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5 de febrero de 2018

Los magos de la tripe "V"

Al parecer lo moral no tiene por qué coincidir con lo legal...

La magia negra es el arte supersticioso por medio del cual el vulgo cree que pueden hacerse cosas sorprendentes y extraordinarias con ayuda del demonio. Y el demonio que según algunos es muy astuto, suele adoptar diversas formas con objeto de pasar inadvertido. El problema es que a la hora del exorcismo, el maligno, como todos los malos en las películas, termina por ser descubierto.

Esto es lo que le ha ocurrido según un artículo publicado por el diario El Mundo (ver imagen), a la compañía automovilística de la triple “V”, más conocida como Volkswagen (VW). La compañía en su día fue condenada a pagar 26.000 millones de dólares en concepto de multas por trucar sus motores, ha vuelto a sorprender al mundo con un nuevo truco tóxico. La “magia del truco” consistía según la empresa en la elaboración de un “test”. El objetivo de este ensayo era demostrar que las emisiones diésel de dióxido de nitrógeno (No2) emitidas por el nuevo modelo de automóvil de VW Beetle, versión actualizada del conocido escarabajo, era menos contaminante que una camioneta Ford del año 1999.

Para ello la empresa tuvo la “amabilidad” de ofrecer a un grupo de humanos, formado por hombres y mujeres (según dicen de forma voluntaria), el gas tóxico emitido por la nueva versión del escarabajo. El grupo estaba formado por veinticinco personas, a las cuales se les aplicó por medio de una cámara instalada en sus vías respiratorias (procedimiento ya utilizado curiosamente en Alemania por los nazis), el gas tóxico que desprendía del tubo de escape, por un espacio nada despreciable de cuatro horas ininterrumpidas. Pero los magos de la triple “V”, no fueron tan amables con un grupo de diez macacos ‘Cynomolgus”, a los cuales  les aplicaron de manera forzosa el mismo truco, durante el mismo tiempo.

El organismo en el que VW delegó la realización de estas vergonzosas y execrables pruebas, es el Instituto Lovelace de Investigación Respiratoria (LRRI), cuya sede se encuentra en Alburquerque, EEUU. La honorable institución ya fue denunciada hasta en seis ocasiones, llegando a pagar 21.000 millones de dólares en concepto de multas. Entre los trucos que esta compañía biomédica realizó en el año 2014, siempre de forma opaca a la sociedad, está el sufrimiento con dolor no aliviado a 431 macacos a los cuales sometió a la inhalación de materiales tóxicos y radioactivos.

De las prácticas realizadas por las compañías implicadas no ha trascendido ningún informe que detalle las reacciones que presentaron las personas y los animales, lo cual no deja de ser llamativo y contradictorio, a tenor de las palabras de Jake McDonald, el científico de Lovelace que supervisó dichos experimentos. Según el Sr. McDonald, los animales se lo pasaron genial durante las sesiones (“Les gusta ver dibujos animados”). A juzgar por sus palabras el científico se deleitaba, viendo las escenas, mientras las pobres criaturas se intoxicaban.

Lo más grave de los directivos de Daimler, BMW (compañías que al final se distanciaron del proyecto), y Bosch, empresas que apadrinaron el plan inicial, es la declaración conjunta que hacen, por medio de la cual exponen que “el trabajo”, fue acompañado y revisado por un comité prestigioso formado por representantes de reconocidas universidades e institutos de investigación, ante lo cual alegan que se trató de una acción legal. Da lo mismo que no fuera moral. Porque al parecer lo moral no tiene por qué coincidir con lo legal. Una forma absurda de justificar el terrorismo industrial.

Lo verdaderamente indignante es que toda la toxicidad y el daño causado a las víctimas no ha servido para nada, ya que los resultados obtenidos, han revelado que la irritación provocada en las vías respiratorias de los simios por las emisiones del motor del nuevo escarabajo diésel, fue mayor que la producida en la camioneta Ford, veinte años más antigua, motivo por el cual la compañía ha ocultado durante estos años dichas pruebas y resultados.

La investigación que ha sido posible gracias a el abogado estadounidense Michael J.Melkersen, descubridor del experimento, que se ha encargado de sacar el diablo del cuerpo de la compañía, y de medios como el New York Times que ha destapado el caso, y el diario alemán Bild, que se ha hecho eco de la información. La noticia se ha cobrado de momento la dimisión de Thomas Steg, apoderado general y director de relaciones institucionales de VW.

Es fácil imaginar lo que sentirán a partir de hoy los propietarios de vehículos que conduzcan esta marca y lleven a sus mascotas en sus vehículos, al contemplar el logotipo antes de entrar en el interior de los mismos. De lo que se puede estar seguro, es que muchos de ellos disfrutarían viendo la cara de estos primates cuasi humanos sin escrúpulos al contemplar como descienden las cifras de venta de la marca. Es posible que “disfrutarían mucho más” que los macacos a los que torturaron, mientras se les invitara amablemente a visualizar una sesión monográfica de escarabajos reales, mediante la cual se les enseñase a amar a los animales. Y quizás muchos usuarios después de conocer este lamentable antecedente, se pregunten qué derecho moral tiene esta empresa a la hora de a comercializar un modelo con la forma animal de estos adorables insectos.

El experimento de los horrores no solo puede volver a dañar la imagen de VW, sino que puede salpicar a las otras marcas patrocinadoras del proyecto, cuyo objetivo según el New York Times, era preservar los privilegios fiscales de combustible diésel en contraposición a las directrices de la ONU. El 26 de febrero, tendrá lugar el juicio iniciado por el abogado J. Melkersen, en Fairfax County, en el estado de Virginia, EEUU. El letrado actuará como representante de 300 personas que se han querellado contra VW. Los representantes de la compañía, tendrán ocasión de pedir disculpas por las atrocidades cometidas. Y si les queda algo de vergüenza podrán liberar a los macacos a su ámbito natural.

José Luis Meléndez. Madrid, 4 de febrero del 2018
Fuente de la imagen: Commons.wikimedia.org

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