Aquellos actos que no supimos poner en práctica a lo largo del año, hoy intentamos olvidarlos y compensarlos a través de unos bonitos deseos, convertidos en palabras
La familia sigue creciendo. Durante los paseos que damos mi mascota y yo, además de criaturas indefensas, también nos encontramos con otra serie de mascotas enternecedoras de las cuales, como consecuencia del excesivo trabajo, no puede hacerse cargo de ellas, la U.M.A (Unidad de Medio Ambiente de la Policía Municipal de Madrid).
Así que he optado por abrir una guardería en casa, de la cual se hace responsable Txentxo, el osito protector en compañía de su mascota, a la cual sujeta con una correa, porque, la verdad sea dicha, todos son muy buenos. Uno hace lo que puede. Y así, mientras que unos aprovechan para montar belenes en estas fechas, otros hacen lo propio durante todo el año, con los peluches abandonados que un día nos acompañaron y unieron a otros seres. Sinceramente, ¡no hay derecho!
Unos símbolos que representan nuestro fracaso y la falta de valores, a la hora de relacionarnos con los demás. Parece curioso el mensaje que hoy nos trasladan estos seres en estas fechas navideñas. Aquellos actos que no supimos poner en práctica a la hora de la verdad con los demás durante el año, hoy, intentamos olvidarlos a través de unos bonitos deseos. Unos deseos convertidos en palabras que nos hacen sentir por unos días unas buenas personas. Una bonita excusa, que no nos impide volver a caer en el mismo error, un año más.
José Luis Meléndez. Madrid, 30 de diciembre del 2019
La familia sigue creciendo. Durante los paseos que damos mi mascota y yo, además de criaturas indefensas, también nos encontramos con otra serie de mascotas enternecedoras de las cuales, como consecuencia del excesivo trabajo, no puede hacerse cargo de ellas, la U.M.A (Unidad de Medio Ambiente de la Policía Municipal de Madrid).
Así que he optado por abrir una guardería en casa, de la cual se hace responsable Txentxo, el osito protector en compañía de su mascota, a la cual sujeta con una correa, porque, la verdad sea dicha, todos son muy buenos. Uno hace lo que puede. Y así, mientras que unos aprovechan para montar belenes en estas fechas, otros hacen lo propio durante todo el año, con los peluches abandonados que un día nos acompañaron y unieron a otros seres. Sinceramente, ¡no hay derecho!
Unos símbolos que representan nuestro fracaso y la falta de valores, a la hora de relacionarnos con los demás. Parece curioso el mensaje que hoy nos trasladan estos seres en estas fechas navideñas. Aquellos actos que no supimos poner en práctica a la hora de la verdad con los demás durante el año, hoy, intentamos olvidarlos a través de unos bonitos deseos. Unos deseos convertidos en palabras que nos hacen sentir por unos días unas buenas personas. Una bonita excusa, que no nos impide volver a caer en el mismo error, un año más.
José Luis Meléndez. Madrid, 30 de diciembre del 2019