a la humanidad ante los verdaderos orígenes y responsables de dicha pandemia.
Contarle a la humanidad, sin pruebas, que los orígenes de un virus tan sofisticado, proviene de animales, es igual de creíble que si se echara la culpa al lobo feroz por haber infectado en el bosque a Caperucita Roja. Lo raro es que la abuelita al ser población de riesgo no terminara como ella, contagiada.
Pues en este caso, la abuelita sería la humanidad que se ha dejado contagiar por la versión pangoliana, lo cual nos viene a indicar que la información no contrastada, tiende a mutar con la misma conveniencia que los virus del lobo o de la loba feroz, según sea el país originario del cual se trate.
Colorín, colorado...
José Luis Meléndez. Madrid, 2 de agosto del 2021. Fuente de la imagen: wikimedia.commons.org
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