La izquierda vuelve a tener la oportunidad de unirse y de llegar a acuerdos
Con una mayoría abrumadora, y después de ocho meses de su defenestración por parte de los barones, Pedro Sánchez, ha vuelto a ser elegido en primarias, Secretario General del PSOE. A excepción de los respectivos feudos de Susana Díaz (Andalucía), y de Patxi López (Euskadi), Pedro Sánchez se ha impuesto de una forma contundente en todo el territorio nacional, con el apoyo de más del cincuenta por ciento de la militancia. Díaz ha obtenido un cuarenta por ciento de apoyos, y Patxi López un diez por ciento.
Los votos obtenidos por los respectivos candidatos, han dado un vuelco a los avales iniciales presentados, en dónde era necesaria la identificación previa del militante. El voto anónimo y confidencial de las primarias de este domingo, ha contribuido a que este voto oculto, ejercido con mayor libertad, haya actuado en contra de los pronósticos previstos.
Ha sido una campaña dura, larga, y tensa. El largo tiempo en el que el partido ha estado descabezado, y representado por la gestora, ha impedido la cicatrización de las heridas internas, y ha aumentado la fractura social de la organización.
El discurso del aparato de espaldas a las bases, ha reactivado el voto del sector más progresista y demócrata de los socialistas. La complicidad de Susana Díaz, y su coqueteo con los barones, ha sido interpretada por la mayoría de los militantes, como un freno y una amenaza para la renovación ideológica y organizativa, que necesitaba el partido y la socialdemocracia española y europea, lo cual ha favorecido una participación del noventa por ciento de los electores.
Se abre un periodo más aperturista en dónde el nuevo Secretario General, en su discurso, ha abogado por un partido nuevo, unido y de izquierdas, en donde no se descarta posibles acuerdos con la izquierda y con el centro derecha de Ciudadanos. Se inicia a todas luces, un nuevo modelo de oposición, al menos más duro en las formas, lo cual es un motivo más que preocupante para el Partido Popular, que en lugar de buscar un interlocutor distinto a Rajoy, intentará utilizar la palabra estabilidad, para defender su modelo actual.
La baronesa andaluza, por el contrario, ha evitado en su intervención nombrar al nuevo Secretario General, y ha preferido en su lugar, poner su cargo a disposición del partido, lo cual se ha interpretado como un gesto de resistencia, más que de la unidad anunciada previamente en sus intervenciones. Una actitud comprensible, si se tiene en cuenta que Díaz ha obtenido cinco mil votos menos de los avales que obtuvo, y dos mil votos menos en su feudo andaluz.
La victoria holgada de Sánchez, evitará una integración menos traumática que de haberse obtenido unos resultados similares, tal y como se pronosticaba. Asimismo, al ganar el sector renovador y crítico con las baronías, pierde su razón de ser una posible escisión en el partido, al menos en el corto plazo.
Es posible que la reelección de Sánchez, haga despuntar inicialmente al PSOE, y que recupere la pérdida de votos que en su día migró a otras fuerzas como Podemos y Ciudadanos. Habrá que estar atento a la evolución del voto del militante de izquierdas. Porque las decisiones unipersonales y estériles de sus líderes serán penalizadas y tenidas muy en cuenta. La izquierda vuelve a tener la oportunidad de unirse y de llegar a acuerdos.
De nada sirve que la militancia arrase, si sus líderes no están a la altura de las circunstancias. Ahora es el tiempo de los líderes, de la formación de sus equipos. Los militantes esperan que esta vez acierten. Por el bien de todos.
José Luis Meléndez. Madrid, 22 de mayo del 2017
Fuente de la imagen: Flickr.com
Con una mayoría abrumadora, y después de ocho meses de su defenestración por parte de los barones, Pedro Sánchez, ha vuelto a ser elegido en primarias, Secretario General del PSOE. A excepción de los respectivos feudos de Susana Díaz (Andalucía), y de Patxi López (Euskadi), Pedro Sánchez se ha impuesto de una forma contundente en todo el territorio nacional, con el apoyo de más del cincuenta por ciento de la militancia. Díaz ha obtenido un cuarenta por ciento de apoyos, y Patxi López un diez por ciento.
Los votos obtenidos por los respectivos candidatos, han dado un vuelco a los avales iniciales presentados, en dónde era necesaria la identificación previa del militante. El voto anónimo y confidencial de las primarias de este domingo, ha contribuido a que este voto oculto, ejercido con mayor libertad, haya actuado en contra de los pronósticos previstos.
Ha sido una campaña dura, larga, y tensa. El largo tiempo en el que el partido ha estado descabezado, y representado por la gestora, ha impedido la cicatrización de las heridas internas, y ha aumentado la fractura social de la organización.
El discurso del aparato de espaldas a las bases, ha reactivado el voto del sector más progresista y demócrata de los socialistas. La complicidad de Susana Díaz, y su coqueteo con los barones, ha sido interpretada por la mayoría de los militantes, como un freno y una amenaza para la renovación ideológica y organizativa, que necesitaba el partido y la socialdemocracia española y europea, lo cual ha favorecido una participación del noventa por ciento de los electores.
Se abre un periodo más aperturista en dónde el nuevo Secretario General, en su discurso, ha abogado por un partido nuevo, unido y de izquierdas, en donde no se descarta posibles acuerdos con la izquierda y con el centro derecha de Ciudadanos. Se inicia a todas luces, un nuevo modelo de oposición, al menos más duro en las formas, lo cual es un motivo más que preocupante para el Partido Popular, que en lugar de buscar un interlocutor distinto a Rajoy, intentará utilizar la palabra estabilidad, para defender su modelo actual.
La baronesa andaluza, por el contrario, ha evitado en su intervención nombrar al nuevo Secretario General, y ha preferido en su lugar, poner su cargo a disposición del partido, lo cual se ha interpretado como un gesto de resistencia, más que de la unidad anunciada previamente en sus intervenciones. Una actitud comprensible, si se tiene en cuenta que Díaz ha obtenido cinco mil votos menos de los avales que obtuvo, y dos mil votos menos en su feudo andaluz.
La victoria holgada de Sánchez, evitará una integración menos traumática que de haberse obtenido unos resultados similares, tal y como se pronosticaba. Asimismo, al ganar el sector renovador y crítico con las baronías, pierde su razón de ser una posible escisión en el partido, al menos en el corto plazo.
Es posible que la reelección de Sánchez, haga despuntar inicialmente al PSOE, y que recupere la pérdida de votos que en su día migró a otras fuerzas como Podemos y Ciudadanos. Habrá que estar atento a la evolución del voto del militante de izquierdas. Porque las decisiones unipersonales y estériles de sus líderes serán penalizadas y tenidas muy en cuenta. La izquierda vuelve a tener la oportunidad de unirse y de llegar a acuerdos.
De nada sirve que la militancia arrase, si sus líderes no están a la altura de las circunstancias. Ahora es el tiempo de los líderes, de la formación de sus equipos. Los militantes esperan que esta vez acierten. Por el bien de todos.
José Luis Meléndez. Madrid, 22 de mayo del 2017
Fuente de la imagen: Flickr.com
No hay comentarios:
Publicar un comentario