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27 de abril de 2016

Ciudadanos felices

Países felices, ciudadanos felices

El 12 de julio del 2012, la Asamblea General de la ONU, decretó el 20 de marzo como Día Internacional de la Felicidad. Con la celebración de este día Naciones Unidas pretende poner de manifiesto la importancia del significado de este concepto universal. Se trata por lo tanto según sus palabras de "reconocer la relevancia de la felicidad, y el bienestar, como aspiraciones universales de los seres humanos, y la importancia de su inclusión, en las políticas de gobierno".

Como consecuencia de esta iniciativa, dicha organización publica desde entonces un exhaustivo informe titulado "World Happiness Report", en el cual aparecen reflejados, las valoraciones de los distintos países que han sido objeto de este estudio, en función de su grado de felicidad. El documento lo elabora la SDSN (Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible, o Sustainable Development Solutions Network), entidad adscrita a la ONU. Para medir un concepto tan abstracto como la felicidad, esta firma, tiene en cuenta en sus estudios, multitud de variables, como el Producto Interior Bruto de cada país, la esperanza y calidad de vida de sus ciudadanos, la libertad que estos tienen a la hora de tomar sus decisiones, su nivel de ingresos, el respaldo social por parte de las instituciones públicas, y la confianza o la generosidad, entre otros.

Ya en los años 60, dos meses antes de su asesinato, el 5 de junio de 1968, el senador estadounidense Robert Kennedy, pronunció las siguientes palabras: "El PIB no mide la salud de nuestros niños, la calidad de su educación, o el placer de sus juegos. No incluye la belleza de nuestra poesía, o la fortaleza de nuestros matrimonios. No mide nuestro conocimiento o nuestro coraje; tampoco nuestra sabiduría, o nuestro aprendizaje, ni nuestra compasión o devoción a nuestro país. El PIB mide todo excepto aquello que hace que la vida valga la pena vivirla".

Eran los años 60, pero Kennedy ya advirtió con estas palabras al mundo, que el PIB o valor monetario de los bienes y servicios finales, producidos por una economía, en un determinado periodo de tiempo (normalmente un año), no medía por sí solo la riqueza o el progreso real de una nación. Que en dicho dato no estaban incluidos valores como la justicia y la igualdad social, la libertad personal, la calidad de la sanidad o la educación, o el nivel moral y cultural de una sociedad. En otras palabras, venía a decir algo así como que la felicidad personal de cada uno de los individuos que forman cada país, no dependía de la "felicidad económica" o material de su nación, como actualmente se nos intenta hacer creer, sino que estaba formada más bien, por otra serie de valores no menos importantes que los exclusivamente económicos.

Algunos economistas, aducen que el dinero no da la felicidad, pero ayuda a conseguirla. Dicho de otro modo, que sin medidas económicas, que incentiven el consumo, no puede invertirse en otros sectores ajenos al mundo financiero. Recordemos las inyecciones de capital ingente, aún no satisfechas a los bancos, y los recortes y los desahucios a las personas por parte de algunos gobiernos. Conviene por lo tanto aclarar que el dinero por sí solo no da la felicidad ni ayuda a conseguirla. Es el hombre u homo politicus, el que según la disposición que hace del dinero público recaudado vía impuestos, a través de los ciudadanos, el que puede ayudarse a sí mismo y a los demás a ser más felices. Y si no preguntémonos: ¿por qué existen millonarios que no son felices, y que un día deciden dejarlo todo, e irse de este mundo? ¿Por qué existen países económicamente desarrollados, como veremos más adelante, que son más infelices que otros, con economías más subdesarrolladas? Por una sencilla razón: por sus políticas de inversión. Y es que un dólar adicional, aporta más felicidad a un pobre que a un rico.

Las políticas tienen por lo tanto la capacidad de repartir la felicidad entre unos pocos o una mayoría. Es decir tienen la capacidad de crear no solo la riqueza material, sino la felicidad espiritual de sus ciudadanos. Un buen político por lo tanto no solo sabe aumentar el PIB de su nación, sino el PIF (felicidad interior y personal), de la ciudadanía. Si el objetivo de la política es aumentar la felicidad, los responsables políticos, tendrán que evaluar sus opciones, adoptando un enfoque nuevo.

La RAE, define la felicidad como un estado de grata satisfacción espiritual y física. Desde hace unos años, algunos organismos internacionales vienen observando como determinados países ejercen un impacto negativo sobre el bienestar social de sus ciudadanos. Esto es debido a que dichas naciones aumentan el PIB de forma desigual, sin tener en consideración, los objetivos sociales y medioambientales. Por este motivo se intenta en la actualidad que todas las sociedades encaminen sus esfuerzos en aras de un equilibrio entre las políticas económicas, sociales y medioambientales, a través de un innovador concepto llamado desarrollo sostenible.

Una forma de detectar estos desequilibrios, es medir el grado de satisfacción de los ciudadanos repartidos a lo largo y a lo ancho del planeta. El último informe publicado en el año 2015, recoge los datos correspondientes a 2014. Según los resultados de dicho estudio, en una escala de 1 a 10, España ocupa el puesto 38, entre los 58 países más felices del mundo, por detrás de un gran número de países de Latinoamérica, como Costa Rica (puesto 12), Panamá(15), México(16), Venezuela(20), Brasil(24), Chile(28), Argentina(29), Colombia(35) o Uruguay(37).
Del mismo modo, y una vez analizados dichos resultados, se obtienen dos conclusiones significativas. Uno: que la mayor parte de la felicidad mundial, según los cinco primeros países finalistas, se concentra en el norte de Europa. Y dos: que al igual que España, varios países europeos como Francia(25), Luxemburgo(19), Bélgica(21), Reino Unido(22), o España(38), ocupan posiciones menos felices en relación a otros países, lo cual nos lleva a pensar, que algo no se está haciendo bien desde hace tiempo en el resto de Europa.
El estudio también incluye los cambios que han experimentado los países entre el periodo 2005-2007, y 2012-2014, donde España figura entre los peor parados, en el puesto 119, de un total de 125. En los últimos puestos figuran los países que más han visto perjudicados sus niveles de bienestar. Estos países son Italia(123), Egipto(124) y Grecia(125).

Según algunos hallazgos neurocientíficos, los circuitos neuronales, pueden ser moldeados por la experiencia y el aprendizaje. De esta forma la felicidad, y el bienestar, deben considerarse como habilidades que pueden ser mejorados a través del mismo. Dar prioridad al bienestar de los niños, es una de las formas más rentables de invertir en la felicidad futura del mundo. Los actuales enfoques económicos, restan importancia a las relaciones sociales positivas, caracterizadas por la confianza, la benevolencia, y la identidad social compartida, las cuales contribuyen de forma muy positiva en los resultados económicos, a la vez que son una fuente directa de felicidad.

Los autores de dicho informe, recomiendan realizar cambios en los mecanismos democráticos, así como transformar estas capacidades humanas en acciones pro sociales. La igualdad social y económica, se asocia con mayores niveles de capital social y de confianza generalizada, ya que todas las mediciones del bienestar, están muy influenciadas por la calidad de las normas sociales, y de las instituciones en las que se enmarcan.

El reto por lo tanto, es garantizar que las políticas se diseñen y se implementen de manera que puedan enriquecer el tejido social, así como enseñar el placer y el poder de la empatía a las generaciones actuales y futuras. No deberíamos tampoco extrañarnos e imaginarnos una Constitución que reconozca en el futuro, el derecho humano de la felicidad. Todavía queda mucho por hacer, como rebajar las tasas crecientes de suicidios. La vida humana, al contrario que la de un banco, no tiene precio. Una sociedad feliz, es el germen de un país más sano, longevo y competitivo.

¿Cuántas vidas humanas cuesta el rescate de un banco? Una buena pregunta para hacer a un político al que de verdad le importen los ciudadanos felices.

José Luis Meléndez. Madrid, 26 de abril del 2016.
*Fuente de la imagen: flickr.com

Fuentes consultadas: Periódico La Vanguardia:"Los 58 países más felices del mundo"(18/03/15:). Periódico El Mundo: "España en el puesto 36 de la lista de países más felices de la ONU"(24/4/15). El País semanal: "Los ciudadanos quieren saber si sus ciudadanos son felices"(10/04/16). Informe mundial sobre la felicidad 2015. Resumen de John Helliwell, Richard Layard, y Jeffrey Sachs.

17 de abril de 2016

La mujer ideal

Ojalá tus sentimientos sean tan auténticos, que no te permitan estar quieta un solo instante, y que un día te impulsen con la fuerza suficiente hacia mí

Has vuelto a llamarme con el agua. El tintineo de la lluvia en el suelo, me ha traído hasta esta ventana. He intentado una vez más adivinarte en el reflejo mojado y cristalino del suelo. He respirado de nuevo tu perfume de mujer desnuda, con esencias de romero, azahar y jazmín. De jacinto y de rosas. Desconozco tu nombre, aunque es posible que un día nos hayamos cruzado, o intercambiado alguna conversación. Tal vez compartamos la misma red social e incluso seamos amigos.

Miro como caen sin tocarse las gotas de agua. Están deseando llegar al suelo y fundirse en ese abrazo húmedo que les haga sentirse iguales, unidas y más grandes. Me pregunto desde esta nube de espera, o este punto muerto que nos separa (y del cual me siento más vivo que nunca), si el día de nuestro encuentro se fundirán igual nuestras almas sobre un suelo fértil, o un cristal de ilusiones.

Intento salir a buscarte. Quizás ya te hayas posado en la superficie de mi paraguas. Te hago un hueco a mi lado. Tu mano ha cogido mi brazo, y un escalofrío electrificado e indescriptible, ha recorrido todo mi cuerpo. Llegas con la mesura y la naturalidad de siempre. Golpeas sutilmente la ventana para anunciar tu llegada, y te escurres por la fachada de la casa, igual que una lágrima se desliza por tu mejilla, intentando disimular tus ansiados anhelos.

Espero que el amor no sea para ti ese juego y ese cuento, en el que el príncipe tiene el guion aburrido y sempiterno de conquistar a la princesa, mientras ésta espera la llegada de su supuesto amado. Ojalá tus sentimientos sean tan auténticos, que no te permitan estar quieta un solo instante, y que un día te impulsen con la fuerza suficiente hacia mí. Que no me seduzcas ni te engañes. Que no esté entre tus planes cerrar una operación financiera en la notaría del altar, ni un paraíso fiscal en esta tierra que habitas. Una sociedad tan limitada, en la que tú seas la administradora única de mi vida.

Que tampoco esté entre tus pretensiones contratar un depósito a nueve meses con liquidaciones mensuales y vitalicias. Que no llegues a ser mi capricho, y tengas los menos posibles. Que no suelas limpiarte la boca con billetes de cinco euros. Que tu corazón no sea hinchable ni desechable. Que sepas amar a un hombre, antes de hacer el amor con él. Que te guste dormir a su lado, sin vivir pegado a él. Que cuando llores, no abras la boca de cocodrilo. Que no me pagues con sexo, y sí con la sinceridad y la fidelidad de tus palabras.

Que tengas demasiado corazón para más de una persona, y la justa pasión para una sola. Que no se te acabe el amor, cuando no haya monedas. Que no me castigues con tu indiferencia. Que sepas lo que quieres antes de amar. Que disfrutemos de la amistad, antes del matrimonio. Que sepas controlar tus impulsos, antes de corregir mis acciones. Que no te enamores de mí, cada vez que te doy la razón. Que antes de reír, hayamos llorado. Que antes de conquistarme, te hayas vencido a ti misma. Que sepas nadar en el silencio, sin ahogarte en tus propias palabras. Que respetes el tiempo, la energía, y el espacio ajeno, como una de las más preciadas reservas naturales.

Que tus sentimientos sean más reales que tus instintos. Que tus principios sean más nobles que tus deseos. Que tu alma pese lo mismo que tu corazón. Que tu personalidad sea más bella que tu cuerpo. Que sepas ver en un animal, los ojos de un niño. Que seas sencilla en las formas, y profunda de pensamiento. Que valgas más por lo que seas, que por lo que tengas. Que seas lo suficientemente sincera, para llevar la contraria a la vida. Que sepas estar sola y acompañada.

Que sepas caminar más tiempo a mi lado, que delante mía. Que seas tan deportista, que tengas el fondo suficiente para andar juntos hasta la meta final de la vida. Que sepas sincronizar la respiración en los momentos difíciles. Que no confundas las tonterías con la locura. Que viajes más con la mente, que con el cuerpo. Que te maquilles más por dentro que por fuera. Que te desnudes más con el alma que con el cuerpo.

Que hables más contigo, que con los demás. Que te gusten más las plantas que las flores. Que seas más persona que mujer. Más compañera que amiga. Que tengas más escucha que oído. Que hables poco y te comuniques mucho. Que hables más con tu cuerpo que con tu boca. Que trabajes más por vocación que por necesidad. Que no te canses de repetir tu nombre y el mío. Que esta vez seas tú la mujer ideal, que se atreva a susurrarme al oído, quédate siempre conmigo.

José Luis Meléndez. Madrid, 16 de Abril del 2016
Fuentes de las imágenes: flickr.com

9 de abril de 2016

Morir después de matar

Nuestra relación con las flores no demuestran lo que sentimos, pero sí lo que somos

Han llegado a casa estas flores. Afortunadamente no soy su destinatario. Me encontraba tumbado en el sofá, y su fragancia me ha hecho levantarme. Dentro de unas horas se marchitarán. No me gustan los ramos de flores, pero me fascina la relación con las plantas. Nunca he entendido si es un rasgo de superioridad humana, con respecto a las otras especies, cortar flores para demostrar nuestros sentimientos, teniendo como tenemos una materia prima tan rica como es el lenguaje, y sus distintas formas de comunicación como pueden ser las cartas, los poemas, la música, un buen plato cocinado, un momento especial, o cualquiera de las múltiples opciones que tenemos a nuestra disposición.

No nos vale ni nos conformamos con los distintos obsequios que nos ofrece la sociedad de consumo. Regalar flores, deben pensar algunos, que purifica los sentimientos y los hace más nobles. Desconfío de quién regala flores por su escasa sensibilidad, por su falta de amor y de respeto con la naturaleza. ¡Qué forma más monótona, insípida, cruel y tortuosa de enmudecer uno, y de regalar matando! "Decírselo vosotras a su destinatario" (y hacerlo así, aunque sea heridas de muerte), venimos a decirles con este gesto externo y a la vez autista. Nos dejamos llevar por los colores y los olores, y llegamos a pensar que hasta nos agradecen que las tengamos en casa y las metamos en un jarro de agua, para que se prolongue su agonía.

"El verdadero lenguaje nuestro, está en nuestra planta"

Quién diría que sufren y que agonizan, lejos de su familia, de su tierra, del aire y del agua que un día les dio la vida. Veintiún siglos de maltrato animal y vegetal. Suma y sigue. Animales y plantas decapitados y ofrecidos como sacrificios en los altares de la moral más rancia y cutre. Las plantas han sido cortadas desde tiempos ancestrales y sacrificadas para que hablen ellas cuando el hombre no se atreve o no sabe cómo decir o explicar un sentimiento. ¡Cuántas flores envenenadas se habrán cortado como consecuencia de sentimientos falsos e hipócritas! No, las flores no demuestran lo que sentimos, pero sí lo que somos.

No encuentro mejor gesto que inmortalizar este momento, en el cual he llegado a entender su último lenguaje en un jarro de agua: "tú que sabes y puedes, explícale a los tuyos nuestro sufrimiento y su tortura", han venido a decirme con sus últimas exhalaciones: "¿Cómo os sentiríais vosotros si os cortasen vuestro órgano más bello, y os encarcelasen en una celda, con miembros de otros países (especies en nuestro caso), durante cuatro días con los pies mojados? ¿Sabríais ser igual de agradecidos que nosotras?, ¿Sabríais morir después de ser matados?, ¿compartiríais con vuestros asesinos, esos últimos y agonizantes momentos vuestros, con la mejor expresión de vosotros mismos? ¿Os atreveríais a mirarle con el mismo respeto que lo hacemos nosotras?"

"Tened claro una cosa: nuestro verdadero lenguaje, no está en vuestras manos, ni en vuestras casas, en vuestros hospitales, ni en vuestros cementerios. Sólo lo está en nuestra planta. Lo demás son imaginaciones vuestras. Ahora que lo sabéis y sois conscientes de vuestros actos, la próxima vez que recibáis de esta forma a un miembro de nuestra especie, no podréis evitar ser perseguidos por vuestro propio espectro, y vuestro respectivo karma".

José Luis Meléndez. Madrid, 9 de abril del 2016

4 de abril de 2016

El amor verdadero

Algunos influenciados por la cultura y las generaciones de antaño, prefieren otorgarle al amor verdadero un carácter eterno

Va a hacer tres años, desde que aquel sábado, después de ponerme en contacto con el organizador del encuentro, decidí asistir a varias reuniones de grupo, en la que se debatía todos los fines de semana sobre el mismo tema, es decir, sobre el amor verdadero. El ponente y líder de dicho grupo, después de exponer algunas ideas sobre el tema, solía cerrarlo (aún continúa el grupo, y sigo recibiendo invitaciones), con lo que él consideraba que era el concepto del amor verdadero. A continuación procedía a abrir el debate a los demás miembros que reunidos en círculo, iban exponiendo sus opiniones. Según él, dicha definición, quedaría resumida en los siguientes términos: "el amor verdadero es una fuerza emocional que une al sujeto amante con el sujeto amado, con el propósito de hacer crecer a este, respetando su propia naturaleza".

La definición suena tan bien, y está tan bien expuesta, que si uno no la analizara, terminaría creyéndose a pies juntillas dicha afirmación. De entrada excluye el amor propio, ya que según la definición, son necesarios dos actores como son el amante y el amado. En segundo término excluye la reciprocidad de dicho sentimiento, y en tercer lugar, cae en una cierta contradicción, ya que cuando uno intenta hacer crecer a la otra persona, está influyendo en su propia naturaleza. Máxime si tenemos en cuenta que el proceso de crecimiento interior, es una evolución libre y personal, que debe partir del propio individuo.

Mientras que la psicología ha defendido a lo largo de su historia el amor a uno mismo, como fundamento de la autoestima, las distintas religiones milenarias, han proclamado y aun en nuestros días siguen defendiendo el amor al prójimo, antes que enseñarnos a darnos a nosotros mismos. Un mal comienzo para establecer auténticas relaciones personales. Pero no sólo eso, todos recordamos como de pequeños, se nos ha educado de manera exclusiva y con especial hincapié en algunos tipos de amor como es el amor a la familia, a Dios, a la pareja, de manera muy especial este, en el caso de las mujeres. El amor a los amigos, a los compañeros de trabajo, a las ideas o más grandes principios, incluso a la nación, la sociedad, la naturaleza, o el amor a todos los seres del universo, han brillado por su ausencia.

No es de extrañar por lo tanto que cuando uno diga que ama a su mascota, a uno poco menos que lo tomen por loco. En otras palabras, se nos viene a decir que para estar enamorado, uno solo puede estarlo de una persona, y si es del sexo contrario, pues más auténtico, y mejor que mejor. Esta limitación de los sentimientos y del amor desde la más tierna infancia, constituye una clara contradicción a lo que se considera desde siempre, un amor sino verdadero, al menos auténtico.

A la mujer se la ha educado en la teoría de que para despertar su instinto maternal poco menos que tenía que casarse y tener hijos, para que la naturaleza obrase el resto. Que se lo digan hoy a todas esas mujeres solteras o voluntarias que dedican su tiempo bien de forma parcial, o de una forma comprometida a cuidar de sus mascotas, si no se sienten más realizadas que muchas madres. Si no sienten como parte de ellas esas criaturas encantadoras que al contrario de los hijos conservan de por vida su inocencia. O a esas madres y padres separados y sin hijos que ven como sus mascotas desempeñan en sus vidas el papel de hijos, fieles e incondicionales amigos, y amantes espirituales con los cuales es hoy en día convivir durante más años, que con una pareja. De esta manera vemos como un cuento mal contado en la infancia, puede convertirse en una historia dramática en la edad adulta.

¿No será la pareja tradicional para algunos un invento del sistema para tener un mejor y mayor control sobre los individuos?, ¿No es más fácil controlar a miles de grupos, que a millones de personas, cada una de ellas con su respectiva individualidad?, ¿Por qué cada vez vamos hacia un mundo más globalizado, y con menos libertades?, ¿Por qué se bendicen institucionalmente tantos "amores verdaderos"?, ¿Qué parte de responsabilidad debería de asumir los representantes de la sociedad por estas víctimas del amor?, ¿Acuden libremente y/o en plenas facultades mentales al altar o al juzgado los cónyuges o más bien en un estado alterado de conciencia?

Para intentar definir el amor verdadero, tenemos previamente que definir o al menos tener claros los dos conceptos por los cuales está formado este doble término. El concepto de amor, lo define la RAE, como un conjunto de sentimientos que ligan una persona a otra, o bien a las cosas, ideas, etcétera. El concepto de verdad, hace alusión a la conformidad de las cosas con el concepto que de ellas tiene la mente. Como vemos, mientras que el amor hace referencia a los sentimientos, la verdad lo hace a la mente.

¿Es posible definir un doble término como este tan ambiguo, y contradictorio? ¿Qué tiene más fuerza, un sentimiento o una idea? Si nos atenemos a las definiciones anteriores observamos que en última instancia es la mente, quien decide sobre el corazón si un amor es verdadero o no. Aunque el amor cuando llega, lo hace de forma imprevista, lo cierto es que uno si no quiere, y está a la defensiva, evitará a toda costa el amor. Es decir de nuevo la idea preconcebida puede parar de forma consciente el amor. Algunos sin embargo, influenciados por la cultura y las generaciones de antaño, prefieren otorgarle al amor verdadero un carácter eterno. Algo discutible porque un amor auténtico no se basa en la duración, sino en la calidad de sus sentimientos.

Hace unos días por fin encontré algunas citas que podrían definir perfectamente lo que es el amor verdadero. La cita anónima (agárrense), dice lo siguiente: "El amor verdadero es cuando alguien acepta tu pasado sin juzgarte, tu presente sin cambiarte, y tu futuro sin limitarte". La frase además de ser de una profundidad sin igual, explica el por qué muchas parejas de hoy en día fracasan. Unos en lugar de cambiarse y renovarse a sí mismos y por ende a la pareja, ven en la pareja una oportunidad para ejercer el control sobre el otro. Y una vez que lo han cambiado, incapaces de sorprenderse a sí mismas, se otorgan todavía la osadía de la echar la culpa de "su" fracaso matrimonial a la otra parte.

Alejandro Jodorowsky, artista, escritor, director teatral, guionista, compositor, y dibujante chileno, va más lejos y explica este profundo sentimiento de una forma si se quiere más simple: "Amor es lo que tenemos mi gato y yo: ¡no nos pedimos nada, y ni él quiere cambiarme, ni yo a él! Eso es el amor: estar contento con la existencia del otro, simplemente. No esperar nada de él". Pero existe otra forma quizás más sencilla de definir el verdadero amor, como es la de invertir el orden de sus palabras. Entonces entenderemos, que la verdad del amor, es que nace, envejece y muere, y también está sujeto a las leyes de la naturaleza. Y a los ciclos de la vida.

José Luis Meléndez. Madrid, 4 de Abril del 2016

Fuente de la imagen: Flickr.com