Hace unos días cayó en mis manos este libro, procedente de un expurgo. Es tan interesante y tan intenso, que he tenido que compaginar el libro que estoy a punto de terminar, con este otro que les presento.
El autor, Eleuterio Sánchez (apodado "El Lute" por la policía), narra en primera persona las torturas, vejaciones, y anécdotas que padeció en la cárcel, durante los años setenta, en la época del Franquismo. Un personaje al cual se criminalizó, y que curiosamente era más mucho más bueno que todos los que le custodiaban.
¿Quién no recuerda las hazañas de "El Lute", durante su infancia? En el barrio recuerdo que una vez corrió la noticia de que andaba por la zona, y que se le había visto al lado de un pozo, lo cual provocó cierto revuelo.
Pero no solo él sufrió como nadie puede imaginarse la tortura, el dolor, la humillación, el desconsuelo o el miedo. Lo cierto es que a los padres, al Régimen, y a la sociedad machista de entonces, les vino muy bien este personaje. Porque cuando los niños hacían una de las suyas, o las mujeres se retrasaban, se invocaba su nombre, y todo el mundo a las diez de la noche, estaba recogido en su casa. Esto era debido a que curiosamente, nadie salía a tranquilizar a los ciudadanos. Una psicosis creada artificialmente, para meter miedo a la gente. Una moda propia de entonces, y que al contrario que ahora, duraba los doce meses del año.
Si este libro lo leyese un preso de Guantánamo, es posible que le diera un subidon, porque no creo que este trato se dispense ahora mismo en los Estados Unidos. Me refiero a la era Obama, claro, porque el señor Trump, es posible que ya tenga pensada alguna de las suyas, especialmente con los presos inmigrantes.
Una historia espeluznante, pero un documento histórico, y a la vez un ejemplo de superación humana. Como diría José María García: "Impresionante documento". Pues nada, todas las noches, antes de dormir, en la cama, me leo unas páginas.
¿Que si tengo pesadillas? Pues la verdad, lo ignoro. Porque como duermo de un tirón, al día siguiente, no me acuerdo de ellas. Pero de lo que estoy seguro, es que nunca me olvidaré de los valores que tuvo y demostró en su día este hombre.
José Luis Meléndez. Madrid, 30 de enero del 2017
El autor, Eleuterio Sánchez (apodado "El Lute" por la policía), narra en primera persona las torturas, vejaciones, y anécdotas que padeció en la cárcel, durante los años setenta, en la época del Franquismo. Un personaje al cual se criminalizó, y que curiosamente era más mucho más bueno que todos los que le custodiaban.
¿Quién no recuerda las hazañas de "El Lute", durante su infancia? En el barrio recuerdo que una vez corrió la noticia de que andaba por la zona, y que se le había visto al lado de un pozo, lo cual provocó cierto revuelo.
Pero no solo él sufrió como nadie puede imaginarse la tortura, el dolor, la humillación, el desconsuelo o el miedo. Lo cierto es que a los padres, al Régimen, y a la sociedad machista de entonces, les vino muy bien este personaje. Porque cuando los niños hacían una de las suyas, o las mujeres se retrasaban, se invocaba su nombre, y todo el mundo a las diez de la noche, estaba recogido en su casa. Esto era debido a que curiosamente, nadie salía a tranquilizar a los ciudadanos. Una psicosis creada artificialmente, para meter miedo a la gente. Una moda propia de entonces, y que al contrario que ahora, duraba los doce meses del año.
Si este libro lo leyese un preso de Guantánamo, es posible que le diera un subidon, porque no creo que este trato se dispense ahora mismo en los Estados Unidos. Me refiero a la era Obama, claro, porque el señor Trump, es posible que ya tenga pensada alguna de las suyas, especialmente con los presos inmigrantes.
Una historia espeluznante, pero un documento histórico, y a la vez un ejemplo de superación humana. Como diría José María García: "Impresionante documento". Pues nada, todas las noches, antes de dormir, en la cama, me leo unas páginas.
¿Que si tengo pesadillas? Pues la verdad, lo ignoro. Porque como duermo de un tirón, al día siguiente, no me acuerdo de ellas. Pero de lo que estoy seguro, es que nunca me olvidaré de los valores que tuvo y demostró en su día este hombre.
José Luis Meléndez. Madrid, 30 de enero del 2017
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